Esta semana la relación entre Argentina y China, junto a la posibilidad de recostarse aún más en el gigante asiático en materia estratégica, quedaron plasmadas en el pago histórico de una parte de los vencimientos al Fondo Monetario en yuanes. Sin embargo, la relación entre ambos países superó el año pasado el medio siglo, tanto en metería de inversiones, relaciones comerciales como financieras. Actualmente, más seis de cada diez dólares que invierte China en el país lo hace en el sector minero y energético, aunque su cartera incluye el segmento inmobiliario, alimentos, automotores y maquinaria.
De todos modos, la creciente cooperación nuclear que involucra miles de millones de dólares en inversiones en infraestructura en Argentina, es la que más alerta a Washington. El propio ministro de Economía, Sergio Massa, reconoció que como parte del ajuste el Fondo le exigió al gobierno de Mauricio Macri frenar las obras del gasoducto Néstor Kirchner que se inaugurará en tiempo récord este domingo 9 de julio.
China es uno de los tres principales socios comerciales de Argentina, y es a su vez, uno de los principales inversores en el país, con distintos proyectos de infraestructura, energía y comunicación, entre otros sectores; pese al recelo de Estados Unidos. Durante los últimos meses se anunció distintos proyectos con eje en el litio. Solo en los primeros meses del año pasado, ingresaron de China 36.917 millones de dólares por exportaciones, con un crecimiento interanual 26,6 por ciento. Se suman las inversiones en energía, como la represa en Santa Cruz (Néstor Kirchner y Jorge Cepernic), fertilizantes en Tierra del Fuego, y de la mano del litio, en baterías eléctricas en Jujuy.
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En febrero del año pasado, y en su visita a China en la cual se conmemoraron los 50 años de relaciones bilaterales, el presidente Alberto Fernández firmó junto a su par, Xi Jinping, la incorporación de Argentina a la Franja y la Ruta de la Seda, una iniciativa china “para estimular el flujo del comercio y las inversiones que ya tiene más de 140 países adheridos en todo el mundo”. Un informe de la Fundación Abdala, junto al Centro Argentino Chino en Ciencias Sociales (CACCS) del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT) de Argentina y la Academia China de Ciencias Sociales (CASS) analizaron los alcances de las acuerdos de esta relación estratégica.
Cabe aclarar que China no busca pelear la hegemonía de Estados Unidos a China, sino ganar presencia. De hecho, los desembolsos que realiza a la Argentina son bajo condición de que mantenga el línea el acuerdo con el organismo. Según pudo saber este medio, Argentina podría tener el visto bueno para el desembolso de los 10.000 millones de dólares en derechos especiales pero deberán hacerse los pagos correspondientes de este año, lo que dejaría un remanente de apenas 1000 millones. La buena noticia es que si se consigue ese acuerdo China liberaría los 5000 millones de dólares del acuerdo previsto hace unos pocos meses por 10.000 millones (en dos tramos).
Proyectos de energía
Por fuera de este mecanismo técnico, existe una enorme potencialidad de en empresas tecnológicas de Argentina como Satellogic y SpaceSUR, que están vinculándose con contrapartes chinas como Great Wall o Siwei, líderes en el rubro satelital y de imágenes. Argentina cuenta con empresas e instituciones que poseen gran prestigio como ARSAT, CONAE, NASA, CONUAR, IMPSA, NUCLEARIS, INTI, INTA, CONICET y otras, las cuales mantienen vínculos con sus símiles chinas y están ahondando aún más la relación.
En la visita a China a finales de enero de 2022, el Alberto Fernandez firmó un acuerdo para la construcción de Atucha III (la cuarta central nuclear que se instalará en Argentina) por 8400 millones de dólares. El proyecto será llevado a cabo entre la estatal Nucleoeléctrica Argentina y la Corporación Nuclear Nacional de China. La construcción de la central Hualong I (tipo HPR-1000), de 1200 megavatios eléctricos (MWe) cuenta con una vida útil de 60 años y garantiza 700 empleos estables a lo largo de este período.
La construcción de la central se desplegará a lo largo de 99 meses, demandará 7000 empleos directos y 1400 indirectos en el pico de la obra y un 40 por ciento de proveedores nacionales. China proveerá la ingeniería, construcción, adquisición, puesta en marcha y entrega de Atucha III, cuyo reactor utilizará uranio enriquecido como combustible y agua liviana como refrigerante y moderador. Recuperar el proyecto para la construcción de un reactor tipo CANDU figura en el Plan de Acción de Nucleoeléctrica aprobado por la Secretaría de Energía en junio de 2021.
"Las presiones que EEUU viene ejerciendo sobre Argentina quedaron expuestas en la visita al país, en abril de 2022, de una delegación liderada por Ann Ganzer, subsecretaria de Política de No Proliferación del Departamento de Estado de Estados Unidos", señala el informe. Ganzer visitó a funcionarios de alto rango del gobierno, además de tener reuniones con los directivos de las empresas Nucleoeléctrica e INVAP. En cada reunión, Ganzer argumentó en contra de China, expuso acerca de la inconveniencia de que INVAP le vendiera un reactor multipropósito y de la deficiencia de los combustibles de la central nuclear, sosteniendo que se corría el riesgo de un accidente nuclear en Buenos Aires, entre otras intromisiones.
La Ruta de la Seda
Durante la visita en febrero de 2022, los gobiernos de ambos países suscribieron el Memorándum de Entendimiento en Materia de Cooperación en el Marco de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, como así también otros importantes acuerdos en materia de inversión y desarrollo.
En aquella oportunidad, el presidente chino Xi Jinping invitó a su par argentino a participar de la XIV Cumbre de los BRICS, que se desarrolló de forma virtual hacia finales de junio del mismo año. Dicha invitación se produjo en simultáneo a que los BRICS, en su conjunto, anunciaran el inicio del proceso de expansión del bloque y la ampliación de este a un formato BRICS+, incorporando a nuevos miembros del Sur Global.
Al igual que la adhesión a la Nueva Ruta de la Seda, el ingreso a los BRICS ofrece a la Argentina una oportunidad excepcional para repensar su estrategia de desarrollo tanto como para modificar su perfil de inserción externo, una idea que vengo sosteniendo reiteradamente en diversos artículos y foros. Algunos datos para realzar la importancia de los BRICS: en conjunto representan un tercio de la economía global, contienen a casi la mitad de la población del planeta y aportan un 50 por ciento al crecimiento del producto bruto del mundo.
Existen diversas áreas en las que podemos cooperar con los BRICS, en particular con China, país con el que ya contamos con una relación fuerte y consolidada. Como ejemplo, tomemos el caso de la industrialización del litio, un mineral clave para el recambio energético mundial y la transición verde. La estrategia Go Out, lanzada por China desde el año 2000, consiste en el fomento de inversiones directas chinas en el resto del mundo con el objetivo de promover el crecimiento de sus empresas nacionales en el ámbito internacional para que consigan alcanzar niveles de competitividad que les permitan liderar en el futuro las cadenas productivas globales.
Como parte de esta estrategia se ha dado un acelerado proceso de adquisición de empresas en el extranjero y se han emplazado inversiones en áreas críticas para las necesidades de desarrollo nacional en los sectores de energía, alimentos e infraestructura.
Los bancos
La banca estatal ha sido fundamental para llevar adelante esta estrategia. Desde 2004 se ha firmado la asociación estratégica, que luego de 2011 adquirió el carácter de integral. Las inversiones chinas en la Argentina crecieron como consecuencia de un fortalecimiento de los vínculos bilaterales. Entre 2007 y 2020 la Argentina recibió cerca de 13.000 millones de dólares de inversiones por parte de empresas chinas.
El 63 por ciento correspondió a empresas existentes y el 37 por ciento restante a proyectos nuevos tipo greenfield. La mayor parte de los anuncios de inversiones chinas se radicaron en el sector de minería (58 por ciento), seguido del sector inmobiliario (27por ciento), energía (4 por ciento), maquinaria industrial, equipos y herramientas (4 por ciento), automotriz y motocicletas (3 por ciento) y alimentos y bebidas (2,5por ciento).
En la vinculación entre China y la Argentina, uno de los sectores más apuntalados ha sido el de la agricultura, en congruencia con la necesidad del país asiático de asegurar el abastecimiento alimentario doméstico. La Argentina es el tercer mayor receptor de financiamiento en América Latina, y, al igual que otros países de la región, ha solicitado préstamos para el desarrollo de grandes proyectos de inversión real y también swaps financieros para equilibrar las cuentas fiscales o conseguir respaldo financiero para sus reservas internacionales.
"El problema en términos de desarrollo de este tipo de cooperación bilateral consiste en que estos acuerdos garantizan la importación de maquinaria y equipo procedentes de China (muchas veces amortizados), pero no suelen incluir cláusulas de transferencia tecnológica, por lo que no generan encadenamientos con la economía local (...) La ventaja del financiamiento concesional de China para la Argentina consiste en las relativas bajas tasas de interés y el relativo largo plazo para el repago del crédito. Los préstamos de la banca china no incluyen, como aquellos.