Boxeo: Sabrina Pérez, la campeona del mundo de Isidro Casanova que armó un gimnasio en su barrio

A 12 años de su consagración como campeona del mundo ante la brasileña Vannessa Guimaraes, la vida de Sabrina Pérez continúa ligada al boxeo y se convirtió en una importante referente.

19 de agosto, 2023 | 00.05

Sabrina Pérez es una de las campeonas del mundo del boxeo argentino y también una gran referente en el partido de La Matanza. La "Muñequita", como se la conoce a la experimentada púgil de Isidro Casanova, tiene una interesante historia de vida detrás en la que pasó por todo hasta llegar al punto máximo de su carrera, el que hoy recuerda con mucho cariño. Todos los boxeadores tienen un sueño en común y es ser campeones del mundo, Pérez no sólo lo logró, sino que le abrió las puertas a todo lo que vino después para tener un lugar privilegiado en el deporte de los puños.

Un 12 de agosto del 2011 en el club que lleva el nombre de la mencionada localidad bonaerense, Sabrina Pérez se veía las caras con la brasileña Vannessa Guimaraes por el título mundial interino gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Su victoria fue rápida y contundente (KO técnico en el cuarto capítulo), por lo que se quedó con el mencionado cinturón y luego tuvo una seguidilla de duelos por cetros importantes, que no valieron lo mismo que el primero de estas características. En diálogo con El Destape, la "Muñequita" recordó aquella presentación, lo que vivió los años posteriores y cómo es su presente.

"El recuerdo es muy lindo. Me acuerdo lo que me dijo Mariano Carrera -excampeón del mundo- cuando estaba por subir al ring. 'Disfrutá este momento que no va a haber otro igual'. Y así fue, tenía razón. No fue lo mismo cuando gané otros títulos. Fue una satisfacción personal por la manera en que se dio. No cobramos entrada, entrenamos con todo y fue hermoso escuchar el himno en Isidro Casanova, con mi gente. No lo cambiaría por nada. De hecho sufrí una parálisis facial por el estrés, no estaba acostumbrada a dar notas, vengo muy de abajo", esbozó Sabrina Pérez y aseguró que fue un antes y un después en su carrera. 

Bajo la frase "cumple sus sueños que resiste", la "Muñequita" dijo todo lo que pensaba. La matancera pasó por momentos complicados a lo largo de su vida y su carrera, pero nunca colgó los guantes. Todo lo contrario, cumplió esos sueños "pese a todo" y lo hizo "superando miles de barreras" para llegar a donde llegó. Es por eso, que desde su lugar invita a los más jóvenes a seguir sus pasos y les da la posibilidad en su gimnasio ubicado en la calle Cristianía 1170, Villa Luzuriaga, inaugurado en febrero del 2023. Sin embargo, no lo hace sola ya que trabaja junto a su marido y entrenador, Diego Arrúa, y tiene serias intenciones de volver a combatir.

El rol de Diego Arrúa como entrenador y marido

La relación que lleva más de 20 años continúa su curso y están mejor que nunca. Sabrina es quien manda en la casa, Arrúa en el gimnasio y sus roles ya los tienen bien definidos. "A esta altura no podría estar con otro entrenador que no sea Diego, nadie me va a cuidar como él. Nos llevamos bien y nos complementamos. En una mirada ya sabemos cuando las cosas están bien o mal, en la vida como en las peleas", contó Pérez. Por otro lado, también dejó un tierno mensaje para su compañero de vida: "Estoy agradecida porque esta locura no podría ser sin él al lado".

Sin dudas, su pareja tiene un rol importantísimo en su vida, como también las demás personas que conforman su entorno. Es el caso de su familia, amigos, conocidos y vecinos que la apoyan en su carrera como nadie y están ahí aunque gane, pierda o empate. Algunos de ellos la acompañan en su carrera como es el caso de Martín, Santiago y Ramiro Romero junto a su manoplero Alcides Balbuena, quienes son parte de su gimnasio, como así también sus boxeadores Darío González y Brandon Pérez, quien a su vez es su sobrino.

Sabrina Pérez, junto a su pareja y entrenador, Diego Arrúa

El presente del boxeo argentino

Como referente del boxeo femenino por ser campeona del mundo, Sabrina Pérez también habló de cómo ve el deporte de los puños con el que creció desde los 16 años. Su mirada es más que positiva y no tiene dudas que a nivel femenino mejoró mucho con respecto a lo sucedido hace 12 años. "Hay muchos proyectos y es una ilusión poder ver a los chicos en mi gimnasio. Me llena de ilusión. Creo y pienso que cuando uno mira por ellos, se da cuenta que muchos siguen nuestros pasos. Hoy hay muchas chicas que sueñan con ganar el título, hay campeonas y llevan mucha gente. Ojalá que se les haga más fácil. Porque lo único por lo que seguimos luchando es por la paga a las mujeres, que no se asemeja para nada a la de los hombres".

Sabrina Pérez en el gimnasio junto a su pareja y entrenador, Diego Arrúa

Los inicios de Sabrina Pérez en el boxeo

La oriunda del Barrio San José dio sus primeros pasos a los 16 años cuando se acercó al gimnasio de Diego Arrúa. Allí no sólo comenzó la pasión por el boxeo, sino que también conoció al amor de su vida. Con el objetivo de bajar de peso, se metió de lleno en el deporte de los puños y, al principio, no la pasó nada bien. De hecho, hasta estuvo cerca de dejar el colegio por dedicarse plenamente al boxeo porque los horarios la complicaban. Sin dudas que todo sirvió para lo que vino después, ya que al margen de los títulos conseguidos y la gloria, el boxeo le dio la posibilidad de "dar una mano" a la gente que lo necesita. "Siempre quise ayudar, sé bien lo que es comer una vez al día y me gusta colaborar con merenderos además de dar clases. Es una satisfacción muy linda", contó Sabrina.

La carrera de Sabrina Pérez

La oriunda de La Matanza acumula 18 victorias (2 por KO), una derrota y un empate. La "Muñequita" fue campeona de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en la categoría gallo, de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en la misma división y campeona argentina pluma. Sin dudas, su victoria ante Vannessa Guimaraes fue la más importante de su carrera y no olvida cada paso que dio. Mucho menos el cruce con Carolina Duer en Punta Indio que terminó en empate, pero Sabrina se quedó con el cariño de su gente que se acercó al Instituto San Isidro para hacerle el aguante como en cada una de sus peleas.