La escritora, traductora y periodista checa Monika Zgustova, que en su última novela "Nos veíamos mejor en la oscuridad" narra en clave ficcional su experiencia de exilio, reivindica el uso de su lengua materna para componer ese tipo de obras y el de su segunda lengua, el español, para escribir sus artículos periodísticos; y cuenta que, "pese a la experiencia traumática del exilio", el paso del tiempo le permitió regresar a Praga, a donde vuelve habitualmente para difundir su obra.
-Télam: ¿Qué rol tuvo la escritura en la experiencia de exilio?
-Monica Zgustova: No siempre me dediqué a escribir, empecé hace unos 25 años con una biografía del escritor checo Bohumil Hrabal, seguí con algunos cuentos y mi primera novela importante fue "La mujer silenciosa" que se publicó hace 17 años. Antes me dedicaba mucho a la traducción del ruso al checo y así entré en contacto con la cultura checa, lo cual me dio la sensación de no haber abandonado del todo mi país de origen. No me gusta estar mucho tiempo sin traducir. Ahora estoy traduciendo unos poemas de Hrabal, autor de "Trenes rigurosamente vigilados" y de "Una soledad demasiado ruidosa", porque su poesía casi nunca se ha publicado en lengua extranjera, salvo algunas ediciones pequeñas.
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- T:¿Escribe en checo o en español?
- M.Z: Las novelas que hablan generalmente de mi historia, las escribo en checo, que es mi lengua materna, y yo misma las traduzco al castellano. En cambio cuando escribo un ensayo periodístico, prefiero el castellano porque como desde hace muchísimos años escribo artículos de opinión para El país, la verdad es que me resulta más fácil.
- T:¿Regresó alguna vez a Praga luego del exilio?
- M.Z: Sí, voy regularmente. Me quedan algunos familiares, pero no es que los vea mucho porque bueno, todo ha sido trazado por el exilio, ha sido un poco problemático, pero me gusta publicar mis libros allí también. Tengo un par de editores allí, o sea que siempre que me sale un libro viajo porque son dos horas en avión. Tengo amigos donde puedo quedarme y es como mi segunda casa. También me gusta volver a Nueva York, donde tengo una casa, porque hasta un cierto punto lo considero algo mío.
Con información de Télam