Agarrate Catalina vuelve a la Argentina este 24 de marzo para inundar con sus voces y colores el CC Konex. En una charla con El Destape, Yamandú Cardozo, uno de sus líderes, recorrió la relación entre la murga y el país y anticipó el deseo de volver al carnaval en 2025. El espejo de la realidad social entre Uruguay y nuestro país, el dejar de ser la murga joven desafiante sin convertirse en una traba para los futuros murguistas, el contacto con músicos de nuevos géneros como Bizarrap y Milo J y la búsqueda de cómo sortear esa involución de la especie de la que habla su último espectáculo.
Después de salir segunda en la competencia del carnaval uruguayo en 2022, la Catalina no participó ni en 2023 ni en 2024, aunque para esta temporada Yamandú y su hermano Tabaré escribieron una canción para Curtidores de Hongos. La pieza fue motivada por la muerte del Chato Ambrosio, un histórico murguero que ellos mismos definen como un "espejo" para la por entonces murga joven. Por primera vez en 20 años, los hermanos Cardozo pusieron su poesía bajo otro título y se sentaron en las plateas del teatro de verano para disfrutar. "Hicimos gira, pero con espacios que nos permitieron disfrutar. Curtí mucho carnaval, disfruté de ver murga y disfrutar como espectador. Me di cuenta que lo necesitaba porque estar siempre parado en el centro de la escena, proponiendo, pidiendo que te atiendan, que te escuchen, que te miren... está bueno estar un rato del otro lado de los micrófonos y mirar, y ver y ser parte de la tribuna enfervorizada y enroscarse con el carnaval y emocionarse con cosas que hacen otras personas", contó Cardozo.
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¿Cómo es esta Catalina 2024? ¿Qué experiencias nuevas traen de otros lados?
- Cuando estás tanto tiempo en carnaval, al nivel que está la Catalina de competitividad, implica que mucha gente te quiera mucho, te siga, y mucha gente no te pueda ni ver porque la tenés podrida, es lógico que alguien se pudra. Este rato, sin ser competencia, sin ser empalagosamente cansadores está re bueno. Volvimos a ver que hay mucha gente que va al carnaval que está más allá del micromundo y el detalle del puntito. Reconectar con ese público de al lado realmente me dio tremenda fuerza como para decir "ta, te extrañé carnaval, estuvo bueno el tiempo que nos tomamos. No sos vos, soy yo y también sos vos, pero ya estuvo bien de extrañar". Estuvo bien de extrañar, ya me parece que está bueno para que volvamos el carnaval siguiente y esos son los planes.
Vi murgas que son la generación que está llegando, que es lo que fue la Catalina 2003/2004/2005, y está buenísimo ver que proponen, cuáles son sus dinámicas comunicacionales, estéticas, disfrutar de esos discursos.
¿Qué cambia con las murgas nuevas? Porque ahora ustedes están del lado de la historia y ya no son lo nuevo.
- Es increíble, porque estás a nada de volverte el elemento conservador. Es un ejercicio que hay que hacer también. Siempre pensaba que ojalá no me vuelva la gente que nos decía "esto no es murga" cuando llegamos al carnaval, y hoy también entiendo un poco de ese discurso que me parecía inaceptable. Sigue siendo inaceptable, pero entiendo que había detrás no solamente una cosa de mirada personal del asunto, sino aferrarse a una cosa querida. Pasa con la dinámica de las vanguardias que siempre son parricidas, pero después en unos años también lo anterior vuelve a ser vanguardia. Todo vuelve a dialogar.
Lo que yo no quiero volverme es alguien que confunde la solidez con la rigidez, porque los rígidos se hacen mierda. El ejemplo que se me viene es el de los edificios japoneses, su valor está en la flexibilidad para soportar los terremotos. Quiero que pasen los terremotos, que el carnaval cambie, que se sacuda y no quiero verme a mí persiguiendo una cosa que ya no está más, en el sentido de "esto no es murga". Es un error creer que a un género que tiene su valor en el mestizaje hay que pedirle pureza. Me gusta que me obliguen, que haya cosas distintas y ver si me gusta o no. No tengo miedo a envejecer haciendo murga, no tengo miedo a errar y equivocarme, tengo sí miedo a quedarme rígido sobre todo en mi cabeza.
Veía el otro día y lo hablaba con Caro y con Vito (Gómez e Iriarte, integrantes de la murga) que era impensado el panorama de hoy. Con Caro, Vito e Ivana, la Catalina sigue siendo la única murga que ganó con tres mujeres. No había muchas mujeres en carnaval, salvo algunas muy renombradas y hoy en la mayoría de las murgas hay mujeres y podés tener una voz del carnaval, un rol protagónico o un rol de decisión. Hoy en las murgas jóvenes hay un montón, pero también en las tradicionales que empiezan a romper sus estructuras.
En esta flexibilidad, ¿vuelven hacia atrás sobre lo que hicieron y encuentran algo que hoy no harían?
- Por supuesto, mil cosas: cosas que no nos hacen gracia, cosas que elegiríamos no hacer y cosas que hubiera elegido no haberlas hecho. Lo que no hacemos es fingir que no las hicimos. En el 2002 teníamos el bloque "La Travesaña" ¡un espanto! En ese momento era festejadísimo porque era el sistema de humor reinante. La sociedad funcionaba con esa maquinaria del humor dañina y dolorosa y eso es lo que siento que no nos puede pasar. Vos podés hacer humor sobre todo, la cuestión está en decidir sobre qué vas a hacer humor y si el foco va a ser un grupo o una colectividad castigada y desprotegida.
En 2003, nuestro primer carnaval, replicamos el segmento y fue de lo más exitoso, la primera murga joven en entrar a la liguilla. Éramos vanguardia, en teoría ¡un horror! Un día escucho en la radio a Fernando Frontán hablar sobre el tema y dijo algo así como que entendía que la murga no lo estaba haciendo con una intención estigmatizadora, pero que estaba sucediendo eso. Nadie le dio pelota, pero yo escuché esa nota y después todo el carnaval conviví con el éxito hacia afuera, pero no podía dejar de pensar en que lo que él decía tenía razón. Terminó el carnaval y no lo hicimos nunca más. Nunca tuve la chance de hablarlo con él en persona. De alguna manera hoy me enorgullece avergonzarme de eso porque habla de que no vivimos 21 años al pedo.
De "El Tiempo" y "Los Sueños" a "La involución de las especies" hay una mirada más negativa de lo que hay alrededor y este año pica el bichito de volver al carnaval. ¿Dónde está puesto el ojo de la murga hoy?
- Hay un tema en el disco nuevo de Tabaré que se llama "Pesimismo optimista" y a mí me encantó porque es en tonos mayores, muy luminoso, pero muy doloroso en su letra. No le pongo ni una ficha al futuro de la especie, pero "esta comedia tiene un fin fatal y la voy ver riendo hasta el final". Hoy siento que estoy en esa frecuencia, voy y vengo. Lo mismo que a mí me da motivos para esperanzarme cada vez que salgo a la calle es lo mismo que me condena. Siento que la única manera que tenemos de salvarnos es a tamaño peatón, a la escala humana del universo que puede controlar cada quien y a la interrelación personal. Mi vuelta del mundo está ahí en lo colectivo.
En esas mismas personas que me desesperan en lo macro y que me da mucho miedo de los conglomerados humanos, en la corta es lo que me da confianza. Siento que la mirada con respecto a un nuevo espectáculo de la Catalina será esa: "estamos al horno, vamos a darle para adelante con la alegría apesadumbrada y con la caricatura cruel de Discépolo". Creo que toda la gente que se sienta a pensar sentimos que lo que nos está pasando es lo peor que le pasó al mundo, siempre, y es lógico porque es cierto. Hasta ahora todo lo que sucedió y todos los mapas que tenemos de funcionamiento, los manuales de instrucciones, ya no sirve ninguno. Estamos en el horno, entiendo que eso nos pasa, pero también entiendo que esas dudas nos han pasado históricamente a la especie humana, siempre estamos al borde del colapso. Desde ese color está la mirada de la Catalina: con mucha desconfianza de lo que somos y ganas de criticarnos, pero con mucha confianza también de que la salida está en el encuentro corto. A esta escala que podemos controlar, la vecinal, nuestra canción es recibida. Eso me hace poner contento, me dan ganas de seguir escribiendo y me dan ganas de seguir armando este espectáculo para que la gente se ría un poco desde ese lugar.
Bizarrap, Milo J y los artistas jóvenes
En el final de 2023, Agarrate Catalina sorprendió en los Latin Grammy al ser convocada por Bizarrap para un segmento con Milo J, pero además vienen combinando su arte con artistas de los géneros mainstream del momento. "Me esperanza mucho. La música siempre encuentra la vuelta para mezclarse. Hay infinitas combinaciones y gente que generacionalmente busca la vuelta para pegar el volantazo a lo identitario", sostuvo Yamndú.
¿Cómo fue combinarse con Bizarrap?
- Fue una llamada alegremente inesperada. Veníamos de un sacudón emocional muy importante que era un homenaje a Pérez Esquivel para el que él nos eligió. Saliendo de eso, recibimos un mensaje de alguien que está en la otra punta de línea temporal de la vida. También saltar en el radar de él nos encantó. Sobre todo también la idea y el respeto con el que un gurí hablaba de nuestro género. Fue buenísimo y lo hicimos con tremenda alegría y con tremendo miedo al haterío y fue al revés, todo el mundo divino, Drexler comentando unas cosas hermosas, la gente del candombe comentando unas cosas preciosas, gente que no tenía ni idea de qué carajo eran esas cosas pintadas que estaban ahí que quedaron muy contentas con el sonido.
Hay un montón de pibes que su escena musical es esta. Sus artistas que le representan sos esos, su rebeldía, su música popular es esa. Entonces la murga aparece como un sonido válido.
La mirada sobre Argentina y la relación con un público parecido, pero distinto
Vuelven a la Argentina en un contexto distinto. ¿Cómo ves esta versión 2024?
- La realidad cambia y ustedes tienen una especial condición para que sus vaivenes sean sacudones grandes. Pero que eso, que cada vez esté distinta y en un escenario tan impensado, la hace a la vez ser tan la misma. La constante que se percibe desde allá es que siempre en Argentina pasan cosas que parecen increíbles para el pueblo argentino, que se mueven en un rango como de dibujito de electrocardiograma. Y, sin embargo, siempre van para adelante y Argentina sale y se levanta y se levanta y se levanta. Eso es es parte de una de las cosas que más me emociona de este pueblo: la capacidad increíble de rearmarse, de estar en la lona y levantarse otra vez e ir para adelante. Me parece muy esperanzador y muchas veces pienso que siendo tan similares los pueblos hay algunas cosas que nos diferencian un montón.
En Uruguay no tenemos esa capacidad, no se nos ve tan fácilmente eso de levantarse de situaciones tan impensadas y esa fuerza, la protesta, esa decisión de no aguantar más una situación y salir. A veces se nos antoja un pueblo más combustible, en el mejor de los sentidos. No sé si tendrá que ver por las dimensiones, por los tamaños, vaya uno a saber qué es lo que nos hace ser más hacia adentro, por lo menos en primera mirada. Muchas veces siento "qué bien que estamos así, que somos así", y otras veces pienso "yo quisiera un poquito eso de un pueblo más revoltoso".
Más allá de los cambios coyunturales, siento siempre estar en mi casa cada vez que vengo a la Argentina, siempre siento que no la desconozco. Estoy en un lugar que conozco, que quiero mucho y que tampoco me desconoce y que me recibe siempre.
Hay algo de espejos deformados... Argentina y Uruguay se reflejan sin mostrar exactamente lo mismo. Por ejemplo, allá ustedes pasaron la LUC y nosotros tenemos el mega DNU.
- Debe ser una de las pocas cosas que pasaron primero allá. Pasa que nuestros procesos se parecen a grandes rasgos, con diferencias de intensidades y, a veces, con un saltito en la línea temporal. Argentina se estornuda y Uruguay se resfría y está esa misma desesperación de "vos viste antes en el replay que es gol ¿Cómo no hiciste nada para que no pasara?". Pasa mirando la historia, los procesos independentistas, los procesos de formación de nuestras identidades, los procesos de las leyendas patrias correlativas, de la construcción popular. Vamos a cantar en una fecha recontra importante y si hablamos del horror de las dictaduras cívico-militares en nuestra región, el horror fue similar y respondían un plan que era general... en general también entiendo que lo que sucede en la política, y entonces en la realidad de nuestro contexto y de nuestra región, también responde a una cosa que es más o menos parecida. En general responden a intereses que nos pasan por el jopo y que no la vemos, que responden a otra cosa a la que el mundo está accionando. Es lógico que en nuestra región los procesos se parezcan y además ciertas tendencias de cosas que le vienen funcionando a ciertos modelos se imitan.
Eso también nos junta, sentir que los procesos se parecen. Pienso el viraje de timón que tuvo la región para la izquierda con Pepe, Correa, Lula, Cristina, y ahora para el otro lado.
¿Recorre una sensación distinta por cantar un 24 de marzo?
- Hay una de las organizaciones de familiares en Uruguay que se llama "Todos somos familiares" y me parece que resume en esa frase lo que sentimos. Vengo de una familia que sufrió la dictadura cívico-militar, tenemos la fortuna de no tener sangre desaparecida pero estuvimos al borde, pero si no ligara a nuestra historia siento que igual sería nuestra causa. Siento que las Abuelas son todas nuestras abuelas y las Madres son todas nuestras madres. De este lado y del otro lado. Abrazar la causa de los Derechos Humanos y de la restitución de la identidad, sin el rencor, sin el odio, sin la venganza, por ejemplo, con la lucha amorosa de las Abuelas valiente, decidida y necesaria, para mí sigue siendo urgente hoy en pos de la búsqueda de la justicia como señal. No puede ser de ninguna manera que eso quede sin castigo, sin juicio, sin la condena unánime social. Tiene que ver con dejar una señal para adelante, no podemos vivir con eso pudriéndose bajo la alfombra como si nada porque si eso queda impune y aceptable es un peligro para adelante. Tocar el 24, más allá de las canciones puntuales que tienen que ver con eso, el hecho de mostrar en un día tan especial que desde el humor, el arte popular, la alegría, se puede ejercitar la memoria está bueno.
Hay un montón de murgas, pero la Catalina trasciende en Argentina y tiene esa relación que quizás sólo ha tenido acá Falta y Resto.
- Me hice tanto esa pregunta que dejé de hacérmela para concentrarme en disfrutar lo que pasa y alimentarlo como necesidad de generar este vínculo que nos hace tan bien. Calculo que algún mérito tenemos que haber tenido, también de carambola, de coyuntura y suerte generacional. Pasa algo con No te va gustar y La Vela que nos sucedió más o menos lo mismo en el momento que vinimos para acá, que es tener por entonces 20, 21, 19, 25, la chance de dejar el laburo, todavía estar en casa de los viejos y poder volver con la cola entre las piernas. Podíamos venir a hippearla un mes y salir empatados. Tuvimos esa chance que hoy con esta edad no hubiéramos podido.
Por supuesto, también la obra. En el caso de la Catalina entiendo que esta mirada y esta voluntad siempre de tener una mirada sobre el animal humano como caricatura y no tanto el hecho de tener el espectáculo cocido y armado en base a la coyuntura local inmediata, que es más caduca, hace que sea fácilmente trasladable y sobre todo en Argentina que solamente hay que contextualizar dos cositas.
¡Y un culo bárbaro también! Siempre termina definiendo todo.