La difusión de hechos vandálicos como el protagonizado por el grupo ecologista "Just Stop Oil" sobre "Los girasoles" de Van Gogh, en Londres, la semana pasada, pone en discusión, según especialistas, las formas de vinculación que las personas establecen con las obras de arte y los museos.
"El ruido y la discusión que terminan generando estas prácticas de vandalización lo que ponen en discusión es el modo en que nos relacionamos con las obras de arte, un modo que es propio de la modalidad estética que se instaló desde fines del siglo XVIII fundamentalmente y la consolidación de espacios de exhibición como los museos", explica a Télam Juan Albin, docente e investigador de la Universidad de las Artes (UNA).
Para el especialista en Estética filosófica y Teoría del Arte, "esa modalidad propia de la modernidad estética y en la que seguimos viviendo, pese a las vanguardias artísticas del siglo XX, nos acostumbró a relacionarnos con las obras de arte desde cierta distancia, sobre todo desde cierta distancia contemplativa que de hecho los museos actuales, por motivos de conservación, se encargan de reactualizar y reafirmar todo el tiempo con custodios de sala, o con líneas en el suelo que nos indican hasta dónde podemos acercarnos a las obras de arte que vemos en esos espacios".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
En ese sentido, considera que ciertas intervenciones y atentados como los que protagonizan grupos ecologistas, "son interesantes porque nos permiten discutir y pensar los modos diferentes de relacionarnos con las obras de arte e incluso los modos que implica usarlas, incluso para fines para los que supuestamente no fueron realizadas, transgrediendo esa distancia contemplativa propia de nuestras instituciones estéticas".
Albin destaca que en un texto de 1936, el filósofo alemán Walter Benjamin, "se interesó en el modo en que las nuevas tecnologías de reproducción, como la fotografía y el cine, permitían que las masas se empezaran a relacionar de un modo diferente con las obras de arte, ya no viéndolas como fetiches intocables sino como algo de lo que se podrían apropiar y aún usar de un modo ya no fetichista, sino de un modo crítico".
En base a la visión de Benjamin, Albin sostiene que "la reproducción fotográfica de una obra permite, en efecto, que nos relacionemos de otra manera con esa misma obra: nos permite manipularla, usarla de un modo que ya no implique esa distancia contemplativa" y en ese sentido recuerda que "La Gioconda", de Leonardo Da Vinci, es una de las obras que más atentados ha sufrido y también fue una de las mas reproducidas".
"Lo que Benjamin teorizó es que esas nuevas técnicas de reproducción permitían una nueva relación y un nuevo uso en términos críticos, no solo de las obras de arte sino de la tradición y creo que lo que esta en juego es eso: qué podemos hacer con las obras de arte, conservadas como tradición en un museo y cómo nos relacionamos con esa tradición que esas obras de arte constituyen en ese espacio institucional", opina.
En cuanto a las formas de protección de las obras de los museos, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Andrés Duprat, explicó que "si bien los principales museos poseen múltiples herramientas de seguridad, como cámaras, alarmas y guardianes de sala, los ataques repentinos, como el perpetrado por los activistas de Just Stop Oil contra Los girasoles de Van Gogh en Londres, son muy difíciles de anticipar y prevenir por la misma naturaleza de su acción" y agregó que "por fortuna, en nuestro país ese tipo de acciones y atentados no son frecuentes".
Con información de Télam