(Por Walter Vargas) En tiempos de una Selección de Alemania en plena transición, el polifuncional y notable Thomas Müller ha devenido caudillo, líder y buque insignia: su capacidad goleadora ya había dejado una indeleble marca en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018.
De hecho, en Qatar estará en posición de igualar y por qué no de superar los diez goles anotados por el mismísimo Pelé entre 1958 y 1970.
Nacido en el corazón de Baviera (Weilhem-Schongau) y 33 años cumplidos el 13 de septiembre último, este infatigable futbolista de procesión y campana goza de rango de estrella y símbolo de un representativo alemán que, con sus más y sus menos, irá por su quinta Copa del Mundo.
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A grandes trazos del palmarés de Müller ofrece los siguientes méritos:
Es el goleador más joven de la historia en un Mundial, habida cuenta de que consumó ese logro en Sudáfrica 2010 con 20 años y 10 meses.
Es el futbolista alemán que más títulos ha conquistado en toda la historia del futbol, con un total de 32 y el de más asistencias en la historia de la Bundesliga.
Es el tercer goleador en la historia del Bayern Múnich detrás de Gerd Müller y Robert Lewandowski y el segundo en presencias sólo superado por el legendario arquero Sepp Maier.
Con la selección teutona lleva 44 goles en 118 partidos y marcha séptimo a un solo tanto de Karl-Heinz Rummenigge y dos de Jürgen Klinsmann. En presencias, también es parte del top ten, quinto con 118 juegos detrás de Lothar Matthaüss (150), Miroslav Klose (137), Lucas Podolski (130) y Bastian Schweinsteiger (121).
Müller es un futbolista moderno, entendido como el feliz poseedor del abecé de la técnica imposible de aplicar sin un alto piso de despliegue y de resistencia.
Fue punta de área, fue media punta, fue volante externo por la derecha, fue mediocampista suelto y siempre con un mínimo vital y móvil de pericia que se corresponde con su ductilidad, con su inteligencia y de todo eso que en él vio Louis van Gaal cuando lo impulsó a Primera en 2008.
Van Gaal encontró en Müller al tipo de futbolista que representa su debilidad, dotado pero a la vez dinámico y capaz de hacer bien de todo un poco y Müller encontró en Van Gaal la fuente de motivación indispensable para atreverse a explorar sus posibilidades.
"Louis es un hombre con intelecto, sabe cómo hacer mejorar al jugador", supo observar Müller con franca gratitud cuando ya habían quedado lejos sus comienzos en el TSV Pahl, un breve paso por Borussia Dortmund, la etapa de consolidación en el Bayern Múnich y ya era una pieza clave en su equipo y en la Selección germana.
Amén de sus diez goles, entre sus tres Mundiales también acumula media docena de asistencias, una referencia oportuna para poner de relieve que a Müller jamás se le caen los anillos si debe de ser un eslabón más en la cadena de elaboración de un gol o quien libere el camino y dé el pase certero al compañero que convierte.
Dueño de un título de bachiller guardado en un cajón, esposo de la modelo Lisa Trede, golfista amateur y embajador de un programa caritativo para niños que han sufrido traumas, pieza trascendente en una montaña de títulos del Bayern Múnich y airoso poseedor de la camiseta número 13 de la Alemania que venció a la Argentina en la final de 2014.
Müller, el mismo Müller que al cabo de un partido amistoso entre Alemania y Argentina previo al Mundial de 2010 fue a la conferencia de prensa y Diego Maradona, molesto, lo confundió con un alcanzapelotas,
El mismo que meses después marcó el primero de los cuatro tantos que aplastaron y eliminaron a la Selección Albiceleste en Sudáfrica y que un rato más tarde no se privó de dar por descontado que "ahora Maradona sabe quién soy".
Con información de Télam