Estados Unidos hace gestos de apoyo a Javier Milei, pero (por ahora) no entrega fondos frescos

La reedición de las relaciones carnales entre la Casa Blanca y el gobierno libertario argentino es evidente desde el primer día. Pese a las expectativas de Milei y sus funcionarios, por ahora esta alianza no incluye la transferencia -vía crédito del Fondo o inversiones- de fondos frescos.

13 de septiembre, 2024 | 00.05

El Gobierno de Estados Unidos concretó dos gestos de alto voltaje político para expresar un respaldo a la gestión de Javier Milei que se extenderá más allá de quién se imponga entre republicanos y demócratas en las elecciones presidenciales de noviembre próximo, aunque por ahora no incluye el acompañamiento con fondos frescos. La administración de Joe Biden, cuya sucesión se disputan Kamala Harris y Donald Trump en una elección que viene liderando la demócrata en intención de votos y el republicano en cantidad de electores al colegio electoral, pagó con dos medidas concretas la sumisión de Milei a los intereses del Departamento de Estado.

En una misma semana, el Departamento de Justicia se presentó ante la jueza Loretta Preska para pedirle que no emita ningún fallo antes del 6 de noviembre sobre la demanda del fondo Burford Capital para que Argentina entregue el 51% de las acciones de YPF en pago por el juicio de expropiación. En esa fecha, un día después de los comicios presidenciales, la Casa Blanca se compromete a informarle si tiene interés en expresar su opinión sobre la causa judicial, lo que puede ser determinante para la definición del juicio.

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La segunda medida llegó en forma indirecta, con la decisión del Directorio del Fondo Monetario Internacional de correr al director para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, como responsable de la negociación con el gobierno argentino. No está todavía claro si correr a Valdés mejora las chances de alcanzar un nuevo acuerdo, pero sí está claro que le regala a Milei un triunfo político para su frente interno.

Milei acusó en reiteradas oportunidades a Valdés de ser un obstáculo para la aprobación de las metas del programa argentino. Lo identificó como un miembro del Foro de San Pablo y de complicidad con la gestión de Sergio Massa. 

Por eso, el solo hecho de correrlo de la negociación es un triunfo político para Milei, aunque no incluya por ahora ningún avance ni en la aprobación de la octava, pendiente, y novena, última, revisión del acuerdo vigente que permitiría desembolsos por unos US$ 500 millones, ni por ahora tampoco la expectativa de un nuevo acuerdo con desembolsos que permitan afrontar los vencimientos de deuda del próximo año, que se mantienen como el mayor obstáculo a superar por el gobierno argentino.

El mensaje del Departamento de Estado es, hasta ahora, que el apoyo se mantendrá más allá de quién surja de las urnas en noviembre próximo y que Milei se convirtió en un aliado estratégico que mantiene en jaque al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y al venezolano Nicolás Maduro, aleja la influencia de China sobre la región, entre otras políticas alineadas con sus intereses. Ese apoyo, sin embargo, no se expresa hasta ahora en un respaldo económico y no alcanza a convencer a los ejecutivos de Wall Street, que siguen sin creer en el programa económico de Milei y el ministro Luis Caputo que dejó en un segundo plano la acumulación de reservas y fracasa en su política de reducción de la inflación.

El FMI, que aceptó correr a Valdés, por ahora no expresó ningún cambio sobre la línea de fondo de las políticas que exige a Milei y Caputo para acordar un nuevo plan y que pasan por la acumulación de reservas como punto central, dejar de lado la dolarización de la economía y devaluar poner un cronograma creíble de apertura del mercado de capitales. Esa posición del FMI la expresó este jueves Robin Brooks, ex economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) y ex jefe de estrategia del banco Goldman Sachs. En la red social “X” publicó un gráfico donde muestra el proceso de apreciación del peso desde la devaluación de Milei de diciembre. “La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente. Eso es Argentina”, dijo.

La devaluación que pide el FMI y que deja entrever Brooks, está en todos los informes sobre la marcha de la economía argentina que elaboran los estudios económicos y las consultoras financieras que asesoran a empresas de la economía real y a los fondos de inversión en cartera. Milei se convirtió con sus decisiones políticas en un aliado central e impensado para la Casa Blanca, con varias medidas tomadas sin corresponsalía. 

  • China: frenó la construcción de las represas del sur, Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. También canceló la compra de aviones de combate de ese origen.
  • Nuclear: desactivó la construcción del reactor Carem y desfinanció el programa nuclear argentino, siempre visto con sospechas desde Washington.
  • Fuerzas Armadas: impulsa la participación del Ejército en la seguridad interior alineado con el modelo de seguridad de Washington. Compró aviones de combate F17 que no se pueden utilizar en las hipótesis de conflicto bélico del país y que solo sirven de entrenamiento para pilotos de otros países.
  • Presencia regional: desactivó el poder del Mercosur como bloque regional, mantiene una ofensiva diplomática sobre Nicolás Maduro, sumó el país a la OTAN.
  • Rusia: se convirtió en el primer país de la región en expresar su respaldo a Ucrania.

En ninguna de las medidas de política interna o internacional tomada por Milei y alineada directamente con los intereses de Washington hubo una negociación previa o pedidos de condicionalidades. De la misma manera que impulsó la eliminación de cualquier restricción para inversiones en el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) con la idea de que las empresas iban a derramar sobre la economía interna sin necesidad de forzarlas, aplicó la misma regla a la política internacional: entregó todo a Washington esperando que esa demostración de sumisión sea en algún momento correspondida.

Por ahora, Milei cosechó dos expresiones políticas pero sigue sin recibir el efectivo que necesita para consolidar el modelo económico de dolarización que intenta llevar adelante desde el inicio de la gestión, pero que encuentra resistencia hasta en Washington.