El conjunto que dirige Martín Demichelis consiguió el título del fútbol argentino. River Plate alcanzó su título número 70 y con el triunfo 3-1 ante Estudiantes de La Plata, el equipo de Núñez se consagró campeón en el torneo local. El Millonario festeja en su casa y ante su público en una fiesta que llenó el estadio Monumental.
El resultado frente a Estudiantes de La Plata fue uno más en el largo recorrido que tuvo el conjunto millonario en el campeonato. Si bien la semana pasada pudo haber festejado ante San Lorenzo, lo cierto es que un empate 0 a 0 ante el segundo mejor equipo del año no permitió dar ese grito desaforada de alegría. En este caso, Martín Demichelis logró festejar con una victoria en el estadio Monumental frente a su gente.
El equipo campeón, ahora, logró una transformación completa en su formación, ya que este título de River no solo significa un campeonato más a la extensa lista que tiene el equipo de Núñez. Sino que también hay algo más detrás: una transformación cuando parecía que no podía ocurrir. Es que el equipo que, ahora, dirige Martín Demichelis estuvo controlado durante ocho años por Marcelo Gallardo. Ese equipo, que marcó una era, también significaba un "fierro caliente" para el entrenador recién llegado de Europa.
Si bien en el último semestre el River de Marcelo Gallardo fue inapetente y deslucido, la llegada del técnico fue una inyección anímica y revitalizó a un grupo de jugadores, además de sumar a otros propios. Entre los jugadores que el técnico energizó estuvieron Lucas Beltrán, Pablo Solari y Rodrigo Aliendro. El último, que fue pedido por el Muñeco, se convirtió en el amo y señor del equipo campeón: se transformó en el termómetro del equipo. Se convirtió en ese jugador total que cualquier equipo con expectativas tiene que tener, en primer lugar convirtiéndose en la rueda de auxilio de Enzo Pérez y, luego, en el futbolista que le entregaba la pelota a Nacho Fernández. Ese fue su puesto.
Con estos cambios y, con estas estadísticas, River alcanzó los 18 partidos ganados y con una diferencia de casi 30 goles. Esta fue la clave para un equipo arrollador. A lo largo de este tiempo, el equipo Millonario tuvo un momento clave que fue, cuando después de haber perdido en la Copa Libertadores ante Fluminense, se recuperó ante Boca Juniors. Luego de una goleada 5-1 en contra, River tuvo una victoria ante el rival de toda la vida: eso fue una señal de presencia.
Desde ese partido en adelante, el paso de River por el campeonato fue triunfal. Lento, arrollador y, sobre todo, ganador ante el resto de los rivales del torneo.
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