Tras la derrota del campeón vigente del mundo por 1-0 ante Túnez en el último partido de la fase de grupos, la victoria por 2-0 del miércoles ante Marruecos despejó dudas y permitió a los "Bleus" alcanzar su segunda final consecutiva en el Mundial.
Con el primer puesto del grupo prácticamente asegurado antes del choque contra Túnez, el seleccionador Didier Deschamps reorganizó su equipo, con nueve nuevos jugadores titulares tras las victorias contra Australia y Dinamarca en los dos primeros partidos.
Los suplentes habituales decepcionaron en líneas generales, pero Deschamps admitió que no les había facilitado la tarea, ya que el equipo de reserva carecía de experiencia colectiva.
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El miércoles, se vio obligado a hacer dos cambios en el equipo que derrotó a Polonia por 3-1 en octavos de final y a Inglaterra por 2-1 en cuartos, ya que el central Dayot Upamecano y el centrocampista Adrien Rabiot estaban resfriados.
A Youssouf Fofana, que sustituyó a Rabiot, le costó en ocasiones compensar la falta de trabajo defensivo de Kylian Mbappé en la banda izquierda, pero el jugador del AS Mónaco cumplió, ganando balones importantes y llevando a Francia hacia adelante.
En el centro de la defensa, Ibrahima Konaté se mostró sólido como una roca, tras actuaciones igualmente convincentes contra Australia y Túnez, lo que podría incluso plantear a Deschamps un quebradero de cabeza a la hora de elegir su alineación titular para la final del domingo contra Argentina.
Mientras que en la victoria por 2-1 contra Inglaterra solo hizo una sustitución de última hora, Deschamps tiró más de banquillo contra Marruecos.
Sacó al delantero Olivier Giroud a los 65 minutos para dar entrada a Marcus Thuram, que tuvo un gran impacto en la banda izquierda, haciendo retroceder a los defensas y dejando espacio para Mbappé, que entonces jugaba como delantero solitario.
"El entrenador se dio cuenta de que se estaba haciendo difícil defender por ese lado, y por eso metió a Marcus Thuram, para que fuéramos nosotros los que presionáramos y bloqueáramos esa banda", dijo Antoine Griezmann.
La decisión más espectacular, sin embargo, fue la de retirar a Ousmane Dembélé en el minuto 78 y dar entrada a Randal Kolo Muani.
El delantero del Eintracht de Fráncfort solo necesitó 44 segundos para hacerse notar, y aprovechó una astucia de Mbappé en el área para rematar a gol y poner el 2-0 en el marcador.
"Normalmente pongo a Kingsley (Coman), pero no se encontraba muy bien por la tarde", explicó Deschamps.
"Y también sabía que Randal tiene una gran habilidad para correr. No quiero presumir de haber acertado, pero también es un buen ejemplo para los otros jugadores que no se han utilizado mucho, saben que pueden ser decisivos en algún momento".
"Nuestros jugadores de banquillo son importantes".
Con información de Reuters