El histórico bar notable que guarda anécdotas de Carlos Gardel

El subsuelo de uno de los denominados “bares notables” de la Ciudad de Buenos Aires fue epicentro de noches vibrantes, con presentaciones de poesía, teatro y música en vivo. También atesora historias que tienen a Carlos Gardel como protagonista.

22 de noviembre, 2024 | 16.03

En el corazón de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra un comercio gastronómico que trasciende las fronteras de un simple bar. Se trata del bar notable El Celta, ubicado en la esquina de Sarmiento y Rodríguez Peña, que con su rica historia y su ambiente cargado de nostalgia, es un verdadero ícono porteño que resiste el paso del tiempo. Incluso guarda las anécdotas de un vecino muy famoso del barrio: Carlos Gardel.

Fundado a mediados del siglo pasado por un inmigrante asturiano, este rincón de la ciudad se convirtió rápidamente en un punto de encuentro para vecinos y artistas. Sus paredes, adornadas con chapas publicitarias vintage, retratos de músicos legendarios y objetos cotidianos de otras épocas, cuentan la historia de una Buenos Aires que ya no existe, pero que sigue viva en la memoria colectiva, como el Zorzal Crillo.

Por esto, los vecinos todavía recuerdan las tardes en las que el destacado actor Osvaldo Miranda compartía desde una mesa anécdotas e historias sobre el mismísimo Carlos Gardel, a quien describía como “el vecino de acá a la vuelta”, según destaca el libro "Bares Notables de Buenos Aires".

En tanto, uno de los mayores atractivos de El Celta es su subsuelo, un espacio que durante muchos años fue el epicentro de la vida cultural porteña. Allí se llevaron a cabo innumerables presentaciones de música, teatro y poesía, con artistas de la talla de Javier Malosetti, Luis Salinas y Miguel Botafogo. Sin embargo, con el paso de los años, el subsuelo quedó en desuso. Hoy, los dueños trabajan para recuperarlo y devolverle su antiguo esplendor. El bar abre sus puertas todos los días, de lunes a domingo, de 8 de la mañana a 2 de la madrugada.

El postre preferido de Carlos Gardel vuelve a una confitería histórica

Por otra parte, el mítico cantor era un fanático de las carreras de caballos y los postres. Según se cuenta, en 1927 le pidió a un especialista de la Confitería del Molino la creación de un plato dulce en honor a su amigo jockey uruguayo Irineo Leguisamo. De esa manera surgió la famosa receta que une crema de manteca, dulce de leche y almendras para obtener un sabor imperdible.

Según algunos historiadores, Cayetano Brenna, quien era dueño del histórico comercio, también era un gran colega del “Zorzal Criollo”. Esa relación no solo se basaba en su pasión compartida por la buena comida, sino también por el mundo del turf. Ahora, casi 100 años después, en la próxima reapertura de la Confitería del Molino tras su restauración se volverá a ofrecer el postre mítico para todos los amantes de lo dulce y de la historia de la gastronomía porteña.