"La siderurgia en los últimos dos años y medio multiplicó sus precios por tres. Se suele afirmar que es un sector que le pega la inflación mundial y mueve los precios en función del tipo de cambio. Pero si se toma en cuenta la suba de los insumos importados que utiliza esa actividad y le sumas la variación del tipo de cambio, los precios debieron multiplicarse por 2,5 y no por 3. Es decir, no solo trasladaron la variación de precios y del tipo de cambio a la totalidad del producto final sino que lo hicieron con creces. Eso permitió que Techint aumentara su rentabilidad de estar en torno al 10 por ciento sobre ventas en 2019 al 42 por ciento actual. Y, como es un insumo difundido, te pegó en todos sectores de la producción (construcción, automotriz y maquinaria). Este sector no necesita devaluación para ser competitivo. El aceitero tampoco", relata en diálogo con El Destape Pablo Manzanelli, investigador del Centro de Formación (CIFRA) y del área de Economía y Tecnología del FLACSO.
El análisis de Manzanelli es parte de su actual investigación y permite darle un marco a las distintas propuestas vertidas en este nota para delinear una estrategia que reduzca la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, que distorsiona la actividad económica y presiona sobre los precios. La brecha cambiaria es claramente uno de los principales desequilibrios que enfrenta la economía argentina. Ese diferencial, que se disparó a máximos en cuatro décadas luego de que Martín Guzmán abandonara intempestivamente su puesto de ministro de Economía, desincentiva la liquidación de divisas y adelanta la demanda de importaciones.
La brecha frena el crecimiento por la restricción externa y reduce la productividad de la economía. El dólar paralelo pasó de 235 pesos para la venta a principios de julio hasta un pico de 328 pesos el día 22 (suba del 40 por ciento), para terminar el mes en 286 pesos. La brecha es la diferencia entre el dólar oficial al que pueden acceder los importadores para comprar sus productos (también llamado mayorista) y las cotizaciones paralelas, como el blue, el Contado con Liquidación y el MEP (o Bolsa). El aumento en la brecha suele responder a desequilibrios financieros, exceso de liquidez de algunos actores económicos que buscan dolarizarse y a operaciones especulativas. “La brecha del orden del 100 por ciento sigue siendo uno de los principales problemas a resolver en materia cambiaria: la misma refleja la incertidumbre a corto y mediano plazo, potenciando las expectativas de devaluación y la consecuente demanda de divisas para cobertura”, señala un informe de la consultora Ecolatina.
Formalizar un esquema de tipos de cambios múltiples, un Bono "Vaca Muerta" para captar ahorro en pesos y quitarle presión al billete verde, discutir el consumo de energía para evitar continuar con altos niveles de importación de energía, ser más fino en el control de los precios, crear incentivos (subir la tasa de interés para que sea real en términos positivos respecto a la inflación) para el ahorro, estableciendo destinos mecanismos de detección de operaciones fraudulentas en el mercado, efectiva sanción sobre los que delinquen y, obviamente, acumular reservas, son medidas e instrumentos que destacan especialistas consultados por El Destape para reducir la brecha cambiaria y evitar una devaluación.
"La posibilidad de hacer un esquema de tipos de cambios múltiples más formal podría colaborar pero no soluciona el problema actual, a menos que se haga en el marco de favorecer a sectores de alta productividad y sean exportadores, como se hizo con 'dólar soja' ahora pero de forma más formal. Así se puede tener más dólares y resolver un poco el tema de reservas, pero a costa de un aumento de precios y de la ganancia de un sector que ya tiene resultados muy positivos", señala Manzanelli. El investigador considera que una medida de aplicación inmediata podría darse en el sector turismo. "Eso sí serviría en el actual contexto. Consolidar algún esquema que permita que los turistas que entren al país liquiden los dólares en el segmento formal", asegura.
"Sin embargo, el problema ahora es otro. El tema es que los exportadores, en este contexto, no quieren vender porque no saben qué hacer con los pesos. Ahí, la salida facil es la que está intentando el Banco Central, que es subir la tasa de interés. Como alternativa, creo que habría que hacer que es sacar un bono atado a la producción de una riqueza natural, que principalmente sería como un Bono "Vaca Muerta", con una alta tasa de interés que permita que sea atractiva para estos sectores, con un retorno sobre esa riqueza natural y direccionar esos recursos a la producción. Tiene que ser una tasa de interés que compita con el sector financiero. En esta coyuntura tan complicada, esto te permitiría utilizar herramientas heterodoxas para ir resolviendo un tema que requiere muchos abordajes", asegura el investigador de CIFRA.
"Una vez captado parte de esos pesos, se puede aplicar tipos de camios diferenciados. El tema de hacerlo ahora es que lo haces en una situación muy defensiva, en la cual le vas a dar más tipo de cambio a quien no lo necesita y haces lo contrario con los sectores industriales que necesitan protección. Lo haría entonces en el marco de una estrategia industrial", explica Manzanelli. "Y, sobre todo, ser más fino en el control de los precios", agrega el sociólogo.
Para Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la clave es conseguir dólares. "Si no se consiguen dólares, no hay opción", asegura el economista. "En cuanto al tema inflacionario, lo que se ve es que ya hubo un efecto precios sin la devaluación. Ahora es seguro que si hubiera una devaluación se iría a precios; con lo cual, no hay mucho para hacer", explicó a este medio.
El titular del CEPA recuerda que actualmente el "ritmo de devaluación mensual se ubica en torno al 5 por ciento, con lo que se hace imposible pensar en una inflación del 3 por ciento". "Eventualmente me puedo apreciar si tengo dólares; si no, es imposible. Si tengo dólares puedo pelear la brecha, calmo la inestabilidad cambiaria y después discuto desde la micro economía", explica Letcher. "Muchos hoy ya están especulando con que agosto va a volver a ser récord en inflación. ¿Por qué? Imaginemos si encima se hace una devaluación. En este momento no se puede", insiste el economista.
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El ex titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, asegura que "no es inexorable que la suba de la brecha cambiaria genere una devaluación". "Hay que tomar un conjunto de medidas políticas consistentes que incluyan incentivos para el ahorro y sanciones para quienes delinquen", explica a El Destape. "Incluso, si devalúas, tiene que ser en un marco integral que incluya un plan estabilización para ser creíble y no se vaya a precios", asegura quien también estuvo al frente de la Comisión Nacional de Valores y la ANSES.
El ex funcionario recuerda lo hecho en 2014, cuando la devaluación que llevó adelante su antecesor en el Central disparó la brecha y la suba de precios. En enero de 2014, entonces presidente del Central Juan Carlos Fábrega llevó el dólar de 6,5 a 8 pesos en un solo día, lo que representó un salto de 15 por ciento. La brecha cambiaria se mantuvo y la inflación se disparó al 40 por ciento. "En octubre de ese año había expectativas negativas, sin financiamiento externo y con caída de commodities. En dos meses, de octubre a diciembre, la brecha cambiaria bajó de 96 a 40 por ciento, mientras se fortalecieron las reservas. Para eso se aplicaron incentivos, como subir la tasa de interés para que sea real en términos positivos, y estableciendo distintos mecanismos de detección de operaciones fraudulentas en el contado con liquidación y también la efectiva sanción sobre los que delinquían", señala Vanoli.
"Rápidamente las expectativas cambiaron, se pudo recomponer reservas, bajó el contado con liqui y el ilegal y pudieron calmarse las expectativas de devaluación; todo lo cual permitió también que la inflación se desacelerase al 25 por ciento", agrega el ex banquero central.
En su blog el actual secretario de Comercio (Interior y Exterior), Matías Tombolini, brinda un acercamiento a la problemática de la brecha cambiaria. "La brecha constituye un problema grave, igual, o tal vez incluso más, que aquel de la inflación. Los niveles elevados de brecha cambiaria resultan desestabilizantes para la economía, a nivel agregado. Por un lado, desincentiva la liquidación de divisas por parte de los exportadores (o conlleva una subfacturación) y, por el otro, adelanta las demandas de importaciones –situación que presiona sobre los dólares en las arcas del Central-. Siguiendo esta lógica, el crecimiento se vería trabado y la productividad de la economía tendería a caer", destaca el posteo publicado a fines del año pasado.
"Por un lado, podríamos esperar una próxima devaluación –sabiendo que, tal vez, el remedio sea peor que la enfermedad-; por el otro, más presión sobre la inflación (por el traspaso del aumento de la divisa paralela), una pérdida de reservas, una caída en la productividad y un adormecimiento del crecimiento. (...) Sin embargo, en paralelo a esto, la situación se agrava ya que la inversión se ve fuertemente desalentada en períodos de brechas altas (...) Es decir, la brecha debe ser considerada una de las prioridades a resolver", resume Tombolini. Los controles sobre la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones es clave en la pelea por reducir la brecha entre el dólar oficial y los paralelos.