Nito Mestre, íntimo: “Con Charly éramos como dos hermanitos”

El músico dialogó con este medio sobre los inicios de Sui Generis y su presente profesional. Nito Mestre presenta dos shows en el Teatro Ópera el 30 y 31 de agosto.

01 de agosto, 2024 | 14.39

Nito Mestre se presenta en dos funciones en el Teatro Ópera el 30 y 31 de agosto con setlists basadas en los discos de Sui Generis, Vida y Confesiones de Invierno. En ese contexto, el músico dialogó con El Destape Web sobre su presente profesional y recordó anécdotas de su juventud con Charly García, Mercedes Sosa, Celeste Carballo y más artistas. Mestre también se refirió a la música actual, advirtió sobre una caída del reggaetón y contó cómo es su vínculo con sus colegas a través de WhatsApp. 

 

¿Cómo te preparás para estos dos shows que vas a dar en el Ópera y cómo venís viviendo la gira?

- Me preparo muy bien por suerte. Ahora estoy en Miami, porque tuve algún show por acá primero, después me fui a Perú, donde hicimos las dos presentaciones, que son las mismas del Ópera. Fue la primera vez que escuchaba y veía el funcionamiento de cómo iba a suceder todo esto, porque es una enorme cantidad de temas. El primer día hacemos todo el disco Vida y, el segundo, Confesiones de Invierno. Son todos temas distintos, solo repetimos algunos que son los más nuevos. Y la prueba vino fantástica porque fue la primera vez y ahí sacamos si iba a funcionar o no, y fue divino los dos días. 

Nito Mestre se presenta el 30 y 31 de agosto en el Ópera.

Los discos los tocamos tal cual, con el cuarteto de cuerdas, que el primer día es un poco más tranquilo y el segundo, un poco rockero, es con viento. Pero quiero agregar algunas canciones más a los temas que preceden, para contar bien la historia. Porque acá estoy contando mi vida musical y creo que llegó un momento donde hay que tirar toda la carne al asador. Ya estamos más grandes y hay que hacerlo ahora o nunca. 

Estamos en buena forma, me encanta estar de gira y estar tocando. Estoy bien de la voz y a eso lo puedo comprobar, a Dios gracias no solo lo compruebo yo sino que la gente lo dice. Pero son momentos particulares: hacerlo en el Teatro Ópera, en Buenos Aires, con el público que me ve todos los días en la calle, es casi como dar examen (risas). A tantos años de carrera, a veces se cruza la idea de que la gente te va a tomar examen. Después sé que el público que compra la entrada, obviamente está de tu lado, porque va a escuchar algo. Y en este caso la sorpresa más agradable es que la gente se sorprende de cómo suena: suena súper lindo y es un disfrute enorme. La gente no lo puede creer porque a esto no lo hicimos nunca, tocar un disco entero.

¿Cómo se vive eso en el vivo? Tocar un disco en orden en un recital.

- Bárbaro. Es como volver a las fuentes, porque hay temas que no canto hace cuarenta años y los retomás. Uno a veces va reversionando las canciones, pero estamos en la sección de hacer lo más parecido a la versión original: es como poner la púa del disco y que se sientan como antes. Sobre todo los nuevos; la enorme mayoría de la gente que fue -por ejemplo en Perú- eran menores de treinta años y te diría menores de 25 también. Que por supuesto, escucharon de los padres, de internet. Entonces ya te toman como un primo. Mucha admiración y muchísimo cariño, eso es fantástico. Es como una devolución a la gente.

¿Cómo surgió Sui Generis y cuáles eran sus influencias musicales? ¿Qué música los inspiraba en ese momento de adolescencia?

- Bueno, con Charly nos conocimos en el tercer año de la secundaria, muchos creo que lo saben. Las afinidades fueron automáticas, que continuaron por el resto de los días. Los dos hemos aprendido del otro qué nos gustaba y qué no nos gustaba, siempre hay inclinaciones de uno u otro lado particulares. Pero era un 80% de cosas en común: Beatles, los dos nos criamos con los Beatles, y también la música clásica. Charly estudiaba música clásica y dio la casualidad, o no casualidad, de que mi padre era violinista. Trabajaba como médico pero era violinista y tocaba música clásica, por lo tanto ya en casa escuché esa música desde que nací porque mi padre tocaba arriba de los discos. Hacía playback (risas). Terminaba de operar en el consultorio, llegaba a casa y se ponía a tocar el violín, todos los días. Y a la hora de cena era ‘vamos a escuchar música clásica’ y tenía cantidad de discos. Era eso lo que yo escuchaba, a diferencia de otros niños cuyos padres escuchaban tango o folklore. Y en la casa de Charly, igual. Por supuesto que escuchábamos folklore y tango, pero la mayor cantidad de música que se escuchaba en casa era clásica y esa afinidad hizo que nos juntáramos. 

Después, veíamos programas como Hullabaloo (1965 y 1966), donde aparecía Jimmy Page cuando era jovencito, con los Yardbyrds, estaba empezando James Taylor, The Birds, David Crosby, Joni Mitchell. Después vino la influencia de King Crimson, que también nos gustó mucho.

Y de la parte nacional, fanas absolutos de Los Gatos, Manal, Almendra y Vox Dei, fueron nuestros padres. Yo creo que si no hubiese estado, por ejemplo, Litto Nebbia empezando a cantar en castellano, si no hubiésemos escuchado a Almendra, que recuerdo muy bien cuando estábamos dando afiches salió el primer disco de Almendra y ahí dijimos ‘si Almendra grabó un disco es más factible que nos contraten a nosotros’. Porque había una cierta similitud. Así que los shows que íbamos a ver eran esos, fanáticos a morir. Y, te diría, en cada show que hacían en Capital los íbamos a ver y a algunos también en algún carnaval.

Otra influencia de la que no me tengo que olvidar es Joan Manuel Serrat; fanáticos. Cuando salió el primer show que hicimos nosotros, todavía no habíamos grabado el disco y nos contrataron para tocar en un carnaval en Vélez Sarsfield, y el grupo principal era Joan Manuel Serrat que venía por primera vez a la Argentina. Nosotros lo teloneamos de alguna manera, no lo conocimos pero estuvimos ahí. Así que esas fueron las influencias primarias.

Y, en cuanto a las letras, ¿cómo surgían? Son canciones muy cargadas, mus nostálgicas, y ustedes eran adolescentes

- Los temas que componía Charly venían de las cosas que nos pasaban a los pibes de esa edad. No solo la música era lo que influía: nos encantaba ir a tres o cuatro cines. Como bien dijo Charly, somos de alguna manera ladrones del pasado. Íbamos al Cine Lorraine, el Lorca y el Cine Arte, que eran los cines donde pasaban ciertas películas particulares que no se veían en el cine popular, en las que el texto era muy importante, no solo la parte fílmica. no eran temas que nosotros vivíamos como ajenos. Y verás que las letras tienen una cosas como de adolescencia y adultez. Hay un corte dramático y nostálgico, que creo yo siempre lo hemos vivido los argentinos, con tanta herencia española e italiana. Tenemos esa cosa medio dramática. 

Por otro lado, la lectura. A mí me encantaba Ray Bradbury y en televisión también veríamos programas con contenido. Estaban las miniseries de Narciso Ibáñez Menta, que eran como de terror. Y todo eso se juntaba y terminaba en las letras.

Nosotros íbamos, por circunstancias geográficas, al mismo colegio, que era un Instituto Social Militar mixto. No teníamos parientes militares ni nada por el estilo, pero vivíamos a cinco cuadras. En mi caso, mi madre me mandó ahí porque había quedado huérfano el año anterior a terminar el secundario. Ella prefería que fuera a un colegio estricto porque si iba a uno público tenía miedo a que me desbandara. Di un examen bastante riguroso y, bueno, era un colegio donde nosotros éramos lo que sería ahora los ‘nerds del colegio’. Los medianamente quilomberos, los que llevaban la contra. Por ejemplo, teníamos una materia que se llamaba defensa nacional donde enseñaban a perseguir comunistas, te imaginás en esa época. Nos daba gracia, porque por ejemplo nos decían que había que dudar de todas las personas que tenían barba, como el Che Guevara por ejemplo. Entonces nosotros decíamos ‘qué pavada estamos escuchando’. Eran otras épocas, un colegio estricto. Con compañeros que son divinos, con muchos nos hemos encontrado. Y en el colegio pusieron un mural de Sui Generis, así que los tiempos cambiaron, pero en la época que nosotros terminamos el colegio no nos dejaban entrar porque éramos vistos como las ovejas negras de la familia. A mí me dieron el título porque después seguí medicina pero después no me dejaron entrar más. Ahora ya pasó el tiempo.

¿Y cómo fue la reacción de sus compañeros cuando Sui Generis empezó a cobrar relevancia?

- Lo que pasa es que ahí ya habíamos dejado el colegio.

¿Y no seguían en contacto?

- No, seguimos en contacto con algunos de ellos. Pero te estoy hablando de una época que no era digital, no había redes sociales ni nada; ahora estoy en contacto con diferentes compañeros desde hace tiempo, vía Facebook. De hecho, cuando pusieron el mural este fueron muchos compañeros con los que ahora me comunico, pero recién cuando empezaron las redes. Me enteré de las reacciones de ellos y del cariño ahora: todos nuestros compañeros, la enorme mayoría, nos siguió toda la carrera. Y no solo ellos, sino sus hijos también. Eso es lo más interesante. Eso es algo muy agradable.

¿Y el nombre Sui Generis cómo surgió?

- Hay varias versiones. Como con Porsuigieco, el proyecto que hicimos con Charly, León, Porchetto y María Rosa Yorio; que León se acuerda que empezó en tal lado, Raúl Porchetto dice que empezó en tal otro y yo te digo en que empezó en otro. Entonces, no sé si es la edad o la cantidad de años que pasó en el medio. Pero yo anotaba en unas carpetas todo lo que íbamos haciendo, así que más o menos tengo buen recuerdo.

Volviendo al nombre de Sui Generis, lo que yo tenía registrado era que lo buscamos en el diccionario. Se usaban mucho los nombres en latin, griego, porque acordate que estaba Vox Dei. Nombres que tuvieran que ver con eso. La primera impresión que yo tenía registrada era que lo habíamos buscado en el diccionario. Pero hace un par de años me escribe un compañero de colegio en Facebook y me dice ‘¿vos recordás cómo salió el nombre Sui Generis?'. Y le digo que lo habíamos buscado en un diccionario. Y me dice: “No, yo me acuerdo perfectamente y lo consulté con otros compañeros y fue así”. Resulta que teníamos un profesor de matemáticas al cual le gustaban las chicas y, cuando iban al pizarrón a escribir, las hacía escribir arriba de todo para que se les levante la pollera. Medio degeneradito. Y se mandó un comentario en el medio de una clase diciendo que el semen tenía un olor muy “Sui Generis”. A qué vino eso, no sé, pero provocó la carcajada general. Y se supone que todos salimos al patio y dijimos “Qué buen nombre para un grupo”. Sui Generis, no semen (risas). Te imaginás…

No sé qué hubiera sucedido si le ponían “semen” a un grupo (risas)

- Raro hubiera sido al menos.

Y más en esa época

- En esa época, directamente imposible. Pero bueno, es mi versión. Con Charly nos juntamos, cada uno teníamos una banda y en tercer año nos juntamos de casualidad. Al poco tiempo, una de las versiones era que vino el bajista de Charly a preguntarme si no quería entrar y hacer grupo con Charly. Pero la versión que tengo yo es que mi hermano estaba armando un desfile de modas que nunca se hizo y necesitaba no dos bandas, sino una. Y desde ahí nos empezamos a comunicar. Las dos bandas, la mía y la de Charly, tocamos en una pequeña fiesta donde recaudamos fondos para nosotros y ahí medio que decidimos la parte vocal de mi banda con la instrumental de la banda de Charly. Así que por ahí salió, pero no hay una fecha determinante. Sé que en tercer año nos juntamos e hicimos eso y en cuarto año ya estábamos tocando juntos como Sui Generis. Y en quinto, que éramos seis en el grupo, tocamos en la fiesta de fin de año, fuera del colegio. Fue el primer evento con banda entera. También recuerdo que otra vez tocamos en un acto del colegio, pero era una banda muy de escuela, se iban yendo. Los que siempre seguimos y los que tomamos la posta de ir juntos éramos Charly y yo, porque íbamos a todos lados juntos. Eramos el Ying y en Yang. Empezamos a cantar juntos y las decisiones de quién canta, quién no canta, salían solas. Salían los temas e íbamos a tocarlos, mucho en fiestas del colegio. Porque, como no sabíamos bailar bien, aparecía una guitarra y cantábamos: en ese momento la conquista de alguna señorita era lo más importante en juego, a los 16, 17 años era casi lo primordial.

“Con Charly éramos como dos hermanitos”

Recién decías que eran como el Ying y el Yang, o sea, que se complementaban. ¿Cómo eran las personalidades de cada uno en ese momento? ¿Qué rol ocupaba cada uno en esa amistad?

- No había un rol en particular que defina. Charly era muy tranquilo en ese momento, era absolutamente para adentro. No era un tipo de hacer quilombo en el colegio, ni de tener 12 mil amigos. Por eso cuando nos juntamos hubo tanta comunicación. Yo le decía a mi vieja que me quedaba a dormir en lo de Charly y éramos como dos hermanitos, todo el tiempo. Yo siempre fui muy inquieto y movedizo, era más quilombero que él en el colegio, de ir al frente y decir lo que se me ocurría. Después fue cambiando, Charly cambió con el tiempo. Creo que el cambio fue más post-Sui Generis, pero eso hay que preguntarle a Charly, yo no me meto. Pero lo del complemento era lo mismo que, de alguna manera, veíamos reflejado en Simon and Garfunkel, como Pedro y Pablo, donde las personalidades ya se notaban que eran distintas. A mí me tocaba ir al frente y al medio en el escenario, cosa que al principio me causaba un poco de pudor. De hecho, empecé a cantar sentado porque me daba miedo esa cosa de tanta exposición y Charly estaba a un costado en un piano. Después me empecé a acostumbrar con el tiempo. Pero siempre di la impresión de ser un tipo calmo a pesar de que soy una bomba de tiempo.

¿Charly está al tanto de estos shows que estás haciendo con los discos de Sui Generis? ¿Charlaste con él de eso?

- Supongo que está al tanto, él no está tocando. Pero este es un proyecto personal. Cada uno tiene sus proyectos; el tuvo su proyecto cuando se presentó en tres días distintos hace tiempo. No nos consultamos lo que hace el otro. Por supuesto él escucha todo lo que hago yo, y yo lo que hace él. Él no usa redes sociales, no usa WhatsApp. Yo levanto el teléfono y hablo con Raúl Porchetto, con León, con Juanse, y con Charly es más intrincado porque tengo que ver cómo comunicarme, si me contestan, etc. Eso hace un poco más dificultoso, a esta altura de la vida, comunicarse. A León le decía, cuando iba a la casa, “ponete algún día el WhatsApp porque, negro, somos amigos y hoy los amigos hablamos de esta manera, te guste o no te guste”. Y ahora está encantado de poder comunicarse, mandarse fotos, le mando programas. Todos estamos enterados de todo. 

Su vínculo con Mercedes Sosa

¿Cómo la recordás? 

- De Mercedes, puros elogios. Era una especie de madre, colega, gran cantante, amiga, apoyadora de nuestras carreras, difusora enorme de lo que hacíamos, te empujaba a meterte en cosas distintas de las que usualmente hacías. A Mercedes la conocí de chico, cuando con Charly íbamos a un programa que se llamaba Folclorísimo, donde la madre de Charly era la productora. Entonces íbamos muchas veces al viejo Canal 7 de la calle Viamonte a ver los programas y hacer de espectadores, sentarnos en la mesa, etc. Y ahí la conocimos a ella, como a Ariel Ramírez, Eduardo Falú, un gran guitarrista que fue el padrino de Sui Generis, porque estaba ahí y la madre de Charly dijo “tengo a mi hijo que tiene un dúo que se llama Sui Generis, ¿querés escucharlo y ser el padrino?”. Y bueno, quedó como el padrino de televisión. Obviamente había escuchado hablar de ella muchísimo y la había escuchado cantar pero cuando tuvimos cercanía fue cuando terminó la dictadura militar y empezó a venir ella a la Argentina de la mano de Daniel Grinbank, que vino del exilio, y ahí nos conocimos. Así empezó ella a acercarse, ella y su hijo eran muy curiosos, Fabián le acercaba a ella todo lo que estaba pasando de rock en Argentina y ella era muy curiosa con eso. Conmigo, Charly y Victor Heredia era con los que tenía mayor cercanía, que yo recuerde. Por supuesto que también se acercó a otros artistas como Julia Zenko, Pedro Aznar, Spinetta, porque le gustaba saber qué pasaba.

Llegó un momento tal que yo había grabado Te Recuerdo Amanda, un tema que se va del rock. Es una canción del chileno Víctor Jara, una versión muy linda que escuchó La Negra y dijo que era más linda que la que ella había hecho. Y ahí, eso hizo que nos acercásemos más todavía y empezamos a cantar el tema de León, La Colina de la Vida. Eso hizo que tengamos más temas en común para salir a tocar y me invitó a un montón de giras: no solo en Argentina, sino a Chile, Perú y a Colombia, donde tuve la suerte de estar no solo cantando con ella, cosa que era un placer. Cantando con ella aprendí mucho, teníamos cosas en común: mirar el movimiento de los cuerpos, la intención, mirarnos los labios para ver la intensidad, si subían o bajaban los climas, cómo entrar a las segundas voces, cómo ser económicos y no pisar uno al otro, por supuesto que la parte de cantar y afinar está descontado que era así. Ella era bastante rigurosa con los músicos, salvo a estos que te nombré los trataba de usted, a nosotros no. Pero era rigurosa en los ensayos, muy puntual, no andaba con vueltas si tenía que sacar corriendo a alguien, no tenía filtro. Si le gustaba algo, le gustaba, y si no le gustaba, te lo decía. Nos miraba con una cara como diciendo “bueno” y nosotros ya sabíamos qué teníamos que hacer. He disfrutado muchísimo, además me ha ayudado en mis momentos jorobados con el alcohol, me ha hablado mucho. De hecho, cuando estuve internado me despertó ella con una caricia y recuerdo ese momento porque me quedó grabado. Me acompañó muchísimo, yo disfruté mucho. Y cuando te digo que nos metió en otros ámbitos es porque, por ejemplo, yo canté algunos temas de folklore con ella, cosa que no hacía. Y un día me dijo “vamos a cantar en un programa de televisión, quiero que cantes conmigo un tango”, Fito Páez tocaba el piano. Yo le dije que no era cantante de tango y me dijo que ella tampoco, “pero tanto vos como yo podemos hacer tango canción” y cantamos Cuando Tú No Estás. Es un tema que incluso incorporé durante un tiempo a mi repertorio. Recuerdo mucho la gira que hicimos en Colombia, donde tocaba en estadios donde había 15 mil personas y La Negra arriba del escenario te hacía sentir como si estuviese todo normal. Disfrutaba mucho; con los gestos y una sonrisa te decía que estaba todo bien.

“Una familia enorme”

En 1984 fuiste parte del proyecto Por qué Cantamos, con Celeste Carballo, Oveja Negra y Juan Carlos Baglietto. ¿Cómo se dio eso?

- Ese proyecto había empezado bajo una idea de hacer algo con los Oveja Negra, amigos, amantes del mismo tipo de música. A Celeste la conozco desde que empezó, de hecho grabé y le produje las voces del primer tema que ella hizo, Querido Coronel Pringles, entonces nos conocemos casi desde antes de que ella se hiciera profesional. Y de Baglietto, sabía de su existencia, pero no lo conocía personalmente.

Habíamos estado hablando de hacer algo juntos Celeste, Oveja y yo, que estaba en España en ese momento. Y me dijeron que había un proyecto para hacer con ellos, más Baglietto y toda la banda. Me vine rápidamente a Buenos Aires: me pareció interesante porque había un plan de recorrer toda la Argentina. A mí me gusta mucho viajar y la Argentina es un país cuyas provincias merecen ser visitadas todas, realmente son distintos tipos de gente. Es un país que me encanta y tocar ahí con una gira donde se iba a mostrar casi teatralmente una obra era genial: estábamos todos juntos en el escenario, cantábamos todos, después quedaba uno cantando un tema y entrábamos más tarde los demás. Había toda una cosa de coparticipar entre todos y eso era muy divertido y relajado. Una puesta en escena con tarimas que había diseñado Juan Carlos, que había estudiado Arquitectura, entonces le gustaba hacer todo ese tipo de cosas. Se armó una familia enorme, íbamos con muchos asistentes, estaban todos los músicos. Fue algo súper agradable, muy llevadero. Empezamos en septiembre: llegábamos, hacíamos cuatro o cinco shows, volvíamos, estábamos uno o dos días, volvíamos a salir y así. Íbamos en dos micros: todos los músicos en uno y todo el plantel de trabajo en otro. Yo me divertía a horrores. Fuimos a Chile también.

Sí, es que la única grabación que se puede escuchar es una grabación del show en Chile, que está el audio en YouTube. 

- Pero salió el disco.

Sí, pero no está en plataformas oficiales, solo está disponible ese audio. 

- Ah, porque las discográficas a veces tienen la cabeza en otra, trabajan de ingenieros civiles y hacen toras cosas. No andan pensando en música sino en a ver cuántos clicks mete, y más hoy día. Entonces se olvidan del catálogo. Mucha gente no tiene ni idea. A esto lo grabamos nosotros en un disco doble que se grabó en el Teatro Coliseo, salió por el sello EMI Odeón, o sea ellos lo tienen en algún lado. Tenía tapa doble, etc, y nunca lo subieron a ninguna red ni lo publicaron. Salió el disco nada más y algún generoso lo tendrá, yo lo tengo en casa. Pero eso fue el final, cuando terminamos toda la gira tocamos en dos funciones en el Coliseo y salió el disco.

Lo de Chile debe haber sido grabado así al aire, yo no recuerdo haber grabado profesionalmente.

Sí, el sonido no es el mejor

- Sí, fue grabado al aire. Y en esa época, con lo que había (risas)

En ese momento estabas en España, ¿en qué contexto? 

- Me había ido porque me quería tomar un tiempo de estar en Argentina. Me había ido por un mes, estaba en un momento de cambio que no sabía bien qué hacer y me fui para España. La coincidencia hizo que cuando llegué a España, casi de casualidad, llegamos a Madrid y también estaban llegando Charly, Fito, Celeste Carballo, todos. Celeste venía de tocar en Madrid, también habían llegado Los Abuelos de la Nada. Mi idea era específicamente pasar un día en Madrid e irme a Ibiza, donde había toda una movida más que divertida. Y, de hecho, viajamos todos juntos a Ibiza, con Charly, Fito, toda la banda de los Abuelos, todos juntos. Me quedé como un mes y medio, y en el transcurso de ese tiempo empecé a ir a las grabaciones del disco que grabó Los Abuelos de la Nada y así participé en los coros del Himno de mi Corazón. Yo ya había grabado antes con ellos. Pero estaba, realmente, casi en un break en mi carrera, a ver que pasaba. No tenía mucho más que hacer ni fui con la idea de quedarme tampoco, para nada. En cuanto apareció esto, me encantó la idea y me vine: a la semana ya estaba en Buenos Aires y a los tres días de haber llegado ya estaba reunido en la sala de ensayo, conociéndolo a Baglietto y nos llevamos bien de movida; y con los demás nos conocíamos así que fue fácil. 

Trayéndote un poco más para la actualidad, como artista popular que siempre ha estado en contacto con la gente, ¿cómo ves al país y a la cultura actualmente?

- Obviamente, está difícil, quién lo va a negar. Yo lo que hago es planear y planear y planear. Tengo como una familia con la cual trabajo. Cuando están difíciles las cosas, mi intención es siempre seguir para adelante y vuelvo al principio de la carrera: a nosotros con Charly nos echaron de todas las discográficas durante tres años seguidos. Nos dijeron que no iba a andar, que no servíamos. Yo estoy acostumbrado porque hace setenta años que vivimos épocas difíciles; subimos, bajamos, subimos, bajamos. Nunca sabemos bien para dónde ir y llega un momento en el que tenés que declarar tu propia forma de actuar. Y la mía es “se está poniendo difícil para tocar por la parte económica de Argentina”, bueno hagámoslo más fácil, hagámoslo factible. Porque yo no voy a dejar de tocar. Lo que yo puedo hacer para que las cosas mejoren es, antes que nada, seguir tocando y no aflojar. Hacer dos Ópera cuesta, no tenemos productores atrás, no tenemos a alguien de Cultura o a una empresa que nos apoya. No. No lo tenemos, lo hacemos nosotros. Hay muchos lugares en Argentina, donde algunos pocos quieren arriesgarse a hacer shows y, si no, van a lo seguro. Por lo tanto, estamos planeando hacer gira por el interior para mostrar lo mismo. Hace dos años atrás, incluso en pandemia, decíamos ‘cómo salir adelante’. Salir adelante de la pandemia fue lo peor que me pasó en materia artística porque nos quedamos con el streaming. Yo creo que hice dos streaming y uno de invitado y, te digo la verdad, era una cosa que yo decía ‘si esto va a durar años, como muchos decían, yo me retiraba’. Era una cosa increíble estar tocando frente a una pantalla. Primero lo hice con gusto pero sin el público era terrible. Si yo no puedo viajar, me cortaron las piernas. Me gusta grabar, de hecho lo estoy haciendo pero necesito salir a tocar y girar. Por eso me cuido mucho personalmente en materia física, camino, nado cuando puedo, entreno la garganta, no fumo, no tomo alcohol, para poder estar bien para dar lo mejor y poder seguir viajando. Porque además yo no es que tengo un séquito que está atrás mío haciéndome todo, eso le complica a la vida al productor por los viáticos y todo. Voy con los músicos, el sonidista, el manager, los que necesito y punto. 

En cuanto al país, para mí todo es una incógnita en el día de hoy. Como lo fue sesenta millones de veces a lo largo de mi vida, que pasó con miles de incógnitas. Sé que hay un cúmulo de gente que puede venir a verme, otro al que le gustaría pero no puede. Por eso tratamos de hacerlo factible y acomodamos el precio de las entradas. También a eso lo tenés que luchar contra el teatro, porque todo el mundo quiere cobrar más y ganar de golpe todo lo que no ganó antes. Entonces, yo me mantengo en mí forma de hacer las cosas, también para mostrar cómo se llama colaborar y ser empático en los momentos difíciles.

La cultura no se va a acabar en Argentina porque tenemos atrás, y lo dicen en todoslos países del planeta, esta cosa de que tenemos teatro, cine, shows que no paran, ganas de grabar, hay estudios de grabación, equipo de sonido, músicos, actores, directores, etc, etc. Entonces, el que quiera acabar con eso está totalmente equivocado. No va pasar directamente, no va a pasar. 

¿Qué música estuviste escuchando últimamente? 

- Me pasan muchos links de cosas nuevas y lo último que me llamó la atención es Laufey, una cantante coreana-canadiense. Me la habían nombrado y yo pregunté “¿qué hace? ¿trap”, “no, no. Escuchala”, me dijeron. Esta chica, que tiene 19 años, escribe sobre ella, las cosas que le pasan a los chicos de esa edad, con una altura musical increíble: desde el jazz, hasta una canción folk, hasta una canción de amor pero tocado y cantado divinamente bien. Toca el piano como los dioses y llenó dos estadios en Nueva York, con pibes de 16: nos salvamos. Porque hay cierto tipo de música que, como no tiene renovación, como el reggaetón, evidentemente está en baja. Ya lo escuchan muchísimo menos. Las generaciones nuevas lo que quieren es escuchar música, escuchar canciones. Y aparece gente como esta chica, donde escuchás de nuevo canciones con melodía, armonía, ritmo, con letras que te dicen algo, no te hablan con la nariz, que no les entendés un carajo, que son ofensivas, hablan mal de la mujer. Entonces, por suerte, veo que hay un cambio de rumbo a lahora de escuchar música.

He escuchado bastante porquería también: para entender de qué se trata, para buscarle la vuelta a ver si le encuentro algo, y ahí mi querido Charly García tiene razón: la música es armonía, melodía y ritmo, si tenemos solamente una de esas cosas, no es música.

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