El 17 de noviembre de 2021 un padre vio como el mundo se detuvo. Héctor González vivió en carne propia el dolor más terrible cuando le avisaron por teléfono que Lucas, su hijo, que volvía de jugar a la pelota había sido asesinado. Lucas González era un adolescente de 17 años que jugaba al fútbol, que tenía el sueño, como muchos chicos, de llegar a Primera División. El deseo de su familia, del barrio y de los amigos quedó frustrado en el cruce de la Avenida Iriarte y la calle Vélez Sarsfield. Ahí el auto en el que viajaba fue interceptado, apuntado por pistolas. Allí le dispararon.
Lucas González era enganche de la sexta división de Barracas Central. Antes había pasado por su Defensa y Justicia, el equipo de Florencio Varela que, después del hecho, se aferró a la figura del joven como una bandera única. Se convirtió en un emblema más del barrio y en un símbolo más del Halcón. Lucas pasó a ser bandera, pintada, amigo y -aún más- reconocido. El barrio, la cancha y los colores se plegaron a la lucha de una familia que busca y que pide justicia. "La gente está por apoyo incondicional hacia nosotros, hacia Lucas. Nosotros no tratamos de pedirle nada al club, pero siempre hubo un reconocimiento", contó Héctor en charla con El Destape.
El crimen de Lucas González conmocionó al fútbol argentino. Aquel día de noviembre, Lucas González volvía de una práctica en Barracas Central. El enganche había ido a entrenar con su división. Al lado, ese día, estaban otros tres amigos: Joaquín Zuñiga, Julián Salas y Niven Huanca, que habían ido a probarse al Guapo. Después de haber entrenado, corrido, jugado y haber pateado la pelota como les gustaba, se subieron al auto. Un Volkswagen Suran en el que arrancaron viaje hacia su casa. En el medio pararon en un kiosko para comprar un jugo y, en ese trayecto, Julián -que estaba manejando- llega a un semáforo, un auto se le cruza y ahí empezó lo peor. El conductor de un Nissan Tiida color champagne se baja sin identificarse y lo hace con un arma. Con miedo, los chicos que volvían de entrenar trataron de escaparse y ahí dispararon. Sin decir nada. Una de esas balas impactó en la cabeza de Lucas que murió al día siguiente en el hospital El Cruce de Florencio Varela.
En total hay 14 policías de la Ciudad acusados por el hecho. El inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva están imputados como coautores del homicidio. También está agravado por "alevosía, por placer, por odio racial". En los testimonios, entre otras cosas, los sobrevivientes del hecho declararon que le decían "negro de mierda, mataste a tu amigo" mientras trataban de "plantarle" un arma de juguete según reconoció el testigo Héctor Cuevas al quebrarse. También, los tres adolescentes sostienen que hubo torturas sobre ellos. Pero los acusados no son solo tres, los otros once están acusados de encubrimiento del homicidio y de las torturas. En una declaración, Jaoquín señaló a Sebastián Jorge Biadón como el efectivo “tatuado” que lo esposó y lo acusó de haberle dicho “¿Así que sos de Varela, pedazo de villero? Mirá cómo mataste a tu amigo”.
En ese mes de noviembre, el fútbol argentino por completo se solidarizó con la familia de Lucas González. Las canchas se llenaron de banderas, de recordatorios y los planteles -por pedido de la AFA- posaron con una bandera por pedido de Justicia. "La AFA y el Chiqui Tapia siempre estuvieron", cuenta Héctor a este medio. Según pudo saber El Destape, el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino se encargó de los arreglos económicos que, en ese momento, eran necesarios para que la familia pueda despedir al hijo en paz. De hecho, en forma de homenaje, se presentó una Copa que se jugó en el estadio Mario Alberto Kempes en honor a Lucas. Una copa llevó su nombre.
Las casualidades y el destino llevaron, entre otras cosas, a que este sábado 8 de julio, jueguen Barracas Central vs Defensa y Justicia en sus divisiones inferiores. El cruce será entre la sexta, quinta y cuarta, lo cual marca un cruce entre los dos equipos que, alguna vez, vistió Lucas. Como si fuese algo marcado por el destino, será el último sábado previo a la lectura del veredicto que será el martes 11 de julio. La pena que se pidió para los tres acusados del homicidio fue perpetua, mientras que a Biadón la pena pedida fue de 30 años.
La decisión se va a conocer el próximo martes 11 de julio cuando el TOC 25 en Comodoro Py dicte la sentencia. Amigos, familiares, compañeros y todo un barrio se movilizó para acompañar a la familia. La caravana con fotos, camisetas, botines y amigos busca desesperadamente que se haga justicia por uno d los suyos, por uno de los que, además, representaba lo que cada chico que juega al fútbol mantiene: la ilusión.