Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son, sin lugar a duda, los juegos de la paridad. Es la primera vez que el 49% de atletas clasificados son mujeres, dejando a la vista que el peso del género fue creciendo y logró batir un récord. Los resultados por la tan ansiada lucha en lo que refiere a la igualdad de género llevó muchísimos años y sin lugar a dudas, los cambios no son algo que debe tomarse a la ligera. Pero, más allá de esto, todavía hay muchas deudas: lugares para la lactancia y, principalmente, la sexualización de las deportistas.
En lo que refiere al segundo punto, los códigos de vestimenta de las mujeres en el deporte siguen determinados por tradiciones desactualizadas y atravesadas por el género. Desde el primer momento, los diferentes atuendos buscaron conciliar las nociones de "feminidad" y "atletismo" pero esto terminó generando una sexualización y admiración por los cuerpos, vistos como objetos y no destacando las habilidades deportivas por cada disciplina en la que competían.
Lógicamente, con el paso de los años, esto fue cambiando. Con los feminismos y los movimientos de mujeres a lo largo y ancho de todo el mundo, las atletas comenzaron a rebelarse y a protestar contra las regulaciones de uniformes: exigen una clara prioridad al atletismo y no a la vestimenta o a la estética de cada deportista que compite. Si bien este malestar no es nuevo, hay que ir hasta los Juegos Olímpicos de París 1900 para entender cómo las cosas cambiaron: en aquel momento, practicaban los deportes con corsés y vestidos largos, incapacitando a las atletas a movilizarse con normalidad.
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Las cosas se modificaron a principios del siglo XX cuando se reformó la vestimenta de las atletas en su totalidad. Desaparecieron los vestidos, corsés, túnicas y las prendas de sujeción y a pesar de que parece algo positivo, la realidad es que todas esas prendas servían para ocultar el desarrollo de los cuerpos más jóvenes. Desde allí, la sexualización creció y por supuesto, trajo consigo cientos de abusos por parte de personas con poder. Tanto es así que, por ejemplo, la gimnasia está plagado de escándalos de este estilo.
Por ejemplo, en el Campeonato Europeo de Gimnasia Artística en Suiza durante el 2021, las gimnastas alemanas decidieron oponerse a las mallas clásicas vistiendo trajes de cuerpo entero, entre las cuales se encontraba la figura Sarah Voss. Las tres gimnastas protagonistas fueron apoyadas por la Asociación Alemana de Gimnasia (DTB), que lanzó un comunicado dejando en claro: "Ha sido una forma de decir que se lo pueden poner si quieren estar más cómodas. Ha estado guay, ha sido una sorpresa para todos".
Es importante destacar que en algunas disciplinas, como la gimnasia, el traje de cuerpo entero cumple con el reglamento de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG), siempre que sea “de diseño elegante”. Por lo que existe una pequeña flexibilidad pero no es tan aceptada por las máximas autoridades. Los casos contrarios pueden observarse en el Beach Voley y también en el Handball Playa, donde sí o sí deben vestir bikinis.
La Selección de Noruega alzó la voz
Más allá de todo lo mencionado previamente, deportistas de todo el mundo que fueron atravesadas por este código de vestimenta comenzaron a oponerse abiertamente. No solo ocurrió con las alemanas, en el Campeonato Mundial sino también con jugadoras de Noruega. En las últimas semana, su caso fue de los más conocidos: el equipo femenino de Handball Playa del país nórdico protestó por la indumentaria con la que debían competir. El hecho sucedió en el Campeonato de Europa disputado en Bulgaria y el equipo completo fue multado por utilizar “vestimenta inadecuada”.
¿Qué fue lo que ocurrió? Las jugadoras noruegas jugaron con calzas cortas en lugar de la parte inferior -y diminuta- de la bikini. ¿La razón? Los hombres que juegan el mismo deporte sí tienen permitido usar shorts algo que, lógicamente, genera una mayor comodidad para realizar la disciplina. Cabe destacar que previo a esto, enviaron una solicitud que no tuvo éxito. Aún así, apoyados por la federación, disputaron el encuentro por la medalla de bronce contra España con pantalones elásticos y recibieron una multa de 1.500 euros de la Federación Europea -también amenazaron con descalificarlas-. Si bien la cantante Pink buscó pagar la multa, fue finalmente la federación noruega de Handball quien abonó el dinero como muestra de apoyo.
La imagen del encuentro:
Esto dijeron:
Escándalo de abuso sexual de la Federación de Gimnasia de los Estados Unidos
El hecho, tras las primeras declaraciones públicas, se dio a conocer en septiembre del 2016. Involucró el abuso sexual de atletas, principalmente menores, entre ellas grandes figuras como Aly Raisman, Simone Biles y Maggie Nichols, por parte del ex médico osteópata del equipo nacional, Larry Nassar. Fue uno de los mayores escándalos de abuso en la historia del deporte mundial.
Fue el 11 de julio del año siguiente donde Nassar se declaró culpable de siete cargos de agresión sexual en primer grado, a la semana tres cargos adicionales y luego por cargos federales sobre tenencia de pornografía infantil. El 7 de diciembre de 2017 fue condenado a 60 años de prisión y el 24 de enero del 2018, fue sentenciado a otros 40 a 175 años de prisión al cumplir la condena de 60 años. El 5 de febrero siguiente, recibió otros 40 a 125 años. Actualmente tiene 57 años, por lo que su condena es de cadena perpetua.
Más allá de las mencionadas previamente, se destacan más de 265 niñas y mujeres atletas jóvenes. Cabe destacar que no es el primer caso: durante la década de los ‘90, la Federación Estadounidense de Gimnasia (USAG) comenzó a prohibir distintos entrenadores por las mismas causas. Otros casos tuvieron como protagonistas a Don Peters (1984), Robert Dean Head (1992), Mark Shiefelbein (2002) y James Bell (2003), entre tantos otros.