"Cuando tenía diez años, mi hermana me agarró el pito con el cierre de un campera. ¿Querés ver cómo me quedó?", pregunta, picante, Dante Mastropierro, el hombre que consiguió inmortalizar al Negro Pablo en la serie Okupas. Su nombre ahora volverá a ser noticia: acaba de publicar un libro con sus memorias, un grupo de relatos que cuenta su infancia de película rodeada de peligros y amistad.
"Cuando era chico tenía ojos en todas partes, sino no sobrevivís", cuenta Dante en su obra Las Memorias del Negro Pablo de Editorial Aguilar. La obra es atrapante, cruda, real y vertiginosa. Por momentos al leerla te reís como cuando le dieron de comer la concha de una yegua a un vecino de la villa haciéndole creer que era un asado, en otros te emocionas como cuando recuerda el asesinato de un amigo entrañable como era el Negro y en otros fragmentos se vuelve reflexivo cuando muestra los sacrificios que tienen que hacer las personas para vivir en la villa.
En la obra se puede escuchar la voz del relato del Negro Pablo. Esa es la virtud de su coautor Martín Wain, el hombre invisible detrás del libro. Las historias que quizás fueran caóticas tienen un hilo conductor que comienza con un relato atrapante, que se vuelve reflexivo y por último inolvidable.
"El desafío era que se cuente el mundo de Dante, pero desde la mirada que el tiene, pero que también que tenía cuando era chico. Las historias tenían que ser reales, pero había que hacer crecer personajes y eso lo conseguimos con las charlas con Dante. Así mostramos a la mamá de Dante, a su papá, a Chendo que tenía una sodería, a Serfidio que era un político del barrio. Así hicimos la construcción", contó Martín Wain.
"Tengo muchas anécdotas que me han pasado de verdad. Las recuerdo cuando hablo con alguien y me surge el recuerdo. Algunos me dicen que miento, los pibes de mi laburo. La gente que no vivió en los barrios donde estuve, se sorprende, pero estas cosas pasan. Siempre estaba la idea de escribir mis memorias, pero bueno, uno no tenía los contactos. El director de Okupas, Bruno Stagnaro, fue el impulsor. Yo veía que la gente se reía, pero también lloraba, porque hay cosas que son bravas", cuenta Dante, que además destaca la intervención de Martín.
-El Destape: ¿Te quedó algo sin contar?
-Dante Mastropierro: La otra vez me acordé cuando íbamos a la Costanera con mi hermana que me tenía que llevar porque sino no la dejaban salir. Nosotros íbamos a la Costanera, porque el riachuelo estaba limpio y no como ahora. Comíamos sánguches de milanesa y la pasábamos muy bien. Un día, mi hermana apurada porque nos teníamos que ir para que mi vieja no nos casque, me sube el cierre rápido y me agarra el pito. No sabes cómo me quedó, ¿querés ver?
-Te agradezco, pero paso
-No sabés cómo me dolía. Encima me llevaron a Parque Lezama para que una señora me saque el cierre y ¡había dos nenas!. Cuando vi a la señora con el cierre, dije ¡ahora me la va a cortar!. De esas tengo muchas historias y esperemos que la gente pida más así publicamos un segundo libro.
-¿Extrañas algo de esa vida peligrosa?
-Extraño la adrenalina que era el coraje para seguir con la vida. Yo me quedé sin mi mamá cuando era muy chico y ahí empezó mi etapa de sufrimiento, de tener que criarme en las calles, en los pasillos de las villas. En ese momento no me importaba nada, porque ya no tenía lo que más quería en mi vida. Ahora pasó el tiempo y pude formar una familia que no tuve cuando era chico. Yo con mi mamá tomaba mate y chusmeabamos en el patio, siempre la extrañé mucho. Por eso cuando alguien verduguea a la madre, yo le digo que tenga cuidado porque se van a arrepentir toda la vida. Después no extraño tanto, porque ya soy grande y en ese momento si me mataban me hacían un favor. Ahora quiero vivir para disfrutar de mis hijos.
Después de Okupas, participó en la serie televisiva Botineras (2009), creada por Sebastián Ortega y coescrita por Esther Feldman, y en el largometraje El Merchi (Iván Morawski, 2019) y coprotagonizó las películas del director Miguel Bou: Te la vamos a dar (2015), El camino de la rata (2018) y La reina del arroz con pollo (2021). Vive en el barrio de La Boca, donde tiene el comedor comunitario Pancita llena, corazón contento, que creó junto con su mujer, Marcela Morales.
-¿Cómo fue la escena detrás de la amenaza de violación a De La Serna en Okupas?
-No lo íbamos a violar. Yo vi muchas cosas de esas en mi barrio y peores también. Pero no lo íbamos a violar, yo solo escenifique un personaje para generarle miedo. Si te verdugueo, te tengo que hacer creer que va a ser cierto. Un ladrón que va y roba, actúa, porque muchas veces te roba sin mostrarte el arma. Sabes que el tipo si saca el arma, te va a lastimar. Hablo igual de un ladrón que roba a personas que tienen plata con seguro, no un rata. El Negro Pablo no viola a nadie, es solo que busca generar miedo.
-¿De la Serna tenía miedo de verdad en esa escena?
-El es un gran actor y personificaba ese rol bien. Pero es cierto que tenía un poco de miedo, porque le imprimíamos un realismo tremendo. De la Serna nunca había estado con personas como nosotros. En el casting también había un pibe que lloró y creíamos que estaba actuando pero lloró de verdad.
-¿Qué te pasa con los memes?
-Me río mucho. Jamás en mi vida pensé que iba a pasar algo así. Uno tiene que saber que hoy está acá y mañana en otro lado, así que siempre con humildad.