Después de lo que significó el título de la Selección Argentina en Qatar 2022 en el fútbol nacional hay otra ilusión. La búsqueda está apuntada a conseguir la sede del Mundial 2030 y, para eso, se presentó una candidatura regional y conjunta que tiene como principal motor la emoción y la historia. Desde Sudamérica, la región que más y mejores futbolistas entregó al planeta futbolístico, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay presentaron oficialmente sus intenciones de quedarse con el torneo que se llevará adelante en siete años. Detrás de esa misión aparecen fortalezas que llevan a pensar que es posible, pero también en el horizonte existen dificultades a superar y que son negativos para el corazón real de la FIFA.
La presentación de la candidatura tiene un alto condimento emocional. La idea de las federaciones de Sudamérica pasa, principalmente, por apuntar a la historia del fútbol, la pasión y el espectáculo que se brinda por estas zonas del globo. Todo comenzó hace varios años como una ilusión. Esa idea es presentar un Mundial para festejar el centenario de la primera Copa del Mundo que se llevó adelante, justamente, en Uruguay en 1930. Ese torneo que ganó la Selección Celeste sirvió de puntapié inicial para una tradición de un torneo que se llevó adelante cada cuatro años. En varias entrevistas, el Ministro de Turismo y Deportes, Matìas Lammens, aseguró justamente que esta es una de las razones principales. Incluso, en conferencia de prensa, sostuvo que la candidatura "toma más fuerza todavía porque tiene un condimento especial". Tanto Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, y Claudio "Chiqui" Tapia, presidente de AFA, se plegaron a este discurso.
En cuanto a lo que va más allá de los simbolismos, hay una potencia particular en el planteo de una sede conjunta de una región. A lo largo de la historia, Sudamérica tuvo cinco mundiales: Uruguay 1930, Brasil 1950, Chile 1962, Argentina 1978 y Brasil 2014. En este caso un mundial regional suma para los torneos multitudinarios para los que apunta la FIFA y la necesidad de abarcar más países. Si bien esta suma de voluntades no tiene a Brasil, el socio mayoritario, igual mantiene potencia por la cantidad de talentos que se exportan al mundo. A su vez, en el mapa político, la propuesta que hizo Alberto Fernández -a pedido de Evo Morales, según contó Lammens en conferencia- sobre la inclusión de Bolivia en la candidatura conjunta está lejos de ser factible. Más bien todo lo contrario. La posibilidad de ver un Alemania vs Croacia en el Hernando Siles de La Paz por el Mundial de 2030 está muy alejada y esto no solo tiene que ver con la infraestructura deportiva si no también por la reticencia de algunos sectores dentro de la FIFA a desarrollar partidos en condiciones inusuales. En este caso: la altura de ese estadio.
Si bien durante la conferencia de prensa, la ministra de deportes de Chile, Alexandra Benado, sostuvo que la región está "en condición de decir que tendremos una postulación seria, sustentable, austera, acorde a los tiempos que estamos viviendo", lo cierto es que la palabra "austeridad" parece estar alejado de los parámetros FIFA. La infraestructura para llevar adelante la Copa del Mundo es parte del negocio que maneja la Federación Internacional de fútbol y las construcciones son una piedra basal en las ganancias. En ese sentido, de llegar a la región, no se descarta la construcción de otro estadio, pero desde ya se espera que haya mejoras a niveles de infraestructura deportiva y sistemas de conectividad.
Un desembolso "austero" para la construcción de estadios, rutas y diversas obras de infraestructura es una de las sombras que puede hacer más difícil la llegada de la Copa del Mundo al país, pero por otro lado también aparecen cuestiones que responden más a la política internacional. Entre los principales rivales de la candidatura de Sudamérica aparece la postulación de España, Portugal y -quizás- Ucrania. En la búsqueda geopolítica de la FIFA de equilibrar la balanza con occidente luego de que Rusia y Qatar hayan tenido dos mundiales consecutivos, la candidatura de la Europa Occidental parece una oportunidad clave para retomar el eurocentrismo reinante en esa Federación. Justamente, el arribo al mercado de Estados Unidos (Mundial 2026) fue un guiño hacia este mercado. De hecho, los números también revelan que la última Copa del Mundo que se llevó adelante en Europa Occidental fue en Alemania 2006 y en 2030 se cumplirían 24 años sin competencias de este estilo. Por otro lado, el avance de los clubes de ese continente hace necesaria la presencia de una competencia a nivel selecciones para retomar el poder. Más atrás aparece la postulación de Arabia Saudita -que se rearma con Cristiano Ronaldo entre sus filas- y a base de un crecimiento similar al de Qatar
Con estas dificultades y bajo estas premisas, el fútbol argentino busca que el Mundial llegue por segunda vez a estas tierras. Ahora con una integración regional.