¿Caída de demanda o aumento de los costos? La Unión Industrial Argentina quiere saber qué está generando hoy mayor preocupación en las industrias pymes del país, en un escenario de fuerte recesión que por ahora no parece encontrar piso y en el marco de distintas lecturas del empresariado, entre las grandes empresas que creían que el ajuste era inevitable y los pequeños y medianos que ven cómo se destruyó el mercado interno al que abastecen en exclusiva.
La actividad industrial muestra dos velocidades, asociadas los ganadores y perdedores del modelo. De un lado, ganan lo que está directamente vinculada a lo minero, lo energético (en particular lo hidrocarburífero) y lo agroalimentario. Del otro, donde están la mayoría de las pymes, está en plena caída.
“Todo lo que tiene que ver con el mercado interno está deprimido, operando alrededor del 57%, 58% de capacidad instalada; niveles que no inducen, obviamente, a ningún tipo de inversión”, evaluó el economista Martín Kalos.
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Mientras desde sectores del oficialismo esperan que parte del repunte de la actividad llegue de la mano de inversiones internacionales, la advertencia es que esas inversiones pueden llegar a profundizar el proceso de extranjerización del aparato productivo, pero no van a generar nivel de actividad.
“Algunos dicen que la recuperación va a venir por parte de la inversión. Ahora, ¿cómo vas a invertir cuando estás trabajando con 50% de la capacidad instalada? Sin demanda es muy difícil, la verdad que es muy difícil”, dijo a El Destape el analista financiero Christian Buteler.
“Acá hay que distinguir. Se confunde inversión con compra de empresas por parte de extranjeros. Puede haber empresas extranjeras que vengan a comprar empresas argentinas, pero eso no significa que le añadan ni un dólar de inversión para que aumente la capacidad instalada”, coincidió Kalos.
Esa doble realidad de la industria es la que quiere conocer la Unión Industrial y por eso lanzó esta semana una encuesta entre sus socios, la segunda que organiza este año, para “evaluar el impacto de la coyuntura económica en las empresas y sus perspectivas futuras”. La intención es tener una idea de “las estrategias adoptadas para enfrentar el contexto actual, el abastecimiento de insumos y las principales dificultades enfrentadas” y con esa información “contribuir al diseño de políticas públicas efectivas”.
Entre la información que quieren conocer está la evolución de los pedidos de mercadería que tienen origen en el mercado local o si exportan y el nivel de stocks que alcanzaron y también cómo evalúan el momento para invertir.
Pero lo más interesante es que la UIA le pide a sus socios que informen si pudieron hacer frente el mes pasado al pago de salarios, proveedores, compromisos financieros, tarifas de servicios públicos y los impuestos.
También que enumere cuáles son los principales desafíos que enfrenta: caída de la demanda de hogares, caída de la demanda de otras industrias, caída de obra pública, aumento de costos, falta de financiamiento o la imposibilidad de acceso a insumos importados.
Y asumiendo la caída en el nivel de actividad, le pide conocer qué medidas tomará “ante una eventual baja en sus niveles de producción”: reducción de turnos laborales, reducción de personal, suspensiones o búsqueda de financiamiento.
Según Kalos, “la depresión del salario real, al cual se va a sumar en los próximos meses el riesgo del desempleo, hace que no se pueda pensar en que el mercado interno se recupere significativamente”. Las pymes nacionales van a enfrentar este año en un contexto de un mercado interno deprimido, “más competencia extranjera, y en algunos casos desleal de la mano de que la mercancía importada que a veces tiene mejores condiciones para llegar al país que los insumos de la mercancía producida nacionalmente”.
La crisis por el desplome del mercado interno también afecta a grandes empresas tanto de consumo masivo como las automotrices, que tienen una alta dependencia del ciclo económico.
Es el caso de una empresa que provee las tapas plásticas para envases, está trabajando a 50% de la capacidad y parte de esa producción está destinada a generar stock. “Sinceramente, es preocupante porque de 24 máquinas están produciendo 12 o 13 máquinas, 14 como máximo y de las cuales 2 o 3 está haciendo stock”, reveló el empresario que prefiere hablar en off.
Del producto de mayor demanda, “900.000 tapas y veníamos produciendo más de tres millones. Desastre, desastre total”, describió. El industrial también reveló que viene manteniendo conversaciones con el personal sobre una posible reducción de trabajadores. “Los pibes están al pedo; los tengo al pedo, de hecho ya hablé con ellos, que bueno, que ya este mes estaba encarado, pero bueno, el mes que viene veremos”, dijo.
En el caso de este empresario, puede confirmar la caída de la inflación: sus precios bajaron entre 10% y 12%. También bajaron los precios de sus insumos en esa proporción. Pero la ventas de sus productos están determinadas por la demanda que tengan las empresas de consumo masivo que son sus compradoras y que son las que registran la caída de ventas.
En el caso de las automotrices, el último informe de ADEFA, la entidad que agrupa a las terminales, mostró una cayó 21% la producción de 0km. También bajaron 32,9% las exportaciones y 33,6% las ventas de fábricas a concesionarias.
El dato más llamativo es que caen más las ventas de autos nacionales que de autos importados.
El año pasado, las ventas de autos nacionales a las concesionarias representaban 7 de cada 10 unidades. Este año, solo cinco de cada diez. La caída afectó mucho más a los productos nacionales que a los importados.
Por eso, mientras los industriales pymes nacionales están preocupados por la caída de la demanda y el rumbo del modelo económico, desde las terminales no les preocupa. Martín Zuppi, presidente de ADEFA, dijo que están “muy conformes con las medidas promovidas por el Gobierno para mejorar la competitividad exportadora del sector y reducir el costo de las inversiones, ya que son fundamentales teniendo en cuenta el perfil productivo exportador de la industria y la importancia de captar nuevos proyectos en un contexto de alta competencia con otros países de la región”.