El desempleo en Brasil cayó al 7,9% en el trimestre entre mayo y julio de este año, a los niveles de febrero de 2015 cuando se iniciaba la crisis política y económica que fue acompañada por la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística divulgados hoy.
El índice representa una disminución de 0,6 puntos porcentuales respecto del trimestre finalizado en abril y de 1,2 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año pasado, pero también un avance del 5,9% en el salario respecto de 2022.
Este también es el momento con menor desempleo del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva iniciado en enero pasado.
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Según el IBGE, el número de personas sin trabajo en Brasil entre mayo y julio fue de 8,5 millones de personas, 573.000 menos que en el trimestre inmediatamente anterior y 1,36 millones de personas menos que un año atrás.
El total de población ocupada alcanzó los 99,3 millones de personas, 669.000 más que en la comparación interanual con el mismo período de 2022.
Por su parte, el nivel de ocupación (porcentaje de personas ocupadas entre la población con edad de trabajar) fue del 56,8 por ciento, 0,6 por ciento más que en el trimestre anterior y estable en la comparación anual.
Uno de los grandes problemas surgidos tras la reforma laboral de 2017 y de la pandemia fue el trabajo informal.
Según el IBGE, el índice de informalidad en Brasil entre mayo y julio fue del 39,1%, equivalente a 38,9 millones de personas, inferior al 39,8% del período de 2022.
En cuanto a los ingresos, el salario promedio de Brasil fue de 2.935 reales (601 dólares), un 5,1 por ciento más que hace un año.
El ministro de Trabajo, Luiz Marinho, pronosticó que Brasil podrá crear dos millones de trabajo formales en 2023.
En julio, la economía brasileña creó 142.702 nuevos empleos formales, llegando a 1.166.125 millones de empleos formales en los primeros siete meses del gobierno de Lula, según el Ministerio de Trabajo.
Con información de Télam
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