Al básquet femenino de Argentina siempre le costó un poco más todo. Con los flashes, los focos y el apoyo económico siempre dirigido con mayor peso a la disciplina masculina, practicar un deporte cada día más profesional y alcanzar la primera plana puede resultar una utopía. Las tricampeonas de la Liga Nacional, el Club Deportivo Berazategui, saben de eso: luego de terminar primeras en el grupo de la Liga Sudamericana en Ecuador, disputarán el Final Four en Uruguay el 8 y 9 de junio en medio de reuniones con la Asociación de Jugadores para pedir por más derechos y organización en competiciones nacionales.
Todo a pulmón. Las chicas que vencieron en el Grupo B del torneo sudamericano a Sportivo Bocca y Santa María de Ecuador, debieron pedir un aporte de la gente por redes sociales, ya que no podían afrontar los gastos del staff y jugadoras, 14 pasajes en total. Como si se tratara de un equipo amateur, llegar a Ecuador fue una travesía de 48 horas de viaje: fueron a Mendoza en micro, luego cruzaron a Chile en otro bus, y para arribar a Guayaquil tomaron un avión con una escala en Panamá: "El viaje fue una odisea -dice Celeste Cabañez, una de las experimentadas del plantel-. Fue muy duro, pero más allá de todas las dificultades queríamos jugar y por suerte logramos clasificar al cuadrangular final. Nos quedó una anécdota linda". Además de la ayuda que recibieron a través de un "cafecito", los sponsors del club del sur del Conurbano Bonaerense pusieron el resto con un gran sacrificio.
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La Liga Nacional suele disputarse con un Torneo Clausura y Apertura, ambos no duran más de dos meses, con lo cual la competencia corta perjudica la competividad interna. Incluso, al no haber condiciones claras de contratación, cada equipo tiene sus propias reglas para atraer jugadoras. "En nuestro caso, algo nos pagan y las más chicas reciben ayuda de los padres. Yo soy madre y tengo que trabajar en un local de ropa. En en el equipo hay una kinesióloga y una entrenadora que trabaja en el club. En otros clubes de la liga, por ejemplo en el interior del país, ponen plata para que las jugadoras vayan porque no tienen una liga interna importante. Hay algunas jugadoras que cobran bien y no está mal. Pero yo no me puedo ir a otra ciudad o liga, entonces no vivo de esto", comenta Cabañez, que además es periodista deportiva.
La máxima competencia argentina históricamente sufrió cambios en su organización y disputa. Antes de la Pandemia, había 5 equipos y, en la actualidad, 10. A pesar de que en los papeles no es un deporte profesional, la exigencia para poder llevarlo a cabo se relaciona al alto rendimiento más de lo que se puede imaginar y el amor al deporte suple las deficiencias. Cabañez, de 35 años y oriunda de Mendoza, expresa cómo es ser jugadora de básquet en este contexto: "Muchas veces nos sentimos mal, porque ponemos mucho esfuerzo en esto y la remuneración no es la que merecemos. La Liga y el club te exigen como si fueras profesional. Si tengo un problema personal, es lógico que no vayamos a entrenar porque no vivimos de esto. Pero hay algo que se genera con el sentido de pertenencia del club y cumplir con el equipo, que te da una exigencia inconsciente y consciente de estar con el equipo".
Que el género femenino viene atravesando luchas que están empezando a dar resultado en distintos ámbitos sociales no es una novedad. Las jugadoras del básquet femenino se hicieron eco de ello y comenzaron a intercambiar opiniones para derribar las barreras que se interponen en el desarrollo de su deporte. Hasta hace pocos meses, la Asociación de Jugadores, que nació en 1983, no tenía representación femenina ni espacio en las mesas de discusión, algo que empezó a cambiar: "Hicimos un grupo de whatsapp de jugadores de la Liga Nacional y ahí nos empezamos a comunicar. Nos unimos y nos reunimos para ver cuáles eran nuestras necesidades. En la ADJ pedimos que firmemos contrato para que haya un libre deuda y que el club te cumpla todos los meses que te prometió. A fin de año, tenemos que haber cobrado el contrato entero y ahí firmamos el libre deuda, si el club no tiene ese libre deuda firmado, no va a poder presentarse al siguiente año", señala la alero de Berazategui.
Pero no es solo lo contractual el tema a tener en cuenta, hay varias cuestiones a mejorar para que el básquet de mujeres empiece a tomar el vuelo que corresponde y que les vienen negando, como detalla Cabañez: "Un asunto importante es el calendario. Por la pandemia se ha jugado casi todo en Obras y Ferro, en Buenos Aires, y los del Norte jugaban entre ellos en el interior (Quimsa y Corrientes): queremos que se cumplan las fechas que nos dan. A veces terminan cambiando y suspendiendo días antes de los partidos. Hay otras problemáticas en niveles inferiores del básquet femenino, equipos que no tienen días de entrenamiento y no le dan lugar".
El machismo y sus lógicas no escapan en el básquet. Un deporte que, como muchos otros que generan interés masivo, dejó a un costado las voces femeninas durante muchos años, pero que la insistencia del colectivo está dando frutos lentamente de cara a un futuro más equitativo. Con respecto a esta situación, Cabañez hace su análisis: "En el pasado se intentó que una mujer ingrese en la ADJ pero no se lo permitieron. Pero ahora la mujer está en otra situación de empoderamiento, y a través de una de las vocales y la buena voluntad de alguien, pudimos tener representación femenina allí. No hubo una Macarena Sánchez en el básquet, pero el auge de nuestro empoderamiento sirvió para hacernos escuchar".
Berazategui y el sueño de la Liga Sudamericana
El equipo dirigido por Gonzalo Gómez, primer tricampeón en la historia de la liga argentina, jugará el cuadrangular final de la competencia sudamericana entre el 8 y 9 de junio en Paysandú, Uruguay. Tras vencer en Guayaquil a los equipos locales Sportivo Bocca y Santa María, ahora buscará la gloria ante Félix Pérez de Paraguay, Sportivo Bocca (clasificó segundo) y Defensor Sporting, quien organizará el evento por ser el anfitrión. Berazategui debutará ante Defensor el miércoles 8, a las 21.30 horas, en el Estadio 8 de junio. El objetivo que se trazó el "Depo" es alto y ambicioso, como lo manifiesta Cabañez: "La expectativa que teníamos en la primera fase era salir primeras o clasificar como segundo mejor. Siempre vamos por todo. Hace mucho tiempo que venimos jugando juntas, tenemos un estilo aguerrido y hay mucha unión en el equipo. El objetivo para el Final Four de Uruguay es salir campeonas sudamericanas. Sabemos que nos vamos a enfrentar ante equipos muy fuertes, pero creemos que si hacemos las cosas bien podemos ganar".