La escritora Luciana Peker en su última obra Sexteame, amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (Paidós) analiza las resistencias violentas que el machismo intenta imponer frente al avance de la lucha feminista. Indiferencia serial, humillación y desprecio a las mujeres y diversidades deseantes son algunas de las reacciones. "¿Por qué se destrata a las que buscan un encuentro, mandan mensaje o invitan a salir?", se pregunta.
"Sexteame nació entre el río y la marcha, entre el miedo y las ganas, entre lengua que arde cuando la boca acaba y el libro que empieza cuando se escribe para que alguien venga. Sexteame nació de quitarme puñales de venganza por escribir y duelos por amar. Porque ni escribir, ni coger, ni amar son postales que se envían sin precio para las que no nacimos con la potestad de salir. Y no pedimos permiso para entrar", describe Peker en la obra.
El libro tiene una prosa poderosa y reflexiva. Abarca diferentes ejes como la falsa idea de la fórmula de la felicidad, los encuentros vacíos sexuales simplificados por las aplicaciones o "la potencia del deseo" que Peker la define como un monopolio machista que cuando es disputado se resiste con revanchas como la humillación. También analiza el confinamiento sexual o el -citando a Virus- "amor descartable", rápido, característico de la época en que el sexo se volvió fácil.
"El amor esquivo, el sexo maquillaje (que queda corrido en el medio de la noche), la erotización papel higiénico (priorizar el culo propio al placer mutuo), la fuga permanente de cualquier compromiso son signos pre Coronavirus", escribe la autora.
La obra además reflexiona acerca de los problemas que atraviesan los hombres en medio de la revolución feministas por estar insertos en una impostura machista. Algunos de ellos son la imposibilidad de la erección, la eyaculación precoz, la falta de deseo. "River, Boca; pasivo, activo; kirchnerista, macrista; varón, mujer; seductor, seducida; deseante, deseada. La grieta del binarismo sexual pone a los varones en el lugar de amos o esclavos. Si no pueden dominar caen en el lugar de los dominados", sostiene Peker.
-El Destape: ¿Cuáles son las revanchas que toma el machismo ante la lucha feminista?
-Peker: Hay muchas revanchas ante el avance del feminismo. La verdad es que estamos viviendo una crueldad política que se puede ver en la demonización de la figura femenina como intransigente, imposible de hablar, de dialogar. Lo vemos en Cristina Fernández de Kirchner, lo vemos en Ofelia Fernández. Nunca vi un ataque así sobre alguien que ejerce el lugar de legisladora. Es una violencia política mucho más grande que la que había antes, porque frente al avance de las estudiantes en la toma de decisiones políticas la revancha que hay con Ofelia es más grande para que no haya otras que puedan seguir su camino. Eso mismo lo veo en temas de decisiones, en pibas para que no escalen y lo veo en las relaciones sexuales afectivas.
-¿Por qué son atacadas las mujeres que buscan un encuentro o invitan a salir?
Frente a la revolución feminista es imposible pensar a mujeres y otras identidades sexuales sentadas esperando que venga un varón heterosexual a darles la mano para ver si ellas quieren salir, besarlos o tener sexo. Las mujeres y trans que toman la iniciativa son vengadas. Esta venganza se da a través de la violencia esplícita, pero en muchos casos no se da a través de la violencia que hoy tiene una sanción legal, pero también cultural. Sino en un desprecio que lo que termina haciendo sentir a la mujer que se pregunte `para qué lo busqué`, `para qué le escribí´, `para qué fuí a la casa´, ´para qué le mandé una foto´, ´para qué le dije que estaba deseante´. Esa venganza termina haciendo que las mujeres se sienta mal por desear. Por supuesto, hay situación particulares que pueden hacer que al varón no le guste y que esa relación se corte. No estoy hablando de eso. Sino que se trata de una situación de indiferencia serial, de destrato, de maltrato, aunque nunca equiparo la violencia física con la violencia psicológica. No es todo lo mismo. Frente a esto creo que hay que cortar con la crueldad y generar caminos de encuentro.