Esta semana, el Gobierno enviará al Congreso un proyecto de ley que legaliza y regula el cannabis medicinal y la industria del cáñamo. El Ejecutivo lo piensa como uno de los puntales del futuro para el desarrollo productivo del país. De hecho, ya funcionan asociaciones público-privadas que apuestan por el desarrollo y la investigación de la planta.
Si todo sale tal cual lo indicado, este miércoles se presentará el ambicioso proyecto que apunta al desarrollo industrial del cannabis tanto para la rama medicinal como la productiva. El texto diseñado en las oficinas del Ministerio de Desarrollo Productivo está inspirado en ideas plasmadas por la diputada nacional del Frente de Todos Mara Brawer y la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti.
En diálogo con El Destape, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, remarcó que la cadena del cannabis y el cáñamo "está en constante crecimiento porque permanentemente se está ampliando su uso en distintos países del mundo". En ese sentido, añadió: "Es una industria que hace 20 años no existía, y hoy está viviendo un `boom´".
Más allá del optimismo, las estimaciones del potencial del mercado cambian constantemente. En ese marco, Kulfas aseguró que son "cautelosos respecto a las proyecciones de exportaciones". Aún así, se mostró confiado sobre el alcance en términos de creación de puestos de trabajo: "Lo que sí sabemos es que es una actividad intensiva en empleo, tanto directo como indirecto, dado sus diversos destinos productivos. Por ende, confiamos en que sea una fuente importante de trabajo".
El marco regulatorio implementado en 2017 para el cannabis medicinal fue tan restrictivo que casi no dio espacio al surgimiento de emprendimientos productivos, con la excepción de la empresa jujeña Cannava. Sin embargo, existe una serie de proyectos, con distinto grado de maduración, que podrían desarrollarse si se adoptan reformas que flexibilicen el esquema regulatorio vigente.
"Lo interesante es también los encadenamientos que genera la actividad, tanto en empleos intensivos en conocimiento (genética, biotecnología, etc) como en proveedores industriales (equipamiento, infraestructura). En cuanto a las exportaciones, por ahora el comercio internacional es bastante reducido por las diferencias regulatorias en distintos países, entre otras cosas. Sin embargo, creemos que las exportaciones de este sector pueden ser un aporte importante a nuestra balanza comercial, dado que tenemos ventajas como país para ser un jugador importante a nivel global", analizó el ministro.
Un nuevo modelo industrial
A nivel mundial, el avance hacia la legalización del cannabis medicinal y recreacional generó gran interés no solo en académicos, hacedores de política y representantes de la sociedad civil, sino también en inversores y empresarios. Aunque el ritmo de crecimiento del mercado de cannabis medicinal ha estado por debajo de las expectativas generadas hace unos años, se observa una tendencia ascendente motorizada por el creciente número de países que habilitan su uso para el tratamiento de diversas patologías y la progresiva pérdida del estigma o prejuicio social respecto de su utilización.
Sin embargo, las oportunidades de expansión para esta industria no se limitan al mercado medicinal y recreacional. El cannabis puede ser utilizado con fines industriales y en horticultura, para fabricar diversos derivados (fibras, cosméticos, papel, materiales para la construcción, etc.), así como alimentos, bebidas e infusiones. Además, la industria genera repercusiones indirectas no solo por la compra de insumos y bienes de capital para sus distintas etapas y segmentos, sino también por la necesidad, por ejemplo, de servicios de análisis y testeo para garantizar atributos de calidad, trazabilidad, composición y potencial de la materia prima y derivados.
Las oportunidades más inmediatas para la Argentina estarían en el área medicinal -tanto con productos bajo prescripción como eventualmente otros que puedan ser autorizados para su venta, como suplementos dietarios u otras variantes-, y se concentrarían en el mercado doméstico y de países de la región. La vía que puede presentar una ventana de oportunidades está asociada al cáñamo (plantas que presentan muy bajos componentes psicoactivos), del cual se pueden obtener una extensa serie de derivados. Justamente, esto viene a reglamentar el proyecto de ley.
Al ser consultado por el modelo de regulación diferencial que piensan aplicar, Kulfas puntualizó que "la experiencia internacional demuestra que lo mejor es tener autorizaciones tanto para el cannabis medicinal como para el cáñamo de uso industrial, pero con mayor flexibilidad para las de cáñamo". Y amplió: "Nuestro proyecto toma esa experiencia y contempla una autorización con menores requisitos para producir cáñamo industrial, que es una industria que también tiene mucho potencial".
"Relevamos las principales legislaciones a nivel internacional, y sobre todo a nivel regional, siendo Uruguay y Colombia los casos más avanzados. También nos reunimos con varias de las personas que estuvieron involucradas en su diseño y, sobre todo, en la implementación. Aprendimos muchas cosas de esas experiencias, y lo incorporamos a nuestro proyecto", precisó el funcionario sobre el proceso de confección del texto que será debatido en el ámbito parlamentario.
Teniendo en cuenta que en otros países es que muchos actores pedían autorizaciones para producir con fines especulativos, y no productivos, la legislación argentina "plantea un período de caducidad para la licencia si no se produce, con el objetivo de evitar esas especulaciones". Además, el proyecto incorpora preferencias para pequeños productores y cooperativas, en pos de evitar una concentración de la industria.
Producción y regulación
La cadena de valor del cannabis incluye una larga serie de procesos y actores que van desde el desarrollo de insumos críticos –genética en semillas, fitosanitarios, equipamientos, etc.–, pasando por la producción propiamente agrícola, seguida de la cosecha, hasta la transformación de la biomasa según los usos que se le quiera dar.
En cuanto a la participación del sector privado dentro de la cadena, el ministro señaló que apuestan a "una participación amplia y equilibrada", donde "puedan participar las pymes, las cooperativas, los laboratorios, los pequeños productores, las organizaciones de la sociedad civil, en fin, todos aquellos que cumplan con requisitos de trazabilidad y seguridad que impone el marco regulatorio". En esa línea, definió que el principal objetivo "es garantizar el derecho a la salud, y la participación del sector privado es fundamental para lograr una producción masiva, tanto para el mercado interno como para exportar".
¿Qué entes van a estar involucrados en el control de la producción?
El proyecto propone crear una Agencia especializada, llamada Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), que tiene como objetivo el control, la fiscalización y el monitoreo de la producción. La ARICCAME va a estar compuesta por representantes de varios ministerios además del Ministerio de Desarrollo Productivo: Salud, Agricultura, Ciencia y Tecnología y varios más.
La entidad debe coordinar con todos los entes relevantes de la cadena para garantizar la agilidad de los trámites, en una industria que es intensiva en regulaciones. Por eso, tendrá relación directa con ANMAT, INASE, BCRA, entre otros, para avanzar con todas las reglamentaciones necesarias, que los trámites avancen en tiempo y forma y que pueda cumplirse con el espíritu de la ley, que es el desarrollo de esta cadena productiva.