Un nuevo caso de gatillo fácil golpea a nuestro país. En noviembre la víctima fue la joven promesa de Barracas Central, Lucas González, a quien asesinaron mientras regresaba a su casa. Semanas después, en Miramar, un oficial de la Policía Bonaerense asesinó a Luciano Olivera, de 16 años, de un tiro en el pecho. Murió durante la madrugada del 10 de diciembre y el club Peñarol de Mar del Plata, por donde tuvo un breve paso, publicó un sentido mensaje en sus redes.
Pasadas las 4 de la mañana, viajaba en su moto luego de jugar al fútbol con sus amigos cuando una patrulla con 4 efectivos lo interceptó. Uno de ellos disparó y el chico cayó gravemente herido. Cuando llegaron los médicos de la ambulancia convocada al lugar lo encontraron muerto. Según el informe en las primeras versiones del hecho se trató de un disparo accidental.
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"Abrazamos muy fuerte a la familia y amigos de Luciano Olivera, quien jugó al fútbol en el club en los últimos meses y falleció hoy en Miramar. Deseamos que en paz descanse y que se esclarezca el hecho", escribieron desde la institución con una foto del joven vistiendo sus colores. Nuevamente un futbolista con un buen futuro por delante es víctima en otro lamentable caso de gatillo fácil.
"¿Por no tener los papeles de una moto o resistencia a la autoridad? Que lo demoren, pero ¿Matarlo como un perro? ¿Cuántos policías hay que matan a un pibe por gatillo fácil? No puede ser así. No pueden matar a un pibe de 16 años como un perro", expresó entre lágrimas ante la prensa, una de las familiares del jugador.
Al enterarse del hecho, los allegados de la víctima se manifestaron en reclamo de justicia y la policía accionó tirando balas de goma. Por haber efectivos de la bonaerense involucrados en el hecho, la fiscal dispuso que la Policía Federal intervenga en la investigación con el fin de aclarar lo que sucedió con Luciano.
Una acusada de encubrimiento en el caso de Lucas González pidió la excarcelación
El pedido fue presentado en el juzgado a cargo de Martín Del Viso por Micaela Fariña. Esta última, es una de las nueve oficiales de la fuerza de seguridad porteña a la que se le atribuyen varios delitos graves. El fiscal Barbella dictaminó en contra de otorgarle la excarcelación y ahora el juez resolverá.
La mencionada, fue quien interceptó a cuatro amigos a bordo del Volkswagen Surán Azul en el cruce de Alvarado y Perdriel. En principio, Fariña y su compañera Lorena Miño afirmaron que su rol se limitó a pedir una ambulancia para el herido y asegurar en el lugar a dos amigos de Lucas -ya que el tercero se fue. Para el Ministerio Público ambas tendrán que responder por los delitos atribuidos.