La cantante Soledad Pastorutti es un ícono del folklore, alcanzó la fama con solo 16 años, cuando se subió al escenario del Festival de Cosquín y asombró a todo el mundo con su voz. A casi 30 años de ese lanzamiento en la escena musical, la artista reveló un secreto que muy pocos conocían sobre sus comienzos. Durante una entrevista contó que el primer disco lo grabó dentro de un baño: “Tenía frazadas en las paredes”.
“En los primeros diez años de mi carrera no me cayó nunca la ficha de lo que era porque fue trabajar y trabajar. Estaba inmersa como en un huracán donde ves que todo giraba a tu alrededor”, describió Soledad Pastorutti, en una nota con Dante Gebel. Luego, la cantante de Arequito detalló: “Empecé con 14 años, después subí a Cosquín y primer disco que comenzó a vender mucho, un millón de copias. El segundo disco pasó lo mismo. Competía en Argentina en ventas de disco con “El romance” de Luis Miguel. Era una cosa de locos, de no poder creer”.
En ese momento, la cantante, de 44 años, reveló: “Cuando grabo mi primer cd con Sony Music, yo subo a Cosquín un 27 de enero del 96 y el disco se graba inmediatamente en un baño”. “Al lado del inodoro estaba el micrófono, lo grabé en ocho horas. Tenía las frazadas puestas en las paredes, era un estudio de un departamento, no me llevaron a un estudio profesional”, explicó y comentó entre risas: “‘Vamo, vamo nena, grabemos el disco, hace lo tuyo’, era una cosa así”.
El rol del papá de Soledad Pastorutti para vender los primeros discos
“Ese disco sale, se llama ‘Poncho al viento’ y mi papá sabía que el contrato decía que si yo no vendía 5000 copias, se rescindía. Entonces, se quedó con eso y esas primeras 5.000 copias las compró él”, rememoró La Sole y agregó sobre Omar: “Se fue con un Fiat Uno, primer viaje a Buenos Aires, con plata prestada de amigos, porque nosotros no teníamos para comprar todos”.
Además, mencionó cómo hacía para revenderlos: “Se venía por la autopista, iba parando por la autopista en las estaciones de servicios. Los dejaba en concesión. Yo era conocida en el interior, pero en Buenos Aires no. También iba a las disquerías de Rosario y dejaba posters para la vidriera. Y así el tipo, en dos viajes, compró todos los discos y lo vendió en el interior, que era donde nosotros hacíamos los recitales”.