El idilio de las Sociedades Anónimas Deportivas en Brasil parece haber alcanzado un punto crítico. Si bien en el corto plazo demostró buenos resultados (desde 2021, año en el que el expresidente Jair Bolsonaro habilitó esa figura legal para las instituciones deportivas, todos los campeones de Copa Libertadores fueron brasileños), el futuro del modelo es "una burbuja que va a estallar en algún momento", según declaró Marcelo Paz, director ejecutivo del Fortaleza, al portal UOL. La preocupación por cómo serán los próximos años para los clubes del Brasileirao ya alcanzó a otros directivos y entrenadores, quienes expresaron su descontento por las consecuencias de las SAF (Sociedade Anônima do Futebol por sus siglas en portugués) en el deporte.
"Desde que llegué a la presidencia, el salario del jugador que ganaba 450.000 reales (por mes) se duplicó", declaró Mário Bittencourt, presidente del Fluminense, cuadro campeón del certamen continental en 2023 que aún es una asociación civil sin fines de lucro. "Hay volantes o defensores que ganan más de un millón de reales, imaginen lo que piden los atacantes", dijo, a la vez que demostró su inquietud: "Las cifras asustan, no está fácil". Este martes ,el 'Flu' presentó al volante uruguayo Agustín Canobbio, proveniente del descendido Athletico Paranaense, y quien se convirtió en el fichaje más caro del equipo en su historia. Los seis millones de euros (aproximadamente 37 millones de reales) que pagó la institución de Río de Janeiro son pocos comparados con los 18 millones que le pidieron al Palmeiras por el mismo jugador en este mercado de pases: "Palmeiras vende caro y va a tener que comprar más caro", alertó Abel Ferreira, director técnico del 'Verdão', al hablar sobre el inconcluso fichaje.
Los números hablan por sí solos: los 20 conjuntos que disputarán en este 2025 la primera división del fútbol brasileño gastaron un total de 330 millones de dólares en refuerzos durante este verano, una cifra récord y que marca una gran distancia con el resto de las ligas del continente. En la Liga Profesional de Fútbol, con River Plate y Boca Juniors a la cabeza (y con un torneo que cuenta con diez planteles más), el número apenas llega a los 85 millones; si bien es alto para Argentina, es un cuarto de lo que se invirtió en el país vecino.
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El gran temor que provoca este fenómeno "inflacionario" en los directivos y entrenadores de Brasil es provocado por las SAF, que debido al enorme ingreso de capitales externos generaron una suba generalizada en los precios de los traspasos y los sueldos. "La entrada de los inversores de las SAF lo ha inflado, porque es un dinero de fuera y eso no representó un crecimiento en los ingresos de los equipos, solo un aporte", denunció Paz. "Los clubes que quieran seguir organizados lo tendrán difícil para competir, porque competirán con los que se han inflado y que tendrán mejores resultados deportivos a corto plazo", agregó.
En un contexto marcado por el debate de las Sociedades Anónimas Deportivas en Argentina, impulsadas por el Gobierno de Javier Milei y con el empresario Foster Gillett en Estudiantes de La Plata como estandarte, el caso del Brasileirao es una importante señal de alerta sobre el daño que este modelo inflige en el deporte a mediano y largo plazo. A esta problemática se suman los patrocinios de las casas de apuestas, que aportan una mayor cantidad de dinero que otros auspiciantes; una ley que regula las apuestas deportivas en Argentina tuvo media sanción en Diputados, aunque será vetada por el Ejecutivo en caso de ser aprobada.
Solucionar la cuestión de los exorbitantes precios que se manejan en el fútbol brasileño es aún un proyecto: algunos directivos plantearon la posibilidad de aplicar un 'fair play' financiero, mientras que otros como el propietario de Botafogo John Textor, crítico con limitar los gastos según los ingresos (lo que le permitiría gastar más a los clubes que más ganan en detrimento de los 'chicos'), fueron más allá y propusieron un techo salarial al estilo NBA. El futuro incierto de las SAD no sólo es un llamado de atención para los equipos argentinos que coquetean con este modelo, sino también una demostración de que, lejos de la llegada indiscriminada de inversiones millonarias y éxitos deportivos inmediatos, la intervención de un empresario en un club es una arriesgada apuesta regida por la lógica imprevisible del mercado.