Incipiente paz cambiaria: la brecha cayó un 40% el último mes

Superada la corrida, ganan fuerzas otras estrategias no económicas para desestabilizar. Sin embargo, el Gobierno aún debe solucionar un frente clave: la acumulación de reservas.

30 de agosto, 2022 | 00.05

Luego de dos meses de intensa corrida cambiaria, fogoneada por declaraciones de ex funcionarios macristas respecto de la insostenibilidad de la deuda en pesos, la presión se cortó a fines de julio y desde entonces la brecha de precios entre el dólar oficial y los financieros se contrajo un 40 por ciento. La reducción se dio a partir de una suba en el piso de la cotización oficial de 5 por ciento, mientras que las variantes paralelas se desplomaron hasta un 14 por ciento. En consecuencia, los títulos públicos, en su mayoría vinculados con la operatoria de dólar Bolsa o contado con liquidación, recuperaron hasta más de 20 por ciento en cuatro semanas y la capitalización bursátil de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street, como YPF, subieron hasta más de 60 por ciento.

La incipiente paz cambiaria motivó nuevos movimientos de la oposición para desestabilizar desde lo financiero, en un fin de semana en que lo político mostró una clara desesperación del ala más dura vinculada a Juntos por el Cambio frente a una economía que podría estabilizarse en el mediano plazo y alejarlos de la contienda electoral del 2023. La maniobra de tenazas de la oposición incluye la pata política, a partir de la persecución judicial de los principales referentes del oficialismo, y la económica, con pronósticos de cesación de pagos de la deuda o saltos bruscos del tipo de cambio.

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A principio de junio, en momentos en que la vicepresidenta Cristina Fernández comenzaba a instalarse como la alternativa más clara de cara al año próximo para las elecciones presidenciales, se conoció un informe de la consultora Empiria, dirigida por el ex ministro de Economía de Cambiemos Hernán Lacunza, en el "que se consideraba la posibilidad de una reestructuración" de la deuda con vencimiento en 2024. El objetivo fue instalar la idea de que si vuelve a ser Gobierno, Juntos por el Cambio defaulteará la deuda en pesos, como hizo cuando fue titular del Palacio de Hacienda de la administración Cambiemos.

Apuntar a dos frentes

La carrera contra el peso se intensificó luego cuando Martín Guzmán abandonó el puesto de ministro de Economía durante un fin de semana. sin aviso y a través de las redes sociales. Los dólares paralelos se dispararon y la brecha superó el 150 por ciento. La posta la tomó la ex ministra Silvina Batakis, quien estuvo tres semanas en el cargo hasta dejar su puesto para una reestructuración del equipo económico que pasó a liderar Sergio Massa. En ese lapso la brecha se mantuvo en sus máximos históricos. 

Massa realizó una serie de anuncios de austeridad fiscal, refinanciación de pasivos y suba de tasas de interés por encima de la inflación, algo que pedía el ala más ortodoxa de la oposición. Los anuncios permitieron calmar las expectativas de devaluación y, tres semanas después de cierta estabilidad cambiaria, volvieron con la persecución a Cristina Fernández, cuyo pragmatismo en materia económica descolocó a propios y ajenos. Pero esta vez, también se buscó aprovechar la turbulencia política y social para dar un nuevo golpe financiero. 

A través de su cuenta de Twitter, el economista Fernando Marull, funcionario del ex ministro de Economía macrista Nicolás Dujovne, adelantaba un "Plan Secreto de Rubinstein (viceministro de Economía): el jueves próximo, 1 de septiembre, a las 10.01, el dólar oficial subirá 50 por ciento. a cerca de 200 pesos". "Se viene una semana picante en el mercado", señaló el informe. A través de un audio a allegados, clientes y algunos periodistas, Gabriel Rubinstein salió a desmentir esa decisión. "No hay devaluación inminente (...) Es una operación que se están dando de varios frentes (...) Les aseguro 100 por ciento que no va haber una devaluación", es parte del audio.

Por su parte, el sector agropecuario denuncia que el diálogo con el Gobierno está roto y, a pesar de contar con una cosecha récord, cierra agosto con un nivel mínimo de liquidación de su cosecha, la cual continúa en silobolsas. A pesar de las distintas alternativas que se les presentó a los chacareros --y se siguen ofreciendo--, la respuesta es siempre la misma: el problema es la brecha cambiaria y se requiere devaluar o eliminar las retenciones al sector. La presión es sobre este último punto, dado que la brecha logró reducirse fuertemente desde los anuncios de Massa. 

Desandar la corrida

Desde el 27 de julio, fecha en que se conoció el paquete de medidas económicas del ex presidente de la Cámara de Diputados, la brecha entre el tipo de cambio oficial mayorista (al que acceden empresas vinculadas con el comercio exterior) y el financiero (MEP o Bolsa) pasó de 146,9 por ciento a 106,4 por ciento, mientras que si se lo coteja con el contado con liquidación, pasó de 159,3 por ciento el 27 de julio a 112,4 por ciento este lunes 29 de agosto. 


La reducción tuvo dos frentes. Por un lado se mantuvo una aceleración en el ritmo de devaluación del oficial, que en los último 30 días ascendió al 5 por ciento, pasando el mayorista de 130,91 a 137,70 pesos (o el oficial minorista de 137,25 a 144,25 pesos); mientras el MEP bajó 12 por ciento, de 323,24 a 284,28 pesos, y el contado con liquidación se desplomó 14 por ciento en cuatro semanas, de 339,40 a 292,53 pesos. En el caso del blue, la caída fue de 10 por ciento, de 326 a 292 pesos. Pese a esta baja, la demanda de divisas se mantuvo y la liquidación de los sojeros continuó brillando por su ausencia, lo que complicó la acumulación de reservas. La apuesta de Massa es conseguir dólares frescos que apuntalen la posición de reservas del Banco Central.

La caída de la brecha impactó de plano en las cotización de los bonos argentinos, muy castigados por la intermediación financiera que se utiliza para dolarizar cartera. Los papeles utilizados para esta operatoria cayeron hasta más de 20 por ciento: la cotización del AL30D en dólares aumentó de 19,15 a 21,95 (15 por ciento); el AL35D, de 18,92 a  23 (22 por ciento); el GD30D,  21,50 a 24,95 (16 por ciento); el GD35D, de 20,50 a 24,20 (18 por ciento) y el GD38D, de 26,80 a 31 (16 por ciento). También mejoró el perfil de las empresas argentinas que cotizan a través de ADRs en Nueva York. YPF pasó de cotizar 3,35 dólares a 5,51 en un mes (64 por ciento); el Galicia, de 6,82 a 8,74 (28 por ciento); Transportadora Gas del Sur, de 5,20 a 7,15 (38 por ciento) y Edenor, de 4,66 a 6,44 (38 por ciento).


Si bien la situación económica sigue siendo delicada y se aguarda por una política de ingresos más agresiva para que los hogares recuperen poder de compra frente a la inflación que generó la corrida, la paz cambiaria incomoda a una oposición que busca atizar el caos político, social y económico. 

La clave son las reservas

La clave en el corto plazo, para mantener la paz cambiaria, pasará por conseguir dólares frescos que eviten acelerar el ritmo devaluatorio. La semana próxima Massa iniciará un raid de reuniones con empresarios, funcionarios del gobierno estadounidense y autoridades del Fondo Monetario, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Con estos dos últimos buscará acelerar desembolsos de prestamos destinados a infraestructura y proyectos productivos, que permitirían compensar la poda presupuestaria que hizo sobre los gastos capital y corrientes. 

La posibilidad de que se aceleren esos desembolsos, como los de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco Mundial --a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF)--, que suelen tener destinos específicos, permitirá el ingreso de dólares a las reservas; pero además serán, luego de pasados a pesos, fondos frescos que podrán destinarse a grandes obras públicas de infraestructura, que hoy corren riesgo de frenarse. 

“El eje central del viaje será la atracción de inversiones en sectores de la economía real, con el propósito de generar puestos de trabajo e ingresos fiscales”, informó el equipo de comunicación del Palacio de Hacienda. El foco de los nuevos créditos serán para inversiones en sectores vinculados a energía, gas, agroindustria, proteínas, servicios basados en el conocimiento, minoría e ingreso de divisas por turismo receptivo.

En julio, el Banco Central vendió en el mercado de cambios 1580 millones de dólares a las entidades financieras y sus clientes, quienes compraron 740 millones y 870 millones respectivamente. Además, efectuó pagos netos a través del Sistema de Pagos de Moneda Local por 30 millones de dólares. Las “personas humanas” compraron de forma neta 688 millones de dólares, básicamente para atender gastos efectuados con tarjetas por consumos con proveedores no residentes y para atesoramiento. Por su parte, la cuenta corriente cambiaria, que comprende los flujos netos por exportaciones netas de bienes y servicios e ingreso primario y secundario, registró un déficit de 1302 millones de dólares. 

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