El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo una vez que los niños no tienen la finalidad de la victoria, quieren apenas divertirse. Aquella frase bien puede sintetizar a Santiago Rearte, un argentino de 10 años que descubrió su talento en el patín artísco en la simpleza de lo lúdico y que, a pesar de haberse convertido tempranamente en campeón mundial en Paraguay, compite para entretenerse y ser libre.
Santiago es de Caleta Olivia, ciudad al norte de Santa Cruz, alejada de los flashes de Buenos Aires pero su sonrisa larga y su voz suave encandilan a quien se sitúe frente a él. Y al oír su historia, genera una sensación fascinante por conocer aún más. "Arranqué a patinar a los dos años, gracias a mi hermana Sofia -dice Santiago en charla con El Destape-. Cuando ella un día se fue a la escuela, le quité los patines del bolso, me los puse y me empecé a empujar con las paredes. La veía y me gustaba lo que hacía".
A pesar de la sorpresa que generó en sus padres las piruetas que realizaba en cada rincón de su casa, el apoyo de ellos fue la clave para que pudiera explotar su don en los patines. "Al principio, su padre y yo teníamos miedo que se golpeara. Pero después, cuando veíamos los videos que filmaba su abuela patinando, lo tomamos como algo natural. En la casa, el patín era un juego más, como el fútbol o los juguetes, lo descubrió jugando", cuenta Viviana Pérez, su mamá, licenciada en enfermería.
El piso de su hogar fue la primera pista donde se lanzó a la aventura, y su debut frente al público no demoró ni se hizo esperar. Una de las maestras del jardín observó sus destrezas en los recreos y ofreció que Santiago realizara el cierre de un acto: con tres años, con patines de plástico, hizo una coreografía junto a su hermana. Ese día fue la demostración definitiva para que lo incsribieran en una escuela de patín de su ciudad natal y que su deseo por el deporte, estaba acompañado de una capacidad desbordante.
Ruben Genchi, campeón argentino y sudamericano, es un especialista en patín que detecta jóvenes promesas en el mundo y enseña a pulir sus destrezas. En uno de sus visitas desde Italia, donde vive desde hace 33 años, cuando observó por primera vez a Santiago sintió que había algo especial en él. "Lo que más me llamó la atención fueron sus ganas de trabajar. Su dedicación y concentración -dice Ruben-. Tenía 6 años, era muy serio para trabajar. Técnicamente es un diamante en bruto, puedo apreciar su futuro pero tiene que trabajar con calidad".
A la calidad a la que se refiere Genchi, pronunciado como "cualidad" por su habitualidad a la lengua italiana, fue clave para Rearte empezar a entrenar con Celeste Garay, recomendada por él. Una alumna de Garay viajaba desde Comodoro Rivadavia hasta el club Mar del Plata en Caleta Olivia y significó un salto en la preparación de Santiago. Sin embargo, la pandemia reconfiguró, además del mundo, la vida de Santiago y su familia: a partir de allí, fue él quien tuvo que comenzar a trasladarse 160 kilómetros cuatro veces por semana para entrenar con Celeste.
"Todos nos decían que debíamos llevarlo a los torneos, pero tratábamos de ser prudentes y no saturarlo porque era muy chiquito. Lo tuvimos guardadito hasta que no pudimos sostenerlo más. No queríamos que fuera un golpe de repente. Hablamos con él, lo que implicaba viajar tanto. Veíamos que él quería, arreglamos números en la economía y tomamos ese desafío. Se adaptó a todas las otras actividades que tenía, y hasta hablamos en la escuela para que le permitieran dos dias a la semana retirarlo media hora antes para que puediera ir a Comodoro", dice Viviana a este medio.
El campeonato en Paraguay
En los primeros días de mayo, Santiago alzó en Asunción, Paraguay, su primer título internacional en el el Artistic International Series 2023 llevado a cabo por la World Skate. Aunque fue el único en participar de la categoría Mini Infantil, hasta 11 años, sacó un puntaje superior al esperado y no le dio importancia al hecho de competir contra sí mismo y no ntener rivales. "Yo quería patinar solamente, no me importaba si competía con alguien o solo. Me sorprendí mucho con el puntaje que saqué porque era un torneo internacional", cuenta Santiago.
Para poder participar de la competencia en Paraguay, la familia Rearte tuvo que emprender una campaña para hacer frente a la inscripción impuesta en dólares. Rifas, ayuda económica de personas de la ciudad y hasta la Municipalidad de Caleta, hicieron posible su viaje en un deporte que se caracteriza por sus altos costos. "Enseñarle a Santi que existen valores, que a través del deporte uno puede llegar a mucha gente, son cosas que nos van quedando en el camino de todo este esfuerzo que hacemos", relata su madre.
Además de que resulta una disciplina costosa, por los elementos para patinar y las distancias que se deben atravesar para competir, las condiciones para llevarlo adelante en nuestro país no son ideales, como en cualquier otro deporte. La falta de infraestructura dificulta la práctica y la detección temprana de talentos, como también la posibilidad de que cualquier niño descubra la pasión por patnar. Santiago tiene un pedido particular para que surjan más ejemplos como él: "Me gustaría que hubiera más playones al aire libre, para cualquier deporte, fútbol, basquet, patín. Mas gimnasios. Y por ahí, si alguien quiere empezar algún deporte, sería bueno que lo hagan desde chiquititos, no importa si es nena o varón. Si una nena quiere hacer fútbol, que lo haga. Los deportes son para todos".
Uno de los valores que pareciera haber aprendido Santiago es el amor y el respeto por el deporte. En su corta edad, refleja como nadie lo que siente cada vez que se pone sus patines: "Al principio de la coreo estoy un poco nervioso, pero cuando escucho la música ya me siento libre. Que nadie me está mirando, siento que estoy solo en la pista". Y cuenta su sueño, eso que lo lleva a ser persistente cada vez que escucha una música: "Salir de Ameríca, tratar de ir a Europa a competir y representar a mi país ahí".