Eliel -un joven sexualmente activo, que entiende que su color de piel ya lo convierte en el fetiche de muchos- y Jordi -un exitoso twink que roba su corazón- se conocen en Grindr, aplicación para tener encuentros, tienen sexo, intercambian teléfonos y un día deciden empezar a salir. Este es el punto de inicio de Cosa negra, la nueva novela de Andrés Asevís, una celebrada rareza lanzada por editorial De Parado, sobre la vida y la muerte de una relación. Los celos, el temor a la infidelidad, la inseguridad, los prejuicios y la importancia de los buenos amigos son temas que aparecen de forma recurrente en esta historia ambientada en la Cuba post Fidel Castro.
- En los agradecimientos de la novela citás a un afecto que te recomendó que “no te enredes con negros”, ¿por qué?
Aquí el culto que más adeptos tiene en Cuba, aparte del catolicismo, es ‘la religión cubana’, que es la mezcla de las creencias que trajeron las personas del Congo y Nigeria con el catolicismo y los gitanos, e incluso de aquellos que vinieron para Cuba tras la Revolución Haitiana. De todo ese licuado nació un sincretismo religioso encarnado en las gitanas que tiran las cartas y el tarot y en el lenguaje religioso, que es muy típico en la región al punto de ser usado por todos los cubanos.
Esta mezcla de culturas también aplica a mi familia multirracial. Si bien yo soy rubio de ojos claros, tengo primas y familia negra. En una ocasión, con mis primas fuimos a la cartomántica y ella fue quien me dijo “no te enredes con negros, que los negros te traen mala suerte”. Yo en ese momento salía con un mulato. No le hice caso, pues a mí me atraen las personas y no sus colores de piel, pero sí fue algo que me chocó el racismo y la hipocresía de esta mujer que al lado de sus santos católicos tenía santos yoruba (amuletos de la religión originaria de África Occidental).
- ¿La sociedad cubana tiene estos niveles de racismo o lo que te pasó a vos fue un caso aislado?
Vivo en una sociedad súper racista, aunque no lo parezca. En las postales Cuba se vende como un país negro, con mulatos y mulatas bailando salsa, pero eso no es real: el 80% de la población cubana es blanca. Incluso. dentro de la sociedad hay racismo entre negros que buscan congraciarse con los blancos. Ellos son los primeros que deberían estar unidos y apoyarse.
- Uno de los conflicto entre Eliel y Jordi se genera por el culto que representa a uno de ellos. ¿Cuál es la incidencia de la religión en las vidas de las personas LGBT+ en Cuba?
En general la comunidad gay es muy supersticiosa. De hecho, la religión cubana -que durante mucho tiempo ha negado la homosexualidad- es hoy una de las más flexibles y hay muchos gays que se sienten convocados y ‘reciben santos’ en las ceremonias típicas de esta creencia.
- ¿Reciben santos?
Claro. Para los cubanos ‘recibir santos’ es una ceremonia que incluye cantos, sacrificios animales, fiestas que duran días, cortes de pelo y baños rarísimos donde se “purifica” a las personas que quieren formar parte del culto. Los sujetos en cuestión se tienen que vestir de blanco durante un año, no salir de noche y no tener sexo, y supuestamente eso los vuelve puros y los hace santos. Muchos gays lo han hecho, lo viven como algo común. Es terrible.
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"Hay que acabar con eso de que todos los negros la tienen grande"
- A través de Eliel hablás de la fetichización de los negros y los motes sobre su virtuosismo en el sexo, ¿qué te interesó de esos temas para plasmarlos en la novela?
La cosificación del hombre negro en la comunidad gay de Cuba es un problema. Si eres negro, eres un pene ambulante. Pasa mucho, yo mismo en algún momento he buscado por eso…(risas). Y hay que acabar con eso de que todos los negros la tienen grande. Hace muchos años me invitaron a un encuentro sexual en el que eran 6 personas y el único negro que había la tenía chiquita. Ese muchacho se terminó yendo del encuentro porque el resto pensaba que iba a tener el pene grande. Me interesaba pensar todas esas cosas y ponerlas en la historia de alguna forma.
- ¿Dirías que Cuba es un buen lugar para vivir siendo persona LGBT+?
Ahora mismo no es el peor de los lugares. Fue un mal lugar para vivir siendo gay desde los ‘60 hasta incluso parte de los ‘90. En general Cuba es muy atrasada. Ahora recién hay un mayor destape y aceptación, en parte por el trabajo que está haciendo la hija de Raúl Castro con el Centro Nacional de Educación Sexual, donde trabajé tres meses pero me fui porque era muy político.
No veía el sentido de salir a proclamar ‘viva Fidel. Viva Raúl. Viva la revolución, abajo la homofobia’. No hay que olvidarse de que ellos fueron los que sembraron la gran semilla de la homofobia cubana, pese al resarcimiento que le hicieron a parte de la comunidad en sus últimos años.