"Argentina tiene un problema muy serio porque tiene muchas excepcionalidades. Cuatro de cada diez de los jubilados actuales en la Argentina ingresó bajo un régimen de excepción", sostiene Rafael Rofman, director de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). El especialista, que accedió a dialogar con El Destape, aseguró que actualmente existen 177 regímenes previsionales especiales, lo que hace inequitativo el sistema.
De acuerdo con los cálculos de esta usina de pensamiento en materia previsional, de permanente consulta por parte de partidos de la oposición (principalmente del macrismo durante su gestión) y holdings empresarios, hacer que todo mayor de 65 años cobrase el haber promedio del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que actualmente asciende a unos 45.000 pesos, se podría reducir en un 40 por ciento el gasto en jubilaciones y pensiones. Esto se explica por la gran disparidad que existe entre los distintos esquemas jubilatorios.
En el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario, el Gobierno planteó el compromiso de analizar el sistema previsional, en particular los regímenes especiales. En declaraciones a El Destape, el presidente Alberto Fernández aseguró que "no habrá ninguna reforma previsional". "Sólo estudiaremos el régimen de los diplomáticos y jueces. Y analizaremos la posibilidad de una extensión voluntaria de la vida laboral”, sostuvo el primer mandatario.
-¿A qué nos referimos con jubilaciones de privilegio?
-Primero, quiero dejar en claro que estoy opinando sin ninguna información oficial, salvo por los trascendidos. En ese caso, los comentarios parecerían que no se está hablando de una propuesta de reforma del sistema previsional, sino de un estudio sobre la situación y una disposición para analizar alternativas de cara al futuro. Es algo mucho más liviano de lo que comentan algunos. Los dos puntos tienen que ver uno con el régimen de excepción y con la edad de retiro voluntario. Argentina tiene un problema muy serio porque tiene muchas excepcionalidades. Cuatro de cada diez jubilados actuales en la Argentina ingresaron bajo un régimen de excepción. No me refiero sólo a jubilaciones de privilegio, una descripción que no existe legalmente, pero sí a regímenes especiales, donde están los judiciales en el nivel superior, los docentes y los investigadores científicos, entre otros, con esquemas que dan mejores condiciones a algunos grupos de trabajadores vinculadas al argumento de que tienen mérito para hacerlo.
-¿Cuántos regímenes especiales existen?
-Hay diferenciales, pero hay más de 70 esquemas con mejores condiciones de retiro porque como trabajadores tienen tareas arduas. El ejemplo típico son los mineros del sector. Pero hay muchos subgrupos además. Están los regímenes provinciales, que tienen condiciones mejores que el resto de la población; están los no contributivos y los de retiro de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Todo esos implican distintas motivaciones y explicaciones para que una enorme cantidad de gente se jubile a través de un mecanismo que no es el régimen general; algunos justificables y otros muy raros. Si se suman las ventajas que tiene porque se puede jubilar antes, porque tiene menor cantidad de aportes, porque la formula del haber general es más beneficiosa y cuentan mecanismo de actualización del beneficio más beneficiosa, el número de regímenes asciende a 177 tipos, algunos justificables y otros que son increíbles.
-¿A que refiere con increíbles?
-Casos muy puntuales. Hay, por ejemplo, un régimen para cantantes líricos del Teatro Colón. Hay otro no contributivo para ganadores de medallas olímpicas.
-¿Se puede ordenar el sistema?
-Es uno de los problemas del sistema previsional, porque los problemas de desorden lo vuelve más costoso. Con estos regímenes se le da, por ejemplo, muchos beneficios a trabajadores más jóvenes y a pensiones por fallecimiento, más que en cualquier lugar del mundo. Si una persona de 25 está casado con alguien de 22 y fallece, el viudo o viuda tiene una pensión vitalicia. Eso pasa en pocos países y tiene un alto costo. Es muy bueno que el sistema de cobertura se haya universalizado en los últimos años, pero también mucha duplicación; entonces hay quienes cobra por pensión y jubilación al mismo tiempo. También son muchas más personas que en cualquier lugar del mundo. Además de que una cantidad no menor cobra mucho más que la media; por ejemplo, jueces, diplomáticos y ex presidentes, entre otros.
-Cuál es el costo de estos regímenes especiales?
-Cando se une todo, la Argentina destinó el año pasado 10,5 puntos del Producto Bruto Interno en pago a todos los jubilados. Si uno piensa el ejercicios de darle una jubilación a todo mayor de 65 años igual al promedio de haberes del SIPA, ese monto se reduciría en un 40 por ciento. Existe mucha disparidad respecto de lo que que recibe cada sector y eso hace que el sistema sea muy caro. Por eso considero razonable ordenarlo hacia adelante. Y es un buen paso empezar por los diplomáticos y judiciales, por ser representativos en cuanto a lo que perciben. Pero vale decir que son regímenes chicos, aunque sean muy visibles.
-¿Cuánto representan para el gasto del Estado?
-Si más de 5 puntos del PBI fue para pagar al régimen general, lo destinado a jueces y diplomáticos representó el año pasado menos del 0,1 por ciento del Producto. Está bien pero no va a resolver los problemas fiscales ni financieros.
-No tendría entonces un fin fiscalista.
-Espero que no porque, si es fiscalista, va a salir mal, ya que no tiene impacto. Si se busca plantar un principio de equidad, está bien. Pero habría que extender el análisis a los otros 177 regímenes, porque los problemas son los mismos.
-¿Qué opina de aumentar la edad de retiro voluntario?
-Es bastante claro que la sociedad argentina necesita en forma progresiva, programada, ordenada y previsible que las edades en las cuales los trabajadores se retiren se vaya postergando. Esto hace falta por razones fiscales, porque no se pueden tener las edades de retiro de 1940 con las actuales, entonces hay que ir moviéndose a medida que aumenta la expectativa de vida. Esto último hace que la población tenga más capacidad de trabajar y esté menos afectada por condiciones de salud (porque la salud es mejor y porque las condiciones de salubridad en los trabajos es mejor). También se necesita de personas que, por ser todavía son muy productivas y estar en condiciones de aportar al crecimiento de la economía, sigan en la actividad.
-¿Cómo se impulsa esa decisión sin que sea por ley?
-Esto no se resuelve subiendo la edad mínima por decreto. Esto requiere de políticas sociales. Lo que hay que hacer es reconocer que la población es heterogénea y entonces hay que dar más flexibilidad para que la gente elija según sus preferencias cuándo retirarse. Para eso también hay que darle incentivos para que se quede más. Hoy ponemos una edad máxima inflexible y si se decide quedarse se les reconoce muy poco en el sistema. El mecanismo debería permitir irse antes pero que en caso de quedarse le implique un mejor beneficio o haber. Como vas a cobrar menos tiempo con mayor cantidad de aportes, se puede pensar esos incentivos. Esto haría que la gente vea que se pueda mantener, como dijo el Presidente, de manera voluntaria.
-El Presidente dijo que mantendría la formula de movilidad actual, ¿está de acuerdo?
-Tiene que haber movilidad y la Argentina estuvo mucho tiempo sin ella. Es razonable que exista para darle previsibilidad al jubilado. En eso hay una responsabilidad del Estado de asegurar el poder de compra. Ahora, hay dos temas vinculados por lo que considero que no funciona bien la actual fórmula para la Argentina. Uno es vinculado al poder de compra de los haberes. La fórmula actual genera un problema fiscal. Al estar asociada a los salarios y a la recaudación tributarias, dos variables pro cíclicas, cuando la economía mejora esas variables crecen más rápido e incrementa el gasto, mientras que cuando hay crisis se desploman ambas cosas.
-¿Es decir, que a mayor crecimiento mayor déficit indefectiblemente, pese a que va a generar aumento de la recaudación?
-En el marco del acuerdo con el Fondo, se dice que van bajar el déficit fiscal un punto este año y medio puntos los próximos. También leí que el gasto público no va a bajar en términos reales y tampoco hay espacio para subir impuestos. Si la apuesta es al crecimiento, eso va a generar mayor nivel de recaudación y de salarios, con lo cual el déficit por aumento de las jubilaciones no va a bajar, va a subir. Lo mejor sería que se ate a la inflación y el período de rezago sea lo más corto posible para que las jubilaciones se actualicen rápidamente.