La producción de leche en los tambos es la más baja en los últimos 17 años

El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) realizó un análisis de la producción ganadera y en los tambos al primer semestre del año. Baja del consumo y apertura exportadora, modelo copiado del menemismo. 

16 de agosto, 2024 | 00.05

La producción agropecuaria está en crisis y no solo por la baja de los precios internacionales de los principales productos exportables, como la soja. La caída de la producción de leche acumulada al primer semestre del año fue de 12,6%, el peor registro en los últimos 17 años. Así se desprende de un informe elaborado por Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA). En el caso de la faena de carne vacuna, la caída semestral fue de 22%. La explicación de tamaña debacle hay que buscarla en la ejecución del programa de ajuste de La Libertad Avanza.

En la actualidad, cientos de miles de familias dejaron de consumir estos alimentos, incluido más de un millón de niños que deben saltearse una comida al día. La destrucción del mercado interno ocurre al mismo tiempo en que aumentan las exportaciones de carne y leche. Así y todo, ingresaron menos divisas como consecuencia de la baja de los precios internacionales.

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Mala leche

El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) elaboró una serie de informes sobre la producción ganadera, de productos lácteos y sobre la industrialización del maíz. Los trabajos fueron coordinados por Javier Preciado Patiño, titular de RIA Consultora y José María “Cacho” Romero, ex secretario de carnes en la última gestión de Julián Domínguez (FdT).

Un punto de comparación para dimensionar la crisis productiva del sector debería ser la sequía del año pasado. En junio de 2023 se habían producido 906,2 millones de litros de leche contra los 841,5 millones de este año. La caída de la producción interanual para el sexto mes del año fue de 7,7%. En el acumulado semestral, salieron de los tambos 4.567 millones de litros contra los 5.223 millones de litros de 2023, una merma de 12,6%.

“La producción del primer semestre del 2024 es la más baja en valores absolutos de los últimos 17 años y la más baja por habitante que se tenga registro”, especificó Romero.

El modelo de Milei se basa en la destrucción del mercado interno para liberar a las fuerzas productiva exportadoras. Una reprimarización absoluta de la economía local. Las ventas al exterior aumentaron un 13%. Así y todo, el ministro Luis Caputo sigue enfrentándose al mismo dilema: la falta de divisas. El contexto internacional empujó todos los precios agrícolas a la baja. Según destacó IDAA, las divisas ingresadas por ventas al exterior de los productos lácteos cayeron un 2,4% en el primer semestre.

“Los argentinos van a sufrir”, había vaticinado Caputo al inicio de su gestión. Las familias dejaron de comprar productos lácteos ante la licuación de sus ingresos. El hambre como política de Estado.

El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) registró, en el primer semestre del año, una caída de las ventas de las leches no refrigeradas en el orden del 18,5%; las ventas en leches refrigeradas cayeron otro 12,2%; mientras que las ventas de leche en polvo entera o semidescremada se derrumbaron un 38%.

Las vaquitas son ajenas

La faena de ganado vacuno de junio resultó un 22% menor en relación al mismo mes del año pasado y la producción de carne cayó otro 22% interanual. En el primer semestre, la caída acumulada fue de un 10,6%.

La lógica se repite. El descenso de la producción para consumo interno tiene su correlato opuesto en las exportaciones. “En el primer semestre del año se exportaron unas 454.712 toneladas de las 1,5 millones producidas, de modo tal que la exportación representó el 30,5% del destino de nuestra producción. Estos volúmenes sólo pueden explicarse por la histórica caída del consumo interno ya que la faena y la producción de carne cayeron significativamente en el mismo período”, explicó Romero en diálogo con El Destape.

Las exportaciones acumulan en el semestre un 12% en volumen y tan solo un 0,1% en divisas ya que los precios sufrieron una baja del 10,7%. Cae la producción en los campos, pero se liberalizaron las exportaciones, con una baja de las retenciones para compensarles a los frigoríficos la caída de los valores internacionales.

“Las vaquitas siguen siendo ajenas”. Mientras tanto, quedan las penas: el consumo de carne en junio cayó un 30% respecto de igual mes del año anterior y ya acumula en el primer semestre un 18% de caída. 

Industrialización del maíz

Todo tiene que ver con todo. En mayo se registró una caída interanual de la industrialización de maíz para consumo interno de 12%. En los primeros cinco meses del año, el descenso llegó al 11%. El maíz se utiliza como forraje para la ganadería y en los tambos.

“El retroceso en la transformación fronteras adentro del maíz se da en todos los sectores, desde la elaboración de alimento balanceado, a la molienda seca, pasando por la molienda húmeda y la producción de bioetanol. La menor industrialización no sería ajena a la problemática que viven sectores de la proteína animal, que tienen al maíz como base de su alimentación”, explicó Preciado Patiño.

Según los datos difundidos por la Secretaría de Energía, la producción de bioetanol a partir de maíz cayó otro 11% en los primeros cuatro meses del año, mientras que las ventas cayeron 13 por ciento.

Ideología

El Gobierno nacional apuesta a que toda la producción agropecuaria tenga destino de exportación sin importarle demasiado la suerte del mercado interno, ni las millones de personas que ya dejaron de comer carne o tomar un vaso de leche.

Por su parte, la dirigencia rural nucleada en la Mesa de Enlace exhibe su exceso de ideología, tal como se apreció en la última exposición ganadera organizada por la Sociedad Rural. No tienen problemas en aplaudir un rumbo económico que, más temprano que tarde, también dejará del otro lado del alambrado a miles de productores de todo el país, tal como ocurrió en la década menemista.

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