Un exjugador del fútbol argentino, que fue varias veces campeón con River, se alejó definitivamente del deporta profesional. De hecho, en la actualidad vive en el campo, ayuda en un hospital, visita con frecuencia un asilo de ancianos y sostiene que "lo espiritual" es lo más importante en su vida.
El protagonista de esta historia tan patticular es nada menos que Ricardo Rojas, exlateral izquierdo misionero de 52 años que vistió la camiseta del "Millonario" entre 2001 y 2006, con tres títulos nacionales conseguidos: los Clausuras 2002, 2003 y 2004. Sin embargo, lo que más recuerdan los hinchas de él es aquel gol histórico a Boca en La Bombonera de "vaselina" para cerrar sobre la hora la victoria por 3-0 en marzo de 2002.
Ricardo Rojas, de ser campeón con River y el gol histórico a Boca a vivir en el campo y ayudar en un hospital
El exdefensor, nacionalizado paraguayo, se retiró a los 35 años en 2006 en Belgrano de Córdoba y, a partir de allí, se alejó del fútbol definitivamente. A diferencia de muchos colegas, que se dedican a ser entrenadores, formadores de juveniles, dirigentes o managers, quien fue al Mundial de Francia 1998 con Paraguay se prefirió la tranquilidad, fuera de los flashes de Buenos Aires.
Sin cuentas oficiales propias en las redes sociales, "Ricky" también se enfoca en aprender álgebra, por lo que le dijo al portal Infobae en una entrevista en septiembre de 2019: "Es algo que me interesa mucho, esas combinaciones matemáticas te ayudan a entender muchas cosas en la vida, aunque no lo parezca". “Mi celular no tiene Whatsapp, pero tiene la agenda y la alarma para despertarme. En la televisión por ahí vemos alguna película, o por Internet... Vemos las noticias. Lo lee mi esposa, yo la verdad que no. Yo sólo escucho la radio”, destaca con respecto al recorrido de paz absoluta que lleva hoy en día.
“Desde que dejé el fútbol, hace 13 años, no recuerdo haber pisado de vuelta un estadio. No veo fútbol. Si vos me decís cuántos puntos tiene River, no sé. Escucho la radio, dicen “jugó bien´ o ´jugó mal”...", reconoció en aquel entonces. Sorprendido y entre risas cuando ve cada tanto algún video de su etapa como jugador, manifestó: “¡Era bastante rápido, la verdad! No como ahora, mis compañeros del pueblo me dejan ir arriba, juego de delantero”.
Acerca de ese tanto memorable al "Xeneize" en su cancha, uno de los pocos en sus 15 temporadas como profesional, consideró que “existe una espontaneidad en el deporte" y puntualizó: "En este caso estábamos ganando 2-0 y Boca quería descontar. Por supuesto que se desordenó y fue para adelante". A puro sentido del humor, repasó que "robó la pelota (Fernando) Cavenaghi, que hizo una media chilena tipo Bruce Lee y casi se mata contra el piso".
"Me quedó enfrente la pelota y yo corrí para adelante. El primer pase se lo doy a (Andrés) D’Alessandro, veo los espacios vacíos e intento adelantar como para, por ahí, devolver la pelota", amplió con relación a la mejor acción de su carrera. Incluso, señaló que "no es que estaba pensando que iba a llegar cerca del área para definir, uno va a apoyar". Al mismo tiempo, repasó: "D’Alessandro le juega a (Ariel) Ortega y sigo corriendo para ganar una posición, sumar un jugador más en ataque". "Ortega, con la calidad que tiene –la verdad que fue un fuera de serie–, así como viene tira el pase, un pase perfecto que descoloca a los defensores de Boca", elogió a su excompañero jujeño.
"Me quedó la pelota enfrente y creo que Clemente (Rodríguez) es el último que me va a cerrar. Corro un poco la pelota, había llovido... Cuando levanto la cabeza estoy frente al arco. No me di cuenta de que estaba frente al arco porque agaché la cabeza para ver la pelota. Se me pasaron dos cosas: mato a un abuelo detrás de la tribuna o defino así. Sentí en ese momento pegarle suave por arriba... ¡Es espontáneo!", completó. Consultado acerca de si extraña la adrenalina de la actividad a la que le dedicó sus primeros años, Rojas contestó: "Sinceramente no. Fue una etapa. Considero que es un libro. Lo leíste, lo disfrutaste, quizás repasaste un capítulo porque te gustó cómo lo relataban, pero terminó el libro, se cerró y agarrás otro libro. Descubro en el próximo otra aventura, otro desafío, otros personajes...”.
Ya con respecto a cómo transita sus horas en la actualidad, el misionero destacó que “lo espiritual es un punto central" y reveló: "Prestamos servicio a diferentes entidades. Muchas veces no es dinero, es prestar el oído, hacer una visita, conocer a esa persona que está pasando un momento difícil y acompañarla, llamar a un amigo con el que hace mucho no hablamos, escribir una carta a un pariente o visitar en el hospital a alguien que no conocemos; o en el asilo de ancianos, que quizás hay personas que están hace dos años ahí y los familiares nunca los visitaron”.
"A veces, como seres humanos, simplemente queremos aprender otras cosas. ¡Envejecemos más lento cuando el cerebro está ocupado en aprender cosas nuevas!", opinó el exlateral. Fiel a su estilo, cerró con el concepto de que "el fútbol es un gran deporte, pero no es lo más importante".