“Estoy cerca de cumplir 75 años y no me canso. Estar en el medio me energiza”, dirá al principio de la charla Pepe Cibrián Campoy, virtuoso autor, director, actor y personaje inquieto de la cultura que vuelve al circuito independiente con Pepe con Pepe, un espectáculo íntimo que busca homenajear a sus padres y ofrecer un repaso honesto por su vida, con canciones y la magia característica que lo elevó al reconocimiento en puestas como Drácula, El Jorobado de París y Marica, entre tantas otras. En diálogo con El Destape, Cibrián Campoy adelantó su vuelta al circuito independiente, opinó sobre la realidad mediática y reflexionó en torno a decisiones que marcaron su vida.
- ¿Por qué elegiste Timbre 4 para tu nuevo unipersonal?
Necesitaba y sigo necesitando volver a mis inicios en el teatro alternativo. Los primeros 20 años de mi carrera los pasé en sótanos con olor a pis de gato que trataba de cubrir poniendo sahumerios. Tenía ganas de volver a esas raíces y tuve el privilegio de que Claudio Tolcachir, un amigo a quien quiero mucho, me ofreciera la oportunidad de estrenar en Timbre 4, un espacio mágico y espectacular del off donde haría todas mis obras. Pienso que, afortunadamente, estos teatros alternativos proponen una nueva forma de ver el arte en escena y van a reemplazar a la calle Corrientes, que va a estar para grandes espectáculos e inmensas figuras. Quienes necesitamos expresarnos y seguir explorando tenemos estos galpones y pequeñas salas mágicas que hay por toda Buenos Aires.
- ¿Pepe con Pepe es un repaso cronológico de tu vida?
La obra transcurre en un camarín, al cual entra Pepe con su músico para prepararse para hacer una función estreno en una hora y media. En todo ese proceso voy recordando no solamente mi vida, sino de dónde vengo porque hay veces que tenemos poca memoria con nuestras raíces en el teatro. Hay muchos actores jóvenes a los que no se les enseña el ADN del oficio, no saben quién es Discépolo (Armando), Niní Marshall o Alfredo Alcón. Este aspecto, más la historia de mis abuelos y padres, con anécdotas de mi familia que la gente no sabe y que tienen que ver con el teatro, con la lucha y con el hambre, una breve participación del público y mi carrera con los musicales serán los trazos generales de Pepe con Pepe, con todos los delirios que me caracterizan como artista.
Es un espectáculo que homenajea a mis padres y a todos los que nos precedieron e hicieron posible que los jóvenes y yo estemos en un escenario. Es algo que hicieron durante muchos años Enrique Pinti y Nacha Guevara, grandes defensores del teatro, y que tiene que seguir estando presente. No voy a mentirte, el estreno me pone muy nervioso.
- ¿Cómo vivís el paso del tiempo?
Con mucha angustia porque se pasa muy rápido. Me levanto angustiado, así todos los días. A la noche se me pasa. Cuando me detengo y miro para atrás, a todo lo que he hecho, me genera orgullo. Siento que aporté mucho desde la cultura y desde mis posiciones -las que me llevaron a pronunciar ese recordado discurso en el Senado cuando se debatía la Ley de Matrimonio Igualitario- a este país de avanzada. Esa Ley, sobre todo, que tanto apoyó Néstor Kirchner y que tanto orgullo me da que lo haya hecho, nos ayudó a pensar en el paso del tiempo más allá de la cuestión partidaria.
Yo puedo ser o no ser kirchnerista o lo que se me dé la gana, pero nunca hay que olvidarse de valorar a quienes accionan en favor de ampliar derechos y hacer el mundo un poco más apacible. También pienso que en las peores instancias los pueblos logran vencer las grietas y unirse.
- ¿No creés que la influencia de ‘la grieta’ como la conocemos en la actualidad es un poco culpa de los medios?
Siento que todas las personas influimos en el otro. Y sí, los medios influyen. Uno tiene la posibilidad de verlos o no verlos, leerlos o no leerlos. Ahora bien, también existe el morbo innato del ser humano, esa cosa espantosa de querer ver al muerto. Antes, en los medios, estaba bien dividido quienes eran los amarillentos y quienes iban por un carril diferente; ahora pareciera que todo lo que sucede pasa por la lente del morbo. Es como Gran Hermano, yo no lo miro.
- ¿No te gusta?
No me parece interesante, creo que confunde mucho a los jóvenes. Estos personajes que no tienen trascendencia en el público de pronto son puestos en un lugar de endiosamiento. Los elevan y elevan hasta que termina Gran Hermano y se caen de golpe, por falta de sustento. Eso, culturalmente, confunde a los chicos que piensan que para triunfar hay que estar en ese programa y no entienden que lo difícil no es llegar a un lugar, sino mantenerse vigente. Yo me siento brillante para la cultura pero nunca me olvido que para llegar a brillante fui carbón: te pegan, te golpean, es difícil, te rayan y te tallan, y si hay pasta el brillante surge. A estas personas las ponen como si fueran brillantes sin haber sido carbones. Gran Hermano no aporta nada a la cultura. Como los programas de chismes.
- Es interesante lo que planteas ya que también muchos artistas buscan en estos programas publicidad para sus proyectos laborales.
Yo, particularmente, no lo necesito. Pero es cierto que hay gente que sí y lo busca, y está bien.
- ¿En tu familia de artistas hubo alguna reticencia hacia tu homosexualidad?
A los 18 años y con mucha angustia le dije a mi padre que era homosexual, temiendo una represalia, y él, gran sabio, me dijo ‘Pepe, se es hombre en la vida, no en la cama’. Ahí aprendí a que no hay que obsesionarse con todo, solo hay que concentrarse en las personas. La reacción de mamá fue similar, ella tenía una visión de la vida muy optimista a pesar de las cosas tremendas que tuvo que pasar.
- Mencionaste tu exposición en el Senado durante el debate por el Matrimonio Igualitario. ¿Dónde estabas cuándo se sancionó la Ley?
¡Ay, fue una cosa horrorosa e increíble al mismo tiempo! Esa jornada parlamentaria la pasé en casa con Santiago (Zenobi), quien era mi marido en ese momento, y cuando íbamos a prender la televisión para ver qué estaba pasando, no andaba. Ni el cable, ni Internet, ni el teléfono, ni la radio. Entramos en un estado de locura y así llamé a un amigo para pedirle por favor que me llamará inmediatamente para decirme cuál había sido la resolución, apenas se supiese. A eso de las 4 am me llamó para decirme ‘sí Pepe, tenemos Ley’. Nunca más me volvió a pasar una situación así, fue una cosa de mandinga.
En esos años luché mucho por la posibilidad de que las parejas homosexuales pudieran adoptar chicos. ¡Habiendo tantos chicos de la calle, sin papás, sin nada, y tantas personas con deseos de darles una buena vida! A la vez, todos los que boicotearon las adopciones homoparentales con el argumento de la importancia de que los niños tengan un papá y una mamá no corrieron a adoptar sino que se quedaron en la casa viendo Netflix. Durante 15 años quise adoptar, intenté por todos los medios legales. Fantaseaba con tener hermanitos para que no sean separados, 2 o 3 chicos, pero nunca se dio. Sé que a través de mi postura ayudé a otras parejas homosexuales a que adopten y eso me pone muy feliz.
MÁS INFO
- ¿Sentís que la vida te dio una revancha con los hijos de Nahuel, tu esposo?
Sí, eso es maravilloso. Nahuel tiene mellizos, los ama y con pasión, pero son sus hijos y no me quiero meter ahí.
- ¿Conocés a los chicos?
Sí, pero no es habitual que vengan. Ya llegará el momento en que los chicos crezcan y tengan sus elecciones, y espero seguir con Nahuel para poder estar ahí.
- ¿Qué fue lo primero que te gustó de Nahuel?
Cuando nos conocimos en Tinder y tuvimos una primera cita por videollamada, me encantó su sonrisa. Se le llenan de arruguitas los ojos y eso me parece bellísimo. Después de hablar muchos días nos juntamos un café y empezamos a salir. Al poco tiempo, se vino a vivir a mi casa.
Después de la separación fue él el que propuso volver a intentarlo. Yo lo quiero mucho así que le dije que sí. Lo que hacemos es intentar de dialogar siempre y no discutir, tratar de tener paz. Apuesto a que se dé.
- ¿No sentís que todo este recorrido amoroso fue muy apresurado?
Creo que nada es apresurado. Apresurado es no ser apresurado. La vida es impredecible y si mañana me muero ya está, no lo hice. Lo peor que puede pasar es que no funcione. Hay que vivir la vida, tirarse a la pileta vacía, lo desconocido. Lo difícil es trabajar para llenarla de agua.
- Después de la tormenta, ¿pudieron recomponer la amistad con Georgina Barbarossa?
A Georgina la amo. Es una mujer que es una gran madre, hija, compañera, actriz, pero hay cosas que dos amigos tan entrañables no deben hacer. Y lo que ella me hizo, cuando fue todo este lío mediático que está por sus vías legales, fue no defender a Pepe, su amigo. Después me pidieron si podía ir a Telefe -la producción, no ella- para que ella me pidiese disculpas públicamente y yo no necesito eso de Georgina. La amo, la quiero, pero a los amigos se los cuida. Es un dolor espantoso que tengo en el alma, no puedo creer que una amiga me vendiese por un punto de rating.
- A veces las personas cometen estupideces sin pensar
Sí, pero hay ciertas estupideces que no se pueden cometer. Es como sacarle la pareja a un amigo, algunos lo hacen pero está mal. No soy rencoroso pero no siento deseos de recomponer el vínculo.
- Pepe con Pepe. Funciones. sábados a las 22.15 horas y domingos a las 20 horas en Timbre 4, Sala México (México 3554, CABA) Entradas en venta por boletería o en Alternativa Teatral.