La vulgaridad de ir siempre contra lo popular

Lionel Messi es argentino. Siente como nosotros, vive los partidos como un hincha más. Defiende lo que cree correcto y no le gusta que le falten el respeto. Tiene un sentimiento popular, y eso a algunos les molesta.

10 de diciembre, 2022 | 17.07

Si ser vulgar es ser argentino, sentir el fútbol como ningún otro país y no dejar que el rival te falte el respeto durante toda la previa... Denme esa vulgaridad. Porque ser vulgar es también tener rasgos similares a los de la mayoría, y en este país hay más de 45 millones que se sintieron identificados con el liderazgo absoluto de Lionel Messi ante Países Bajos. Y va más allá de lo futbolístico, aquí nos quedaremos con algo que va más allá de eso.

Lo que ocurre es que a cierta parte de la sociedad le molesta ver a Messi como lo vimos en los Cuartos de final. Enojado, puteador, yendo a buscar a los que hablaron de más antes del partido. En fin, defendiéndose y defendiendo a los suyos. Es lo que haría la mayoría, es lo que el pueblo celebra y ahí está justamente el talón de aquiles de algunos: les molesta que el rosarino ya no de la imagen de hombre "correcto" ante el mundo.

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A mí dame a este Messi: líder como nunca y hasta maradoneano por momentos, defiende los colores de la Selección Argentina como los grandes próceres que pasaron por el predio de Ezeiza. Y díganme una cosa: si amamos tanto a Diego y siempre destacamos su valentía y su sangre caliente como capitán del seleccionado nacional, ¿por qué no habríamos de bancar a Lionel?

El problema es que muchas personas caen en la vulgaridad de ir siempre contra lo popular. Vaya a saber uno si lo hacen con la convicción de estar diciendo lo que sienten o si escriben pensando en quedar bien con esa porción que pretende mirarnos a todos desde arriba. Porque nosotros no estamos arriba, tampoco estamos abajo. Estamos desde la tribuna, y desde ahí sentimos y vivimos como lo hizo Lionel Messi ante Países Bajos.

El fixture más accesible, siempre

Otra cosa que leí por ahí tiene que ver con que la Selección Argentina va a llegar al final del Mundial sin haber jugado contra campeones del mundo. ¿Y? ¿Acaso somos menos por no habernos medido con otras potencias que tuvieron el privilegio de tocar el cielo con las manos como nosotros en dos ocasiones?

El futbolero lo entiende: a mí dame el fixture más fácil, siempre. Si puedo evitar jugar contra otros monstruos que me pueden obstaculizar el camino hacia la gloria, los evito. No voy a ser menos campeón por eso. Pero bueno, evidentemente hay cierta fracción del país que cae en esta vulgaridad de ir contra la marea, contra la Selección, y contra lo popular.