La Bolsa de Cereales estimó este martes una producción para la campaña fina 2023/24 de 18 millones de toneladas para el trigo y 5 millones para la cebada, con incrementos interanuales del 45 y 32 por ciento respectivamente. Las proyecciones fueron dadas a conocer por la jefa de Estimaciones Agrícolas de la entidad, Cecilia Conde, quien también precisó que la superficie sembrada se prevé de 6,3 millones de hectáreas para el trigo (3 por ciento más que en la campaña anterior) y de 1,3 millón para la cebada, sin variación en relación con la campaña 2022/23.
Conde disertó en el seminario sobre perspectivas agropecuarias "Agrotendencias 2023", organizado por la Federación de Acopiadores de Granos en la sede de la Bolsa de Cereales. La especialista advirtió sobre las diferencias entre las zonas agrícolas en cuanto a las perspectivas climáticas, con mejores condiciones hídricas en la zona sur (Sur la de la provincia de Buenos Aires) y con problemas más severos en la Centro-Oeste (La Pampa, oeste de Buenos Aires y sur de Córdoba).
Por su parte, en la región Centro-Este (Entre Ríos, Santa Fe, norte de Buenos Aires y sudoeste de Córdoba), Conde adelantó que "el productor va a sembrar con el área justa", y que "será crucial lo que suceda en los próximos 15 a 30 días con las precipitaciones". Al respecto, señaló que "a un mes de iniciar la siembra, los productores están indecisos en cuanto a qué sembrar", una decisión que, sostuvo, "dependerá de los márgenes y de la ventaja agronómica" que surja de comparar la combinación de trigo con soja o de cebada con la oleaginosa.
De todos modos, el informe anticipa que la campaña agrícola fina de trigo y cebada va a "hacer sufrir" a los productores desde el punto de vista climático y, si bien "la potencialidad" para recuperarse está presente, se transitará "en el límite".
Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología de la Bolsa de Cereales, señaló, al disertar en el seminario sobre "agrotendencias" que organiza la Federación de Acopiadores en la sede de la Bolsa, que "no va a ser un año inundante" y que las expectativas por la llegada de El Niño son exageradas, ya que se tratará de "un niñito" que, si bien mejorará la situación respecto de la actual sequía, no será un cambio contundente.
"Para los próximos 15 años tendremos que aprender a trabajar con climas como éste y trabajando bien se pueden hacer muchas cosas pero, si seguimos esperando años con excesos hídricos, nos vamos a quedar con las ganas", aseguró el especialista.
Sierra destacó que en la costa del Pacífico, a la altura de Perú y Ecuador, la temperatura del océano aumentó dos grados, lo que significa que "el famoso Niño está", pero señaló que, a su vez, sus efectos serán neutralizados por las temperaturas del océano antártico, donde, señaló, "el frío juega en contra". En consecuencia, anticipó que lo que se viene para la campaña fina "no va a ser un Niño inundante" y agregó: "Podrá serlo en febrero o marzo (de 2024), pero no ahora".
En un repaso de la situación pronosticada para los próximos meses, indicó que, en junio próximo, "llega la caballería" y mejorará las condiciones de humedad, pero "no es el Niño inundante" sino "un Niñito". Luego de un julio en el que "se mantiene la humedad", Sierra remarcó que, de acuerdo con las previsiones meteorológicas, agostó será "el primer mes en el que más o menos habrá agua en todas partes". "La campaña fina nos va a hacer sufrir; la potencialidad está, pero vamos a estar en el límite", concluyó el especialista.