Tras la suspensión en tiempos complejos de pandemia, distintos aspectos fueron puestos en jaque previo a su realización. Aún así, con curvas algo más bajas en relación a los contagios por COVID-19 y con la ausencia de público como principal punto destacado, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son un hecho. Y más allá de los y las deportistas de las diferentes disciplinas, con especial atención en los argentinos y las argentinas que se ilusionan con la posibilidad de subirse a un podio, es clave destacar un hecho que, sin lugar a dudas, marcará un antes y un después en la historia del mayor evento deportivo internacional: Tokio 2020 será el juego olímpico de las mujeres y la paridad de género.
¿Qué quiere decir esto? ¿Que no competirán los hombres? Por supuesto que sí habrá presencia masculina pero lo que a partir de este nuevo año llama particularmente la atención -o tal vez no tanto, teniendo en cuenta la cantidad de espacios y derechos conseguidos en los tiempos que corren-, es que el peso del género fue creciendo cada vez más hasta conseguir batir el récord de cantidad de mujeres participando de la competencia: el 49% de atletas clasificados son mujeres. Tanto es así que habrá entrega de medallas para ellas en 156 disciplinas cuando, en comparativa, fueron 136 en los Juegos de Río de Janeiro 2016. Incluso, es importante destacar, que el porcentaje de competencias mixtas será cuatro veces mayor que en la última cita olímpica.
Es claro que, como en cada aspecto de la vida, diferentes atletas debieron atravesar caminos difíciles y que llevaron décadas repletas de luchas en busca de conseguir esa igualdad tan ansiada que en la actualidad comienza a verse como una posibilidad real. Por ejemplo, frente a la creación de los Juegos Olímpicos de la Modernidad por Pierre de Coubertin o el tan reconocido “Barón de Coubertin”, no se permitía la participación de la mujer. Tanto es así que en la primera edición, celebrada -por supuesto- en Atenas 1896 fueron las grandes ausentes. En París 1900 hicieron su aparición pero en determinadas disciplinas sin la total libertad de la cual, por supuesto, gozaban los hombres. Otra vez, el género femenino fue el encargado de ir, poco a poco, conquistando espacios y deportes.
A partir de su integración, nada fue fácil. Prejuicios, críticas a capacidades, razones estéticas y hasta la “obligación” que implica la maternidad atravesaron a cada una de las atletas que buscaron dejar su marca y que, muchas veces, muy a pesar de todo esto, lograron. Comenzaron a competir en natación durante 1912 e hicieron lo propio con el atletismo en 1928. Años más tarde, en Tokio 1964, se introdujo el primer deporte de equipo femenino: el vóley. Los cambios siguieron sumándose: desde 1984, se integraron a las maratones y luego llegaron las artes marciales o la lucha libre -ya durante la década del ‘90 o pasados los 2000-. Fue clave, por supuesto, el trabajo de Alice Milliet, creadora de la Federación Internacional de Deportes Femeninos.
Por esta razón, la confirmación del Comité Olímpico Internacional (COI) sobre la tan ansiada y luchada paridad de género por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos no es algo que deba tomarse a la ligera ni mucho menos. Cabe destacar que, como siempre ocurre, los cambios se inician desde lo más general a lo más pequeño. Por eso, la gran atención está puesta en deportes importantes como la gimnasia, la natación o el atletismo aunque las mujeres decidieron luchar, hace ya tiempo, por un lugar en los demás deportes para no solo ser reconocidas por sus capacidades sino también para recibir una oportunidad olímpica. Queda mucho trabajo por hacer pero el primer paso está dado, resta generar una continuidad y terminar, de una vez y para siempre, con los prejuicios infundados contra las inmensas atletas.
¿Qué cambió?
“Se pronostica que Tokio 2020 van a ser los más igualitarios respecto a la participación femenina”, advirtieron desde el COI. Así fue como se confirmó el 49% de dicha participación, es decir poco más de 5.400 mujeres irán por su sueño en las 145 pruebas femeninas y mixtas programadas. En comparación con los juegos anteriores, con un total del 45%, hubo un gran crecimiento. ¿Y en relación a París 1900? En aquel momento, compitieron 22 atletas femeninas de un total de 997 deportistas participantes. Sí, el 2.21% y en tan solo cinco deportes habilitados.
En esta ocasión, de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, se ven números iguales o similares en casi todos los deportes excluyendo el baseball y el softball. El COI añadió un total de 18 pruebas para generar esa igualdad tan aclamada entre las que aparece, por ejemplo, la modalidad de remos para mujeres -tan buscada y con una gran presión de Grace Luczak, una de las figuras del equipo estadounidense que competirá por una medalla en los próximos días-. Incluso en boxeo -repleto de prejuicios en lo que refiere a participación femenina- tendrá a 100 mujeres en cinco divisiones, dejando atrás las 36 atletas en tres divisiones en Río.
Participación mujeres en los diferentes JJ.OO.:
Algunas de las modificaciones que desembocaron en la inclusión de las mujeres reemplazaron a otros deportes, practicados por hombres. Un caso, por ejemplo, es el de canotaje femenino que estará en lugar de algunas modalidades de competencia de kayak. “No se siente bien cuando tienes que quitarle algo al lado masculino para añadir mujeres pero al crear un número igual de oportunidades se muestra que hay un sendero para las mujeres deportistas”, manifestó la mencionada Luczak, de 32 años. Como si esto fuera poco, las grandes figuras de Tokio son todas mujeres: Simone Biles, Katie Ledecky, Naomi Osaka, Clarisse Agbegnenou y Yulimar Rojas, entre tantas otras, son las que más se destacan.
El cambio es total y no llega solo desde el Comité Olímpico, sino también dice presente en las diferentes delegaciones que integran la competencia. Por ejemplo, Gran Bretaña será una de las que envió más mujeres que hombres por primera vez en su historia. Observando los casos en Latinoamérica, ocurre algo similar: Puerto Rico -lo hará por segunda vez- y Chile también llevarán más mujeres que hombres mientras que la delegación de Ecuador, tiene casi dos tercios de atletas femeninas.
Los abanderados en la ceremonia de los Juegos
Tal vez, en lo que refiere a lo simbólico, es uno de los signos más fuertes de los actuales Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Por primera vez en la historia, habrá dos atletas olímpicos y obligatoriamente deberán ser un hombre y una mujer tanto para la ceremonia de apertura como a la de clausura de la cita olímpica. Los argentinos serán los medallistas Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange.
Cabe destacar que Carranza Saroli será la séptima mujer argentina en llevar la bandera en la apertura de un JJ.OO. después de Isabel Avellán (atletismo, Melbourne '56), Cristina Hardekopf (saltos ornamentales, Roma '60), Jannette Campbell (natación, Tokio '64), Gabriel Sabatini (tenis, Seúl '88), Carolina Mariano (judo, Atlanta '96) y Luciana Aymar (hockey, Londres 2012). Por su parte, Pedro Ibarra y Noel Barrionuevo, figuras del hockey sobre césped, llevarán la bandera en la ceremonia de cierre.
La deuda: ¿y las madres atletas?
En un principio, desde la organización, dejaron en claro que todas las atletas que sean madres lactantes podrían llevar a sus hijos e hijas a los Juegos Olímpicos de Tokio aunque pusieron un asterisco que, sin lugar a dudas, complicó las cosas: ningún familiar de los competidores podrá viajar a la capital nipona para acompañar a las deportistas debido a los protocolos sanitarios por la pandemia.
Si bien tal determinación se tomó frente a las quejas de madres atletas como Kim Gaucher o Aliphine Tuliamuk, las cosas no son tan fáciles como parecen. Frente a esto, Ona Carbonell, capitana del equipo español de nado sincronizado, negó que eso sea cierto. A través de sus redes sociales, criticó y denunció al COI por sus "medidas drásticas" que imposibilitan asistir a los JJ.OO. con su hijo. ¿De qué se trata? Las madres tenían que abandonar la burbuja en la Villa Olímpica para amamantar, aumentando el riesgo a una infección por COVID-19 y poniendo en riesgo a sus compañeras porque los niños y las niñas debían quedarse en hoteles.
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