Aduana denunció penalmente a empresa por contrabando de aceite. La denuncia abarca un total de 80 toneladas de soja con destino a Chile. "La mercadería estaba siendo exportada como oleína, cuyos precios son 70 por ciento menores que los del aceite de soja", explicaron desde el organismo que conduce Guillermo Michel.
La empresa apeló a declaraciones apócrifas para evadir más del 90 por ciento de los derechos de exportación y ahora toda su operatoria se encuentra bajo análisis. La entidad que conduce Michel reconoce como "fundamental" el intercambio de información con la Aduana chilena.
La Aduana descubrió que una serie de exportaciones a Chile en las que la mercadería involucrada había sido declarada como ácido graso —específicamente, oleína: un producto de la industria química obtenido de reprocesamiento de aceites usados— en realidad consistía en aceite de soja. Los casos detectados y denunciados hasta el momento involucran movimientos de más de 80 toneladas de éste, por lo cual ahora toda la operatoria de la firma se encuentra bajo análisis.
El procedimiento realizado por agentes especializados de la Dirección General de Aduanas-AFIP, además, tiene razones para creer que la empresa exportadora argentina y la importadora chilena pertenecen al mismo grupo económico, que mediante el ardid coordinado buscó evadir a varios niveles.
Por un lado, los precios declarados en las exportaciones de ácidos grasos se encuentran alrededor de un 30 por ciento por debajo de los precios oficiales fijados para las exportaciones de aceite de soja. Pero luego, dadas las diferencias en el tratamiento tributario de ambos tipos de mercadería, el organismo que dirige Guillermo Michel concluyó que la reducción indebida de los derechos de exportación es superior al 90 por ciento.
Asimismo, cabe añadir que la oleína cuenta con plazos más de diez veces mayores para ingresar las divisas de sus exportaciones al país.
Por todo esto, la Aduana denunció penalmente la operación. Luego, por orden del Juzgado Federal N° 1 de Mendoza, se llevaron a cabo dos allanamientos sobre la firma involucrada y el despachante de aduana, en los que fueron secuestrados soportes informáticos, documentación y demás elementos de interés para la causa. Los allanamientos también contaron con la participación de la Gendarmería Nacional Argentina.
Por último, cabe resaltar que fue de vital importancia para la identificación de las maniobras el intercambio de información con la aduana chilena, tal como lo prevé el marco normativo SAFE de la Organización Mundial de Aduanas (OMA).