La escalada deportiva supo experimentar un auge significativo en popularidad en las últimas dos décadas, capturando el interés de una audiencia joven y diversa. Con un 39% de los participantes menores de 18 años, este deporte ofrece una experiencia versátil al poder practicarse tanto en la naturaleza como en instalaciones urbanas interiores. Hoy en día, más de 25 millones de escaladores en 150 países alrededor del mundo disfrutan de esta actividad que combina desafío físico y mental.
El origen de la escalada deportiva competitiva se remonta a 1985, cuando un grupo de entusiastas organizó el evento "SportRoccia" en Bardonecchia, Italia. Este fue el punto de partida para las competiciones organizadas. Al año siguiente, la primera competición en un rocódromo artificial se llevó a cabo en Vaulx-en-Velin, Francia, estableciendo así la estructura competitiva de este deporte.
Desde entonces, la escalada deportiva supo crecer y evolucionar, atrayendo a más personas y desarrollando nuevas técnicas y equipamientos, convirtiéndose en una disciplina emocionante y accesible para personas de todas las edades.
Escalada deportiva en los Juegos Olímpicos: su debut en los Juegos Olímpicos
La escalada deportiva hizo su debut olímpico en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en Buenos Aires y se consolidó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ahora, en los Juegos Olímpicos de París 2024, esta disciplina continuará su crecimiento con competiciones en las modalidades de búlder, velocidad y dificultad.
Las pruebas se llevaron a cabo en la Sede de Escalada Deportiva de Le Bourget, un recinto especialmente construido para el evento. Esta instalación no solo servirá para los Juegos, sino que también dejará un legado duradero para la comunidad local. Con su inclusión en los Juegos Olímpicos, la escalada deportiva sigue ganando impulso y promete ser una de las actividades favoritas en el ámbito deportivo mundial.
Hoy en día, la escalada deportiva se divide en tres disciplinas diferentes. La prueba de velocidad es una contrarreloj doble: los escaladores tienen que escalar una pared inclinada de 15 metros de altura en un tiempo limitado (menos de seis segundos para los hombres, menos de siete para las mujeres). La prueba de búlder se desarrolla en una pared de 4,5 metros, que los atletas deben escalar sin cuerda, lo más rápidamente posible y con el menor número de intentos.
Por último, la prueba de dificultad enfrenta a dos atletas, que deben escalar una pared de 15 metros en seis minutos o menos, sin conocer de antemano el recorrido. En los Juegos Olímpicos de París, las pruebas de búlder y dificultad se combinan.