Osvaldo Santoro volvió a los escenarios con La lluvia seguirá cayendo, un espectáculo dirigido por Oscar Barney Finn que revela una particular relación padre e hijo. Los detalles de la puesta que marca el regreso del actor a la escena teatral argentina.
La lluvia seguirá cayendo es una obra teatral "que explora el reencuentro entre un padre (Osvaldo Santoro) y un hijo (Paulo Brunetti) en un taller de pintura en Buenos Aires. Ambientada en un presente marcado por la crisis, la obra presenta un encuentro postergado por 20 años, cargado de ausencias, recuerdos y tensiones no resueltas entre los personajes. El diálogo entre el padre y el hijo revela la distancia emocional que ha surgido entre ellos a lo largo de los años, así como la lucha interna de cada uno por enfrentar su pasado y reconciliarse con el presente. Abordando temas como la familia, la identidad, el arte y la búsqueda de la verdad, mientras los personajes intentan comprenderse y reconstruir su relación en medio de la complejidad de sus vidas.
La obra escrita por Oscar Barney Finn y Marcelo Zapata, basada en los personajes de Lejana tierra mía de Eduardo Rovner y dirigida por Oscar Barney Finn, se presenta en el teatro Beckett (Guardia Vieja 3556, CABA) los miércoles a las 20 horas. Las entradas en venta puede adquirirse en la boletería del teatro o a través de Alternativa Teatral.
Palabras de Oscar Barney Finn sobre La lluvia seguirá cayendo
En un comunicado de prensa, el director Oscar Barney Finn remarcó sobre La lluvia seguirá cayendo: "Hace no mucho en medio de estas crisis, antes de las elecciones, recordábamos con Osvaldo y Paulo la obra de Rovner que habíamos leído virtualmente en Pandemia uniendo Chile y Argentina. Aquello permitió estar en contacto con los miles de seguidores de Paulo y vivenciar los diálogos padre - hijo. Los ecos de la crisis del 2002 estaban muy presentes en estos días y vuelven a ser el fondo sobre el que bocetamos con Marcelo Zapata esta idea del reencuentro en el 2024. Juntos habíamos pasado por la experiencia de Brutus y contábamos con la tranquilidad que da conocerse".
"El tema era como volver a estructurar una obra que solo tendría como punto de partida a un padre y un hijo, que se reencuentran después de veinte años y en los que hubo un solo encuentro fugaz en una exposición en París. Cómo fueron esas vidas incomunicadas, desarraigadas del paisaje familiar, pero también cuáles serían los motivos e intrigas a desarrollar, inventar vidas que no están explícitas en la obra de Rovner. Si bien había trabajado el antiguo texto, fue nuestra tarea en la gira nacional que fue dando forma a una puesta inesperada que surgió cuando se me ocurrió colgar en medio del escenario una tela transparente enmarcada, creando así dos espacios: uno anterior y otro posterior que ayudaron a la poética buscada y donde entraban en relación: personajes, pintura, sentimientos y espacio. Nuestro trabajo primero, y los comentarios entusiastas de reconocidos críticos lograron que aquella humilde propuesta llegara a ser reconocida, obtuviera premios y distinciones", agregó en otro fragmento de su justificación del proyecto.