Furor por La omisión de la familia Coleman, la obra que nació en el fondo de un PH de Boedo, la vieron 305.817 personas y cumple 20 años

La obra escrita y dirigida por Claudio Tolcachir cumple 20 años de funciones ininterrumpidas y va por más. La magia del proyecto que empezó como una improvisación y se convirtió en una de las piezas teatrales más aclamadas en el mundo.

05 de julio, 2024 | 21.48

La omisión de la familia Coleman es una de esas "maravillas" del teatro argentino que pocas veces ocurren y que lograron trascender las fronteras del espectador criollo para convertirse en fenómenos mundiales. La obra que nació en el fondo de un PH en el barrio de Boedo, que luego dio lugar al Teatro Timbre 4, es una creación del reconocido director, dramaturgo y actor Claudio Tolcachir, y desde su estreno en 2005 realizó 2159 funciones, 384 de ellas en 24 países distintos, fue subtitulada en 8 idiomas, participó de 54 festivales internacionales, recibió 12 premios, tanto nacionales como internacionales y fue vista por 305.817 espectadores. Y va por más: en su temporada número 20, la compañía adoptó el lema "hasta que no la veas no paramos" como invitación para un público de nuevos espectadores y repitentes -hay quienes la vieron 2 o 3 veces, e incluso más-, y que cruza generaciones por la universalidad de su historia.

En La omisión de la familia Coleman seguimos la historia de una familia viviendo al límite de la disolución, una disolución evidente pero secreta; conviviendo en una casa que los contiene y los encierra, construyendo espacios personales dentro de los espacios compartidos, cada vez más complejos de conciliar. Una convivencia imposible, transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural y lo patético se ignora por compartido. En diálogo con El Destape, las actrices Cristina Maresca y Miriam Odorico analizaron el éxito de la obra que vieron desde China Zorrilla a Francis Ford Coppola.

- ¿A qué creen que se debe el éxito de La omisión de la familia Coleman?

Miriam Odorico:  La obra habla de temas muy cercanos. Esa es una de las cuestiones más importantes por las que La omisión de la familia Coleman gusta tanto, más allá de que el texto es brillante y la dirección de Claudio hace la diferencia. No diría que esta es una obra de “familias disfuncionales” sino de “familias” y punto. Todas las familias son pequeñas sociedades y cuantas más personas haya dentro, más interrelaciones y conflictos se suceden. Es raro el esquema “familia Ingalls” (risas).

Cristina Maresca: Y también sucede que de alguna manera, en algún punto, la historia nos toca a todos porque cuenta situaciones que fácilmente pueden ocurrir en los núcleos familiares.

- ¿Cómo fue el momento en qué se incorporan al elenco?

C.M: Lo mío fue realmente sorprendente. Un viernes 12 de diciembre me sonó el celular a las 10.30 de la mañana. “¿Cristina Maresca? Te habla Claudio Tolcachir”, decía la voz y al principio pensé que era una broma, pero no corté la llamada. La cuestión es que Claudio me citó en una confitería para conocerme “para futuros trabajos”. Estaba chocha, imaginate, iba al IUNA cuando se estrenó La omisión de la familia Coleman y tengo el recuerdo de recortar cuantas críticas salían en el diario sobre la obra. La cuestión es que fui hasta la confitería y apenas me vio, me dijo en forma directa: “Sos la abuela Coleman”. Fue una emoción muy grande, jamás pensé que iba a poder ser parte de un proyecto tan espectacular. 

M.O: A Claudio y a mí nos unía una relación laboral, porque antes de los Coleman hicimos una obra en el Teatro Liceo y cuando terminó, quedó pendiente la fantasía de volver a encontrarnos en un proyecto. Pasó un tiempo y me llamó para invitarme a ensayar e improvisar aunque no tenía en claro la obra, pero sabía cuáles iban a ser los roles. Conforme avanzaban los ensayos eran muchísimas horas de improvisación libre y no me sentía cómoda, terminaba cansada y no había ni siquiera algo escrito, así que me fui.

Después de muchos meses se sumó otra actriz en mi lugar, que improvisó divinamente, pero se tuvo que ir dejando a Claudio una vez más sin nadie para el personaje de Memé. Ahí volvió a llamarme, me acercó la obra y me pareció hermosa, no se me hubiese ocurrido nunca una historia tan genial.

- En la familia Coleman hay graves problemas de comunicación… la abuela es quien termina llevándose la peor parte.

C.M: Sí. La abuela es la columna vertebral de la familia y cuando su integridad se ve endeble, los vínculos empiezan a desmoronarse. Ella es una mujer muy divertida y espontánea.

M.O: ¡Igual la abuela no es ninguna víctima, eh! Lo que tiene de bueno la obra es que no hay víctimas ni victimarios. Son todas personas, con sus imperfecciones. Están dañados y hacen lo que pueden, como hacemos todos en la vida.

- Hablemos del fenómeno que se produjo con la obra en el mundo.

M.O: El primer año de gira fue el 2007 y no nos esperábamos nada de todo lo que sucedió después. Se llenaba función tras función, localidades agotadas y empezaron a venir a invitarnos de festivales del mundo, un proceso de trabajo mágico. Después de haber recorrido muchísimos países, no hay como el público de acá. Los argentinos son un público genial.

C.M: A mí me tocó viajar a Europa con la obra, fue una emoción muy grande porque nunca había estado ahí. Recuerdo que cuando fuimos a Sevilla nos aplaudían con un zapateo. ¡Impensado! Fue emocionante. Así como esa historia, tuvimos tantas…

- 20 años en cartel y el chiste interno es “hasta que no la veas no paramos”...

C.M: ¡Es increíble porque sucede que hay gente que vio la obra 3 veces y otros que todavía no la vieron!

M.O: Ahora vienen los hijos de quienes la vieron. Es divino eso porque La omisión de la familia Coleman ya cruza generaciones. Somos un equipazo, nos gusta encontrarnos y nos llevamos muy bien.

Furor por La omisión de la familia Coleman, la obra que nació en el fondo de un PH de Boedo, la vieron 305.817 personas y cumple 20 años

Más allá de La omisión de la familia Coleman

- Además de los Coleman, ¿en qué otros proyectos teatrales están en la actualidad?

M.O: Estoy haciendo en Timbre 4 un unipersonal llamado Una, basado en la última novela de Luigi Pirandello. Va los viernes antes de los Coleman. Una cuenta la historia de una mujer que ante un comentario de su marido acerca de un defecto de su nariz empieza a replantearse la vida, cómo la ven los otros. Quiere encontrarse ella misma y ser una. Es un texto muy profundo y filosófico, pero a la vez no deja de ser sencillo porque es algo que muchos han vivido en alguna ocasión.

C.M: Yo estoy con Dora, un ingrediente especial. La obra sigue la historia de Dora, una abuela, y su vida diaria: los conflictos que tiene con su hija y su nieta, su amistad con el hijo del encargado y las complicaciones que le trae la vejez.

  • La omisión de la familia Coleman puede verse los viernes a las 21.45 horas en Timbre 4 (México 3554, CABA). Una puede verse los viernes a las 20 horas en Timbre 4 (México 3554, CABA). Dora, un ingrediente especial puede verse los lunes a las 20.30 horas en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759, CABA). Entradas en venta en las boleterías de los teatros o vía Alternativa Teatral.