A Diego Armando Maradona se lo asocia con la gambeta, con eludir rivales en una danza donde todos quedan en ridículo mientras el avanza sin esfuerzo. Pero en la vida, Diego siempre fue de frente y contra quien estuviera del otro lado. La política no escapó de sus declaraciones y se le animó hasta al dictador Jorge Rafael Videla, el que el dio la mano en 1979 y que frustró después su pase al Barcelona. Cómo fueron los años de la dictadura cívico-militar para el mejor jugador de todos los tiempos.
La nueva serie de Amazon Prime Maradona, sueño bendito, reavivó detalles históricos de la vida del Diez que muchas personas desconocían. Con mezcla de ficción y realidad, la serie muestra un momento tenso en la vida de Diego: su encuentro con Videla tras ganar el Mundial Juvenil de 1979. Tras quedarse afuera de la Copa del Mundo de 1978, Maradona tuvo revancha con el título juvenil y la cita con el presidente de facto fue obligatoria.
Maradona y su encuentro con Videla
Un Diego adolescente, aun con cierta ingenuidad, mantuvo una conversación pública con Videla tras conseguir el campeonato, a través de la televisión pública. El tono castrense y frío del genocida se contrasta con la voz juvenil del Diez; la conversación fue casi una formalidad. Sin embargo, el cara a cara llegó días después, en medio del contexto "festivo" de la victoria en medio del horror.
En una columna de mayo de 2021 para El Destape, José Luis Lanao, integrante de aquel equipo que encabezó Maradona, pintó con detalle no sólo el encuentro sino también las sensaciones de jóvenes que poco después descubrirían que fueron utilizados como cortina para tapar una maquinaria del terror.
"Maradona llevaba la copa entre sus brazos como un bebe recién parido. Por el espacio desfilaban sin ser visto los famosos demonios de interior. Unos minutos después se hizo el silencio y desde el fondo del salón apareció la figura delgada de Jorge Rafael Videla. Se acercó y nos estrechó la mano uno a uno. El infierno se presentaba ante nosotros. Mientras el dictador dibujaba su sonrisa lesiva sus tiempos de tortura y de muerte se citaban con otras manos, con otros cuerpos, ya quebrados, vencidos, que deambulaban desolados todavía por sus centros de exterminio", rememoró Lanao
A la vez que señaló: "Poco tiempo después descubrimos con ingenuidad lo tristemente calculado que estaba todo. Protegidos como crías de canguros desfilamos por las alfombras del poder con la sensación de estar viviendo algo extraordinario, y ser a la vez los “mariachis” de una fiesta pública programada para ocultar un genocidio". "El Juvenil fue un sueño hermoso a la sombra de las bayonetas", sentenció el exdelantero.
De aquel escenario, Diego también expresó su recuerdo en términos maradoneanos. “Aunque fuimos los campeones del mundial juvenil de 1979, el botón de Videla nos usó de ejemplo. Nos hizo cortar el pelo y hacer el servicio militar. Y eso que le trajimos la copa del mundo de Japón!”, repudió en un posteo de Instagram perdido en los archivos de la web por las disputas hereditarias.
Antes, en una entrevista, el mejor jugador de todos los tiempos también apuntó: "Yo tenia el pelo largo y me puse gomina para que no se diera cuenta. Cuando me vio, él me dijo que lo primero que tenía que hacer era ir a la peluquería porque un soldado suyo no podía tener el pelo largo. Un vigilante y un botón", agregó El Diez.
Y sentenció: "Los militares no me cabieron, no me caben, ni me caberan jamás. Nos mataron a 30 mil". Consecuente con sus palabras, Diego siempre estuvo al lado de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo hasta sus últimos días, cuando volvió para ser entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata y tuvo las puertas abiertas para Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto y Taty Almeida; o como aquella vez que abrió la concentración de la Selección Argentina en pleno Mundial de Sudáfrica 2010 para hablar con Estela.
El día que la Dictadura le arruinó el pase a Maradona
El nombre de Maradona ya era toda una realidad cuando la década de 1980 comenzaba. Aún en Argentinos Juniors, el Diez comenzó a presionar para lograr su salida con amenazas de retiro y las ofertas no tardaron en tentarlo. Allí llegó el Barcelona para seducirlo y pelear con la Juventus. Todo parecía encaminado, pero el pase se volvió una cuestión de Estado. La dictadura metió su mano de plomo para evitarlo bajo la absurda premisa de que ningún jugador menor de 22 años o integrante de la Selección se fuera del país.
Años más tarde, Josep María Minguella, dirigente Blaugrana de esa época, reveló los aprietes que padeció para cancelar la operación. El contraalmirante Carlos Alberto Lacoste, hombre fuerte de la Junta Militar en la AFA, fue quién cortó los lazos de la forma más violenta. "Yo tenía todo cerrado con Argentinos Juniors pero en el medio hubo llamados y presiones para que no se concrete. Me pusieron un arma encima de un escritorio cuando me junté con Domingo Tesone", recordó en declaraciones recogidas por Página 12.
La resolución del conflicto terminó con Maradona en Boca. Una vez más, Diego fue usado como distracción a sus espaldas.