En su ensayo "El color en cien palabras", la francesa Amandine Gallienne, colorista profesional y consultora para Hermès y varias firmas de moda, despliega un puntilloso análisis que, a través de cien palabras, conforma una suerte de guía que invita a romper el automatismo sobre la percepción de los colores, algo tan incorporado a la vida cotidiana que a veces no se le presta atención.
El color -como el aire que respiramos- está en todas partes: desde la naturaleza hasta los edificios, desde la pintura hasta los carteles publicitarios, desde la moda hasta el lenguaje de las flores, pero su significado difiere según las culturas e incluso las épocas, tal como revela la autora a lo largo de estas páginas.
¿Las catedrales eran originalmente multicolores? ¿Hay nombres de colores que no pueden traducirse a algunos idiomas? ¿El negro es un color? son algunos de los interrogantes que estructuran el libro de Gallienne, publicado en Argentina por La Marca Editora.
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Cien definiciones en total, o cien capítulos breves -signados por palabras como arco iris, cálido, cielo, daltónico, gusto, primarios o saturación- ayudan a organizar los conceptos vertidos por la autora que reflexiona sobre nuestra percepción e invita a mirar los colores con otros ojos.
"De una sociedad a otra, la simbología de los colores varía y a veces incluso se opone entre sí. La apreciación de los colores y su práctica, es decir lo que hacemos con ellos, constituyen claramente una cuestión cultural. A esto habría que agregar nuestra experiencia, como así también la cultura de nuestra familia y nuestra propia cultura. Todo este entorno cultural contribuye a moldear la manera en que nos vinculamos con el color", escribe en el ensayo la colorista francesa.
A lo largo de estas páginas, Gallienne -también profesora de la American Arts Schools de Fontainebleau- traza un recorrido por el color y lo aborda con una perspectiva multifocal que combina la historia con el dato científico, lo cultural y simbólico con su experiencia de trabajo como colorista profesional.
"El color en cien palabras" funciona a su vez como un manual de curiosidades acerca de aquello que se proyecta ante nuestros ojos a cada instante: en sus páginas se puede descubrir el porqué del daltonismo, conocer el uso y los significados del rojo a través del tiempo o enterarse que los humanos percibimos alrededor de 300.000 variaciones de colores, entre tonalidades, saturaciones y luminosidades.
Por caso, esto es explicado por la autora a través del ejemplo del color amarillo: "¿Pero de qué estamos hablando? -se pregunta-. Amarillo ranúnculo, amarillo limón, amarillo vainilla, amarillo marfil, amarillo narciso, amarillo anís, amarillo topacio, amarillo azafrán, amarillo canario, amarillo pollito, amarillo azufre...".
Y prosigue: "El color no es sólo una cuestión de proyección en la retina, también es un sabor de nuestras vidas: el luto tiene su propio color (en Occidente, blanco hasta el siglo XVII, antes de convertirse en negro), la pasión tiene el suyo (rojo), también los estereotipos (rosa para las chicas, azul para los chicos), e incluso el pensamiento (materia gris). Pero detengámonos ahí, porque esta lista no tiene nada de universal. El color es ante todo un hecho de sociedad. Por tanto, no existe una verdad transcultural del color".
Para adentrarse en este mundo infinito del color, Amandine Gallienne, colorista de profesión, ha recorrido el mundo para conocer a productores de pigmentos naturales, tintoreros, tejedores, ceramistas, artesanos y artistas.
Con información de Télam