Julián Baglietto se encuentra en un momento bisagra dentro de su carrera en la música: el multiinstrumentista está abocado al mundo de los boleros desde un sonido más moderno y, según él, lo atraviesan "cambios artísticos, personales, de búsqueda y mucha energía", por lo que detalló cómo llevó adelante sus actividades en este contexto, de qué manera le impactó la herencia musical de Juan Carlos Baglietto, su padre, y cómo es ser artista en la actualidad, entre los ejes que más profundizó en diálogo con El Destape.
El contexto artístico y personal de Julián Baglietto está siendo atravesado por una etapa de cambios: después de haber sido el cantante de la banda de rock fusión Huevo, tuvo un parate tras la separación en noviembre de 2019 donde realizó un trabajo instrospectivo e hizo canciones que no tenían lugar en la banda. "Tuve un interín de uno o dos años de ver qué carajo quería hacer de mi vida. Ahí aparece mi primer EP", recordó. "Me invitaron del Sindicato Argentino de Boleros, me vi cantando con ellos ese género y en ese momento sentí que iba por acá. Este EP -su tercero- viene a llenar un poco ese lugar. Son boleros pero más moderno, dándole una vuelta de rosca", explicó quien lanzó el single Cocinarnos luego de haber sacado el tema con videoclip Ay! junto a Camilú.
El proyecto de Julián es colectivo desde las composiciones hasta los recitales y las decisiones de arte, entre otros detalles. Su banda está conformada por Martina Fontana en batería; Juan Giménez en el bajo; Sebastián Lans en guitarra; y Martín Aguilar en teclados. "Son historias que me interpelan y me hago un poco más cargo. En Huevo era un personaje que inventamos y un delirio. Es lindo, es terapéutico eso de alguna manera. Y ahora lo vivo más como una necesidad. Me encanta componer. Te desahogás y sacás muchas cosas. Lo vivo así, empezó siendo un juego y se convirtió en parte de mi vida", sostuvo.
El artista de 34 años tuvo un 2024 con una intensa vorágine de actividades: grabó y produjo toda la música de la obra de teatro El Principito que se pudo ver en el Teatro Ópera, además de los lanzamientos de nuevas canciones y shows en vivo no solo con su banda, sino también con el proyecto junto a Lito Vitale y su padre Juan Carlos Baglietto, donde fue el baterista hasta los primeros días de diciembre de 2024, ya que tomó la decisión de abandonar el grupo después de trece años para abocarse de lleno a sus compromisos. "Estoy en un momento de cambio artístico, personal, de búsqueda y mucha energía. Están pasando cosas muy lindas, se están acercando artistas hermosos, participaciones que me dejan muy contento. Es un gran momento a diferencia de hace un par de años que no lo tenía tan en claro", celebró Julián.
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Cómo abrazó la herencia musical de su padre Juan Carlos Baglietto, uno de los referentes del rock nacional
Los hijos de artistas tan icónicos suelen sufrir la carga peyorativa de ser el "hijo de". A algunos les pesa más que a otros, pero Julián abraza el legado que le dejó su papá Juan Carlos no solo desde lo musical, sino también en lo humano. "Saqué un montón de la herencia musical de mi viejo. Como cualquier hijo con un padre, trata de agarrar las cosas que le sirven. Más allá de lo musical, me veo parecido en lo físico cada vez más. En actitudes. Mi viejo es un tipo que vive la música de una manera muy grosa, es un chabón que tiene la capacidad de transmitir muy linda", manifestó.
"Más allá de que es un gran cantante, es un tipo que abre la boca y genera cosas. Eso para mí es lo mejor que tiene. Con eso y toda la data que fui absorbiendo de guacho, trato de armar mi propio molde", agregó. "Compartir el escenario con mi viejo es re flashero. Trasciende. Una mirada, una complicidad que es increíble. Por eso toqué tantos años con él. Es algo muy loco compartir eso con tu viejo. Es un orgullo total", precisó. Además, su madre es artista plástica, por lo que resaltó el hecho de que había mucha influencia e inspiración familiar para poder explorar el rubro de la cultura.
Si bien tiene una gran admiración artística y humana hacia su padre, siempre tuvo la idea de construir su propio camino. "Uno trata de, no te digo de despegar, pero sí de hacer su propio camino. Mi viejo es un maestro, no en la música, nunca me senté y me enseñó viola. Es un tipo que no tiene mucha paciencia. Le gusta compartir, disfruta mucho de las comidas, juntadas, agasajar, saqué mucho de él eso. Sin duda es un tipo que es muy admirable, siempre se rompió el orto, no le debe nada a nadie. Todo lo que tiene lo tiene a base de esfuerzo y laburo", destacó Julián.
Por último, dejó una frase que expone cómo es el vínculo con Juan Carlos y lo que valoró de él: "A esta altura somos como socios, amigos, un montón de cosas. La relación trascendió muchísimo. Siempre me enseñó a ganarme el mango. A los 18 años me fui a vivir solo, empecé a armar luces, pantallas, fui técnico de escenario, hice carpintería, tuve otros laburos que no tuvieron que ver 100% con la música. Nunca me regaló nada. Siempre las cosas que fueron apareciendo fueron porque eran necesarias o herramientas para crecer. Eso estuvo bueno. No me la dejó picando para que yo vaya y patee", subrayó.
Qué piensa Julián Baglietto de la voz política y la voz cultural
Sin dudas que Baglietto está al tanto de la coyuntura social-política que atraviesa la Argentina en el marco de las medidas del gobierno de Javier Milei. En un contexto donde el rubro de la cultura y varios artistas fueron atacados de manera desmedida por el jefe de Estado y sus militantes, Julián habló de la responsabilidad de lo que el artista dice y hace. "Me parece que como cantor y decidor, más allá de que cuando hacemos música nos divertimos mucho y la pasamos bien, es una responsabilidad lo que uno dice y cómo lo dice. Los ambientes en los que se mueve. Hay cosas en los que uno no se puede hacer el boludo", dijo en primera instancia.
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"Está bueno el compromiso. Siento que el arte es un método de transmisión de lo que pasa. Vivimos en Argentina, estamos afectados por la situación. Todos vamos al supermercado y nos cuesta un huevo todo, pagar las cuentas, no estamos exentos, algunos más o menos. Eso atraviesa el arte más allá de que en una letra pongas 'Milei' o no lo pongas. Hay otras maneras de demostrar tu descontento que no son tan explícitas", añadió. "Después uno escribe letras más boludas, está buenísimo también, es un juego, no es que todo tiene que convertirse en eso, pero está bueno un poquito de compromiso no solo arriba del escenario, sino en las charlas con tus amigos. Es rol de ciudadano más que de artista", consideró.
Los proyectos de Julián Baglietto de cara hacia el futuro
El plan del músico de 34 años es seguir sacando canciones y enfocarse al 100% en su carrera de cara al transcurso del 2025. "Metiéndole a full a lo mío, esto es un momento de enfocarme realmente en mi carrera y lo que yo quiero dejando de lado lo que quieren los demás. Estoy más convencido que nunca de que tengo para dar un montón. Ese es el plan. Sacar muchas canciones, seguir tocando", indicó el excantante de Huevo, quien, a propósito, reveló que puede llegar a darse una vuelta tras la separación en 2019: "Están a full escribiéndonos todo el tiempo. Me parece que es re lindo eso también, dejamos algo en la gente y es lo más importante. Logramos un camino propio y lo extraño un montón. Cada uno por su parte pudo hacer su música. Me parece que la puerta está abierta para que en algún momento vuelva a suceder algo":
En esta misma línea de seguir con la mira puesta en crecer artísticamente, confesó que se pelea con su oficio a diario y las batallas internas se tornan difíciles, pero brindó una reflexión que tiene que ver con el hecho de seguir para adelante con un único objetivo: hacer lo que lo hace feliz. "Hay veces que esta profesión es muy ingrata, te enojás mucho, hay momentos donde tenés felicidad extrema, éxtasis, también momentos de bajón que estás en tu casa y decís 'para qué carajo hago esto'. Muchas dudas, inseguridades que después se ven opacadas por el arte que se lleva puesto todo. Toco en vivo y digo 'claro boludo, esto tenía que hacer'", señaló. Y concluyó: "Entonces siento que en la balanza es mucho más lo feliz que lo no feliz, pero es una batalla constante contra ser exitoso, cómo te ven los demás, estar siempre sonriendo. Y es difícil. La vida no es tan lineal. En el medio pasan cosas. En Argentina elegimos algo que justo es muy difícil. Para todos es complicadísimo. Pero les recomiendo no parar de hacerlo sin pensar en lo que puedan pasarle a los demás. A ciegas y para uno. Después las cosas llegan solas o no, pero al menos no te guardaste los cartuchos".