El mercado envió una dura advertencia a la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, mientras en el Senado se apresta a votar un paquete fiscal que no deja conformes ni a los oficialistas ni a los opositores, y el real se sigue devaluando pese a las intervenciones cada vez más frecuentes del Banco Central de Brasil. “Para estabilizar las condiciones del mercado será necesario adoptar medidas de austeridad creíbles y un mayor ajuste de la política monetaria. Si las autoridades fiscales no cumplen, será difícil evitar un ajuste más doloroso impulsado por el mercado”, advirtió el Instituto Internacional de Finanzas en un reciente informe que llegó a todas las entidades bancarias y a los principales operadores del mercado.
El mismo informe reconoció que la “sólida posición macroeconómica” pero justifica el ataque especulativo en “los limitados esfuerzos de austeridad” fiscal del programa presentado por Lula y que se debate en el Senado, donde todavía no tiene fecha de tratamiento.
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También explicitó el canal de transmisión del ataque a la moneda a la economía real: el real se devalúa, obliga al Banco Central a subir la tasa de interés para incentivar a permanecer en la moneda, eso encarece el costo de la deuda del sector público, que empezará a mostrar peores números fiscales y forzará a un nuevo ajuste del gasto público para cumplir con la meta de déficit cero.
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La presión del mercado se potencia a partir de la última reunión del comité de política monetaria del Banco Central bajo la gestión del presidente saliente de la entidad, Roberto Campos Neto, que subió la tasa de referencia Selic a 12,25% y dejó instrucciones para dos nuevas subas. La inflación registró en agosto un leve retroceso del 0,02% y se ubicó en 4,24% en doce meses.
"Las estimaciones sugieren que cada 1pp de Selic significa 50 mil millones de reales adicionales por pago de intereses para los tenedores de deuda pública. Si se efectivizan los dos aumentos, la transferencia al sector rentista rondará 150 mil millones de reales. Si ese monto es recortado del resto del presupuesto, tendremos una fenomenal transferencia regresiva de ingresos. Pierden universidades, el sistema de salud, obras públicas de adaptación al cambio climático, entre otros para mantener a las clases dominantes satisfechas" explicó a El Destape Sergio Paez, profesor de Macroeconomía de la Universidad Federal do Rio de Janeiro
Esa advertencia es leída ya por el mercado como la necesidad de profundizar el ajuste fiscal que presentó el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, al Congreso y que es rechazada por demasiado fiscalista por el oficialismo cercano a Lula y por poco ambiciosa por el sector que acompaña al vicepresidente Geraldo Alckmin, más cercano al pensamiento del mercado
Los reemplazos
El primero de enero, Campos Neto será reemplazado por Gabriel Galípolo a propuesta de Lula y con el apoyo del Senado. Actualmente se desempeña como director de Política Monetaria del BCB y el año pasado estuvo brevemente como segundo del ministro Haddad.
Lula había acusado a Campos Netos de "trabajar para perjudicar al país" y su reemplazo no fue bien visto en los mercados. Sin embargo, Galípolo aseguró ante los Senadores que Lula le comunicó "de forma enfática y clara la garantía de libertad en la toma de decisiones".
La política de tasas del BC se decide en el Comité de Política Monetaria, que integra Galípolo quién, pese a que Lula impulsa una baja de la tasa de referencia Selic, se manifestó a favor de mantener a raya la inflación y dio a entender la posibilidad de seguir aumentando las tasas de interés. "Siempre vamos a estar sujetos a momentos más desafiantes, pero la actuación del Banco Central ha sido inequívoca en la persecución de la meta de inflación", dijo a los senadores.
Un informe de Outlier advirtió que “dada la magnitud de la variación acumulada por el tipo de cambio y el efecto ingreso y riqueza negativo-asociado a su suba y la caída del precio de los activos, es poco probable que la crisis de confianza, con eje en el frente fiscal, no tenga efectos negativos sobre la economía real”.
También señaló que “es probable que el BCB tenga que seguir endureciendo su política monetaria para evitar una mayor aceleración de la inflación” y en ese escenario “es poco probable que no haya contagio en la región, en general, y Argentina, en particular”.
Brasil es clave
“Brasil es la principal economía a nivel regional y sigue siendo nuestro principal socio comercial. En ese sentido, el resto de las monedas de la región parecieron tomar nota de lo acontecido, en Brasil y en EE.UU., y las depreciaciones fueron generalizadas”, sostuvo Outlier. Esa lectura es la que también está presionando sobre el mercado financiero de Argentina, donde fue necesaria la fuerte intervención del Banco Central vendiendo dólares para evitar una rápida depreciación de la divisa que aliente expectativas de devaluación en el mercado oficial y se traslade con una nueva aceleración del proceso inflacionario.
El ministro de Economía, Luis Caputo, envió al mercado el mensaje de que ya están negociando un nuevo acuerdo con el FMI que debería estar formalmente vigente en el primer cuatrimestre del próximo año. Ese acuerdo, además de aportar fondos frescos a las reservas del BCRA que puedan adelantar el proceso de liberación del mercado de capitales, servirá como señal de que no se avanzará en el proceso de dolarización y que se recuperará el rol del Banco Central acumulando reservas, fundamental para transmitir la certeza de que no habrá dificultades para afrontar los vencimientos de la deuda.
El informe del IIF advierte sobre Brasil que el programa fiscal de Lula y Haddad que “la flexibilidad limitada para los recortes de gastos y los elevados pagos de intereses amenazan la sostenibilidad” del plan. “Cumplir los objetivos no es suficiente para recuperar la confianza de los inversores. Si bien un endurecimiento enérgico de la política monetaria proporciona tiempo adicional, se requieren cambios estructurales para garantizar un crecimiento del gasto acorde con las limitaciones del marco y un plan creíble para lograr un superávit primario estabilizador de la deuda del 2% del PIB”, señaló.
“Las últimas propuestas del Gobierno, cuya aprobación depende de un incierto apoyo legislativo, no alcanzó lo que se necesita. Las señales decisivas de voluntad política para controlar el gasto, incluida la rápida aprobación de un paquete, no sólo ayudarían a evitar un círculo vicioso de tasas altas, bajo crecimiento y debilidad fiscal, sino que también pondrían a Brasil en camino de alcanzar el estatus de grado de inversión”, agregó. El IIF concluye con una advertencia: de no profundizar el ajuste fiscal, “seguirá aumentando el riesgo de que una mayor presión cambiaria conduzca a una estanflación”.