La letra fina del acuerdo con el Fondo Monetario detenta un capítulo especial referido al precio del dólar, según el borrador al que accedió este medio. El compromiso directo que impulsa el Gobierno y al que accedería el FMI es mantener una tasa de variación del tipo de cambio real (es decir, descontado el efecto de la inflación) positiva, para lo cual acelerará el actual ritmo de suba de la divisa según el aumento que exhiban los precios internos. La referencia será el actual tipo de cambio real medido a enero de 2022, que se ubica en niveles similares a los de 2014, sin contar los saltos devaluatorios durante el macrismo, rápidamente neutralizados por la aceleración inflacionaria que generaban esos cambios abruptos.
"La tasa de variación del tipo de cambio oficial preservará la competitividad al mantener el tipo de cambio efectivo real en general sin alteraciones en relación con los niveles de finales de enero de 2022", explicita el informe al que accedió El Destape. La idea es que el dólar deje de ser un problema en cuanto a las presiones que genera sobre las expectativas inflacionarias y sobre el nivel de reservas. Esto deberá ser acompañado, algo que también incluye el texto borrador, de estímulos para el ahorro en pesos.
En las últimas horas se intensificaron los cambios de redacción y el ajuste de las propuestas y proyecciones que se incluirán en el texto final que se enviará al Congreso en los próximos días. Entre las consideraciones de política económica más directa a la que se compromete el país se encuentra el frente cambiario, donde el equipo económico anticipa que mantendrá la actual competitividad del tipo de cambio, sin dejar que la suba del dólar vaya la zaga --ni tampoco supere ampliamente-- los niveles de inflación.
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Como se viene advirtiendo desde el equipo económico, el objetivo es reducir la brecha cambiaria entre el dólar oficial y las variantes financieras, las cuales se abarataron en las últimas semanas de cara a un pronto acuerdo con el organismo multilateral de crédito. Esto permitiría, en términos prácticos, dejar que el dólar sea un negocio rentable y se apueste al ahorro interno con instrumentos que le ganen a la inflación. Un claro ejemplo es la suba de tasas de interés que el Banco Central comenzó a aplicar hacer dos semanas, con el objetivo de que los plazos fijos también ofrezcan rendimientos que le ganen a la inflación.
Luego de un año de utilizarla como ancla frente a la inflación, el compromiso del país para con el Fondo Monetario es acompasar la suba de precios con los movimientos del dólar, en un claro guiño al sector exportador, dada la dependencia de las reservas del Central al ingreso de divisas genuinas provenientes del comercio exterior.
"Calibraremos nuestra administración cambiaria para asegurar la estabilidad a mediano plazo del tipo de cambio efectivo real y apoyaremos la acumulación de reservas", señala el documento que fue acercado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, al presidente Alberto Fernández. "Para ayudar a que se logren los objetivos de acumulación de reservas en el marco del programa, la tasa de variación del tipo de cambio oficial preservará la competitividad al mantener el tipo de cambio efectivo real en general sin alteraciones en relación con los niveles de finales de enero de 2022", señala el documento.
Por su parte, asegura que se mantendrán las "intervenciones en el mercado oficial, las cuales serán coherentes con el objetivo de acumulación de reservas, teniendo en cuenta la variabilidad que proviene de la estacionalidad y de episodios temporales de volatilidad excesiva". También se limitará la intervención del Central en el mercado de futuros, por su alto costo en pesos (emisión). "Limitaremos nuestra intervención en el mercado a término sin entrega de instrumentos a aquellas circunstancias en las que se requiera orientación en el marco de política monetaria", detalla.
La apuesta es al ingreso de divisas por el frente externo, luego de que el 2021 finalizara con un superávit comercial histórico de 15.000 millones de dólares, con pocas perspectivas de reproducirlo este año en medio de una sequía que amenaza la producción agropecuaria exportable.
Pese al volumen récord de exportaciones, la acumulación de reservas fue declinante. La propia carta de intención reconoce que el stock de reservas líquidas del Central, descontando los Derechos Especiales de Giro, los encajes, el swap con China y otros activos, fue negativo en 1500 millones de dólares el año pasado. El objetivo es llevarlas este año a terreno positivo en 5800 millones de dólares y mantenerlas en torno a 4000 millones en 2023 y 5200 millones en 2024, para lo cual será necesario un mayor desembolso del FMI al requerido para rolear la deuda que dejó Macri.
El texto también detalla algunas medidas que aplicará el Central para reforzar la política monetaria y fomentar el crecimiento de la base de depósitos en pesos. En ese sentido se analiza elevar los límites máximos de las tasas de interés de los bancos en ciertos instrumentos de crédito regulados y los límites mínimos de las tasas en determinados depósitos bancarios regulados.
También se reforzarán los controles sobre las maniobras especulativas. Se buscará "impulsar nuestra supervisión y aplicación de las medidas de control cambiario mediante (una mejor recopilación de datos y un mejor seguimiento de las operaciones; y una mejor coordinación entre los organismos pertinentes (BCRA, AFIP, Aduanas) para optimizar la detección de fraudes". Esto implicará mejorar el marco de sanciones, incluida la introducción de la autorización de multas administrativas para hacer más eficiente el marco de sanciones y mejorar la oportunidad de aplicación de las medidas de control.
La propuesta de modificación al régimen penal cambiario se presentará al Congreso este año. Además, "se examinará la posibilidad de ampliar las facultades del Central para regular y supervisar un conjunto más amplio de transacciones que afectan a la balanza de pagos de Argentina", agrega el texto.