Con la idea de generar comida, arte e imagen a partir de los mismos ingredientes, la muestra "Bienalsur + TURN 2023 en colaboración con la ciudad de Urayasu. Cocina, acción comunitaria y arte" se inaugurará mañana a las 12 en el porteño Muntref Centro de Arte Contemporáneo y Museo de la Inmigración, donde se expondrá el material producido por personas de dos comunidades muy distintas junto a artistas y cocineros de Japón y Argentina: una situada en la ciudad japonesa de Urayasu, la otra en localidad bonaerense de General Rodríguez.
Curada por Diana Wechsler, directora artística de Bienalsur, y por Katsuniko Hibino, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de las Artes de Tokio, la exhibición cuenta con la curaduría adjunta de la argentina Clarisa Appendino.
Son parte de esta muestra: fotos, videos, murales y bitácoras que dan cuenta de los intercambios (talleres y encuentros) realizados a lo largo de este año por artistas, cocineros, educadores y miembros de comunidades minoritarias de Japón y Argentina.
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El artista argentino Max Gómez Canle, la cocinera autodidacta Aya Hirata y el artista y académico Katsuhiko Hibino, ambos japoneses, son quienes realizaron los talleres y encuentros donde el arte funcionó como una herramienta de reflexión hacia adentro de minorías muy diversas y heterogéneas, como un grupo de jubilados en Japón o jóvenes con problemas de consumo en Argentina.
La exposición desplegada en el simbólico Kilómetro Cero de Bienalsur (dado que ahí, donde hoy funciona el centro de arte contemporáneo y el museo de la inmigración de la Universidad Nacional de Tres de Febrero fue donde se gestó esta bienal, la más extensa del mundo) es resultado de la cuarta edición del programa TURN + Bienalsur", que en esta ocasión buscó unir gastronomía, costumbres alimenticias y arte, de la mano de Gómez Canle, Hirata e Hibino.
Max Gómez Canle investigó la cultura alimenticia de Urayasu junto a Hirata, un proceso que involucró desde ir al supermercado o a una feria, hasta conocer cómo hacen allí las viandas para las escuelas, entrar en una casa de familia para ver cómo cocinan y comen o presenciar encuentros de jubilados los domingos para hacer "bacon" ahumado. A partir de esa investigación, Gómez Canle desarrolló dos workshops vinculando arte y alimentación para la comunidad de Urayasu y una muestra con algunas de sus obras en una casa histórica del lugar.
Una de las características de Urayasu es que a partir de tierras ganadas al mar donde se instaló la empresa de entretenimiento Disney Tokio tuvo un crecimiento muy grande, tanto en superficie como en población, y ahora es una ciudad dormitorio donde vive mucha gente que trabaja en la capital japonesa que presenta un ritmo cotidiano muy alejado al del tradicional pueblo de pescadores que fue, marcado por cuestiones como el desarraigo, la soledad y la identidad.
El artista argentino eligió una premisa con la que trabaja en la docencia pero que no aparece a simple vista en su obra y que tiene que ver con pensar un origen común entre cocinar, dibujar y pintar, a partir de un relato que involucra una historia muy amplia de la humanidad y que va hacia lo particular. Imaginó un primer fuego en una cueva y trabajó con el producto de eso: el alimento, el reunirse alrededor de esas llamas, el carbón con el que también se dibuja y se pinta, la grasa de la comida mezclada con tierras que fueron las primeras pinturas.
Parte del resultado de ese trabajo es lo que hasta fines de diciembre, en principio, podrá verse en el edificio de avenida Antártida Argentina 1335, entre la Dirección Nacional de Migraciones y Buquebus, Ciudad de Buenos Aires.
Entre el 20 y el 30 de noviembre, Gómez Canle e Hirata se trasladaron a territorio argentino. En Vientos de libertad, junto a Appendino, completaron ese intercambio de saberes y experiencias: conocer la milenaria ceremonia del té acompañada por tortas fritas o retomar aquel mantel de Urayasu desde General Rodríguez, con otro que los talleristas argentinos firmaron con sus nombres traducidos al japonés, "algo que para nosotros es un dibujo", advierte el artista.
Mate acompañado por dulces japoneses, mapas que son los de la casa que esos jóvenes comparten, experiencias que podrán conocerse desde mañana frente al Río de La Plata, que son el resultado de esta iniciativa conjunta nacida de TURN, el proyecto creado en 2015 por Hibino para fomentar intercambios entre comunidades minoritarias y celebrar las diferencias.
Turn + Bienalsur ya van por su cuarta presentación -una con cada edición de la bienal- y este año "pensó la producción artística a partir de experiencias comunes que borraran los límites específicos del arte, para que así pase a ser un medio para entrar en contacto y producir junto a comunidades a veces menos ligadas al ámbito artístico", resaltó Appendino.
"Esta porosidad activa cuestiones como la reconstrucción de la identidad, la tradición y el pasado en cada una de las personas que participan de los talleres. Hay una frase surgida del trabajo mancomunado que aparecerá en la muestra: 'La comida es la respuesta' -señala-, "vinculada a las acciones que se impulsaron buscando transmitir conocimientos, experiencias, costumbres y para generar una experiencia compartida de esas diferencias y también de las similitudes entre estas dos culturas", sean los choripanes argentinos o brochetes que en ambos países cuecen a las brasas.
La 4° Bienalsur se realiza -desde julio y hasta diciembre- en 70 ciudades de 28 países, de la mano de 600 artistas de todo el mundo que desarrollan más de 170 actividades en los cinco continentes, dando forma a una cartografía artística que se extiende a los largo de 18.370 kilómetros entre Buenos Aires y Tokio.
Los ejes curatoriales de esta edición giran en torno a las problemáticas contemporáneas de las migraciones, las democracias, las fake news, las perspectivas de género, la construcción de relatos y el medio ambiente.
Con información de Télam