Kid Vanegas, la historia del luchador que fue vital para la Revolución Cubana

Antes de arribar a Cuba en el Granma para realizar la revolución, Fidel Castro, el Che Guevara y el Movimiento 26 de Julio hicieron una escala en México para aprender defensa personal con un histórico luchador. 

20 de mayo, 2023 | 00.05

La vida de Arsacio Vanegas cambió para siempre cuando su camino se cruzó con el de Maria Antonia González. Cubana exiliada por la dictadura de Fulgencio Batista, formó un vínculo estrecho con Vanegas porque tanto él como el esposo de Maria Antonia, Dick Medrano, eran reconocidos luchadores profesionales en México. Lo que no sabía Arsacio, cuando la conoció en 1954 durante una gira luchística, es que dos años más tarde iba a convertirse en el enlace que llevaría a Vanegas de ser un combatiente en el ring a un prócer de la Revolución Cubana.

Arsacio Vanegas nació en Ciudad de México en 1922 en el seno de una familia que llevaba la sangre de la revolución por sus venas. Su abuelo, Antonio Vanegas, tenía la imprenta más famosa de todo México, y allí acudía José Guadalupe Posada, el ilustrador y caricaturista más importante en la historia del país. De joven, Arsacio aprendió el oficio del grabado con su abuelo. Sin embargo, a los 16 años decidió que su propósito en la vida estaba en la Arena México, donde estaban las estrellas de la lucha libre.

“A los 16 años, Vanegas empezó a entrenar en la escuela de la Arena México, la cual recibía a muchos jóvenes con la idea de tener un elenco de luchadores mexicanos y no depender tanto de los extranjeros. En ese tiempo, ídolos nacionales eran luchadores como Charro Aguayo, que en realidad venía de Estados Unidos”, cuenta Ernesto Ocampo, historiador y editor en jefe de la revista Súper Luchas, en diálogo con El Destape.

Bajo el nombre artístico de Kid Vanegas, y con un estilo fuertemente influenciado por el judo, Arsacio combatió con las figuras más destacadas de la lucha libre mexicana, entre ellas, El Santo y Blue Demon. Así fue como entre incontables rivales, Vanegas conoció a Dick Medrano, pero más importante, a Maria Antonia González.  Maria Antonia estaba al tanto de que Vanegas tenía a disposición la imprenta de su abuelo. Por eso, ella fue el enlace que conectó a Arsacio con Calixto García y Nico López, integrantes del movimiento 26 de julio que estaba a cargo de un muy joven Fidel Castro.  En una entrevista que le dio a Carlos Ulanovsky en 1978  para el extinto diario mexicano Intervieu, Vanegas explicó: “Ellos querían que les hiciera trabajos de imprenta. Pero lo que más me impresionaba era su sencillez, con una humildad que dolía”. 

Días después de haber conocido a García y López, a Vanegas le es presentado un joven médico que había sido deportado de Guatemala. Se llamaba Ernesto Guevara, y trabajaba como médico y fotógrafo para subsistir. 

Arsacio rápidamente se ganó la confianza del núcleo de la agrupación 26 de Julio. Sólo faltaba estrechar vínculo con el mandamás Castro, que llegó a México en 1955 y fue presentado por su hermano Raúl y por María Antonia. Ante este encuentro vital para lo que fueron las bases de la Revolución Cubana, Arsacio recordó en la entrevista con Intervieu: “Fidel fue el primero que empezó a llamarme ‘Gordo’, uno de mis apodos más conocidos. Durante dos horas me platicó todo lo que era su proyecto y su movimiento, la firme idea de llegar a Cuba para vencer o morir y derrotar a Batista”.

Pero Fidel quería algo más, quería que Vanegas se convirtiera en el entrenador de sus guerrilleros para que ellos pudieran estar en condiciones físicas de hacerle frente a los soldados de Batista apañados por los Estados Unidos. Encandilado por la causa revolucionaria, Arsacio se tomó muy en serio su trabajo y diseñó un plan de entrenamiento que más tarde rindió grandes frutos durante los históricos combates en la isla.  “Vanegas les enseñaba llaves y proyecciones de judo. Además, hacían caminatas diarias a Zacatenco y de ahí al cerro del Chiquihuite, partiendo desde el cine Lindavista”, detalló Ocampo de Súper Luchas sobre el entrenamiento que seguían meticulosamente los cubanos. Sorpresivamente, estas prácticas no eran realizadas en la clandestinidad, y hasta la Empresa Mexicana de Lucha Libre, en la que se desempeñaba Vanegas como competidor, estaba al tanto de la relación de este con el grupo de Castro.

“La relación de Kid Vanegas con el Che Guevara, Fidel Castro y Raúl Castro también era conocida por la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL), y no era mal vista. Es importante hacer notar que el gobierno de México había emanado de una revolución, que aquí se le había dado asilo a León Trotsky y que el movimiento muralista estuvo lleno de pintores afiliados al Partido Comunista y que recibían trabajo del gobierno”, detalló el historiador. 

Incluso la casa de Arsacio se había convertido en un depósito de armas cubanas y con el correr de los meses los revolucionarios habían alcanzado un estado físico ideal para poder combatir a puño limpio en caso de necesitarlo. Vanegas tenía todo listo para embarcarse en el icónico barco Granma en 1956, pero Fidel lo evitó. “Tu lugar está en México con tu familia”, insistió Castro.

Arsacio Vanegas falleció en 2001 por causas naturales. Ante la noticia, la despedida de Fidel Castro fue corta pero emotiva, en la que recordó a uno de los pilares que hizo que la Revolución Cubana se materialice del sueño a la realidad: 

"He conocido con profundo pesar la noticia del fallecimiento de Arsacio Vanegas, y deseo hacerles llegar mi más sincero sentimiento de condolencia. Vanegas fue un firme y leal colaborador del grupo de revolucionarios cubanos que en México nos dimos a la difícil tarea de preparar la etapa definitiva de la lucha por la libertad de nuestra patria. Los múltiples y muy valiosos servicios que, con el más absoluto desinterés y con plena identificación con la causa de la Revolución Cubana, prestó durante los largos meses de preparación de la expedición del Granma, lo hicieron acreedor de nuestra perenne gratitud y del reconocimiento de todo el pueblo cubano, que siempre lo consideró como uno de sus hijos y como otro de sus combatientes. Reciban ustedes el testimonio de mi más sentida pena y mi mayor aprecio."