La carrera de Novak Djokovic hacia su décima corona en el Abierto de Australia se aceleró el lunes, cuando se metió en cuartos de final con una clase magistral en la pista central y dejó atrás sus problemas en los isquiotibiales.
Un año después de ser expulsado del país en la víspera del primer Grand Slam del año, el serbio se deshizo del último australiano en liza con una demolición por 6-2, 6-1 y 6-2 sobre Alex de Miñaur bajo los focos de la Rod Laver Arena.
El serbio jugará ahora en cuartos de final contra el ruso Andrey Rublev, quinto cabeza de serie, y se mostró encantado con sus mejoras en el apartado físico.
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"No puedo decir que lamente que no hayan visto un partido más largo", bromeó Djokovic ante el público. "Tenía muchas ganas de ganar en sets corridos. Esta noche no era obvio que estuviera lidiando con una lesión, no sentí nada hoy, así que hoy fue genial".
Por otra parte, en una jornada en la que el joven Ben Shelton ganó una batalla a cinco sets contra su compatriota J.J. Wolf, uniéndose a Sebastian Korda, que avanzó el domingo, Tommy Paul aseguró que tres estadounidenses disputen los cuartos por primera vez desde 2000.
Paul, que no era cabeza de serie, se impuso al español Roberto Bautista Agut (24) por 6-2, 4-6, 6-2 y 7-5 en la Margaret Court Arena, y se enfrentará ahora a Shelton, de 20 años, que continuó con su racha de ensueño tras vencer a Wolf por 6-7(5), 6-2, 6-7(4), 7-6(4) y 6-2.
"Jugar contra Bautista siempre es una guerra", dijo un radiante Paul tras alcanzar sus primeros cuartos de Grand Slam. "Estoy muy contento de jugar contra un estadounidense en cuartos, va a haber un estadounidense en semifinales".
La rápida victoria de Djokovic fue la excepción en un día de duras batallas para los hombres, sobre todo el triunfo en cinco sets de Rublev sobre el niño prodigio danés Holger Rune.
Después de remontar un 5-2 en contra en el quinto set en la Rod Laver Arena, el ruso se llevó la victoria por 6-3, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6 (11-9) gracias a un afortunado toque en la cinta de la red en el punto de partido.
"(El tenis) no es una montaña rusa, es como si te pusieran una pistola en la cabeza", bromeó Rublev tras vencer. "Creo que una montaña rusa es mucho más fácil".
Con información de Reuters