El próximo jueves 16 de marzo, los fanáticos de Mariana Enríquez -una de las exponentes más importantes del género terror en Latinoamérica- podrán asistir a un encuentro íntimo junto a la escritora en el Teatro Coliseo, donde no faltarán las sorpresas y los sustos. Palpitando la fecha debut en el escenario porteño, la autora de las antologías Las cosas que perdimos en el fuego, Los peligros de fumar en la cama y la distinguida novela Nuestra parte de noche charló con El Destape y adelantó material exclusivo sobre su nuevo libro de cuentos y la novela que está escribiendo.
- Para el New York Times sos la ‘rockstar del género terror’, ¿qué opinión tenés sobre los motes y nombramientos que se le hacen a Mariana Enriquez?
No opino nada en tercera persona porque es muy maradoniano, me divierten las reacciones. Creo que como tengo muchos años de periodista entiendo que son títulos necesarios para presentar a alguien y que una mujer escriba terror o cosas muy arriesgadas y atrevidas, puede dar lugar a que te llamen de esa manera. Lo tomo con bastante calma, sin falsa modestia.
- Vas a presentarte en el Teatro Coliseo. ¿Me adelantás cómo va a ser el espectáculo?
Voy a leer algunas cosas inéditas y otras que no son inéditas pero no son tan conocidas y les voy a agregar un poco de intro y comentarios. También, voy a leer textos de otros que me formaron y va a haber un espacio bastante grande para hablar con la gente, con preguntas, y libros firmados gratis, de los están editados en castellano y otros idiomas. Son varios los ejemplares. A la vez, van a haber músicos en escena y se van a proyectar fan arts de los lectores. De mi parte, es una forma de encuentro y reconocimiento a todos los que me leen.
- ¿Es la primera vez que hacés un evento de este tipo?
Sí. Pasa que en los últimos años, a los escritores se nos pide cierta dimensión performativa: que puedas hablar, que hagas una entrevista en vivo, que puedas leer frente a otros. No digo que estoy acostumbrada a una cosa de estas dimensiones, pero tampoco es que me echan a los leones. Hay una instancia intermedia, que es la del escritor yendo hacia al público de otra manera, que hace bastante tiempo ya vengo transitando.
- ¿Cuál fue tu primer miedo real?
La dictadura y la post dictadura, claramente. Estar en casa y que se escuchara el temido ‘se llevaron a alguien’ -en esa época aún no se hablaba con el término desaparecidos-, el secreto que rodeaba todo, ir a la escuela y que te pasen películas sobre cómo captar al subversivo, toda la sensación y los rumores que habían en torno a quiénes se decía no eran hijos de los padres sino que eran niños robados. Yo particularmente estaba obsesionada con escuchar a mis padres a la noche, a ver si hablaban de que me habían adoptado y robado. Después en la post dictadura, con las revistas que ya publicaban información y con el Nunca Más.
Hay una escena impresionante en Argentina, 1985, en la que está Strassera con sus hijos mirando que en la tele se habla de torturas. Los chicos estaban expuestos a eso y era espantoso. Esa fue mi primera exposición real con el miedo. En literatura la puerta de entrada fue con Cementerio de animales, de Stephen King.
- Es una novela que trabaja con uno de los terrores más comunes en los padres: el miedo a perder un hijo.
Había leído cosas oscuras antes pero nada me había dado miedo hasta ese libro. Él (King) le tiene cierto rechazo a la novela, eso ya es raro. Justo en ese momento, King estaba cambiando de editorial y dejó Cementerio de animales como regalo envenenado para anunciar que se iba, como pensando que la historia no iba a venderse por ser demasiado sórdida, negra y deprimente. Y funcionó muy bien. Con los años, él reconoce que es un libro que debería haber guardado para si mismo, porque está hablando de su miedo a perder a su familia por un error. En ese momento estaba haciéndose famoso, era alcohólico y consumía muchísimo.
- En muchos de tus cuentos se trabaja a partir de una dimensión criolla del terror o a partir de situaciones espantosas de nuestro país, como en El carrito y el miedo a ser pobre tras el estallido del 2001. ¿Por qué elegís trabajar desde esta búsqueda de narración más latinoamericana?
El terror social es lo que más me sale. Cuando decidí que iba a escribir terror me preguntaba cómo sería el género en Latinoamérica, dado que hasta ese momento leía mucho de todas partes y notaba que en cada caso había sus particularidades. Para mí el terror latinoamericano tiene que tener una base social o de leyendas urbanas y dar con eso fue más que una búsqueda, una revelación. Sí escribiría otras cosas, pero ahora me interesa seguir explorando esta zona de terrores locales.
- ¿Cómo surge tu atracción por ir a visitar cementerios de cada lugar al que viajas?
Cuando era muy chica me encantaba ir a los cementerios como una cuestión atrevida, un acto de rebeldía de chica gótica medio punk. Y la verdad es que me parecen lugares, en general, muy lindos. Al principio estaba el entusiasmo que parte de la idea de meterse en un territorio prohibido al que otra gente le teme, y con el tiempo empecé a ver en los cementerios una cuestión narrativa muy interesante.
Recuerdo que cuando aparecieron los restos de la mamá de Marta Dillon, una compañera de trabajo y amiga, asistí al entierro de Angélica y fue muy liberador, en el sentido de que era triste y alegre al mismo tiempo, todos lloraban y se abrazaban. Ahí me di cuenta que la idea de una tumba con nombre no me da miedo, sino que me parece algo tranquilizador.
- ¿Tenés alguna tumba favorita?
Hay una escultora francesa muy famosa que se llamaba Niki de Saint Phalle y tenía un colaborador que se llamaba Ricardo a quien le hizo, en el cementerio de Montparnasse, un gato blanco, panzón, hermoso y enorme, con una dedicatoria muy linda, 'Ricardo, te queremos'. Por la edad de Ricardo e investigando un poco te das cuenta que murió como consecuencia del Sida. Montparnasse es un cementerio lindo pero es bastante gris, y tiene muchos famosos como Julio Cortázar, César Vallejo, Jean Paul Sartre y Marguerite Duras pero en todo ese gris, de repente, brilla este gato. Y es una hermosura. Lo lindo es que sea al amigo que la acompañó, es una belleza.
El adelanto de la nueva novela y la antología de cuentos de Mariana Enríquez
- ¿En qué proyectos futuros estás trabajando?
Estoy terminando un libro de cuentos, yo creo que en estos días...lo tengo que corregir todavía pero si llego puedo leer un cuento entero en el evento. La idea es que sean 12 historias y que salgan este año en una antología. También estoy trabajando en una novela, pero la estoy escribiendo con más pausas.
La historia tiene dos partes o tres, lo estoy definiendo: una va a empezar en los años '90, en Buenos Aires, bandas de rock, amigos y under super loco, y después, la segunda parte, va a ser un poco distópica y se centra en qué hubiese pasado si después del 2001 no mejoraba nada y se iba todo al diablo, con una Argentina que prácticamente desaparece. No quiero que sea una novela del fin del mundo estilo 'Mad Max' sino que tenga un ambiente gótico, oscuro, poca iluminación, poca electricidad y poca gente, porque hay mucha que logra irse y los que quedan son todos medio depresivos, parias. Después, la idea es que se van dando cuenta de que esto no se debe solo a la crisis económica sino que lo que está pasando en Argentina es del orden de lo sobrenatural.