Un muestra emotiva y mil grullas para Elsa Bornemann a diez años de su muerte

11 de mayo, 2023 | 13.36

En el mes que se cumplen diez años de la muerte de la escritora Elsa Bornemann, una de las voces más destacadas de la literatura infantil y juvenil, la Biblioteca del Congreso exhibe una muestra que reúne objetos personales y primeras ediciones, mientras que en la Feria del Libro lectoras y lectores le rinden homenaje en el stand Loqueleo con grullas de papel, la tradición japonesa de origami que la autora evocó en uno de sus libros más conmovedores, como alegato por la paz, el amor y la memoria.

Este 24 de mayo el calendario marca una década de la partida de Elsa Bornemann (1952-2013): poeta, cuentista, novelista, autora disruptiva que llevó la ética de la libertad, el compromiso, la solidaridad y el amor a ficciones para infancias, adolescencias y juventudes. Elsy, como la recuerdan afectuosamente, fue también precursora al incorporar el género del terror. "Socorro", su libro de cuentos más conocido, sigue siendo referente y material de lectura para las nuevas generaciones. Incluso en estos días, en la Feria Internacional del Libro, junto con "Un elefante ocupa mucho espacio" compone la dupla de los más pedidos y vendidos.

"La edad del pavo", "Los desmavilladores", "Queridos monstruos", "Cuadernos de un delfín", "El libro de los chicos enamorados", "Corazonadas", son otros de los textos que se pueden conseguir en la Feria del Libro, en el stand Loqueleo, decorado con grullas de colores, como las que Torisho -el personaje del libro "Mil grullas" que la editorial eligió como gesto para homenajearla- coloca en la habitación del hospital donde está internada su amiga Naomi, tras la bomba de Hiroshima. En palabras de María Fernanda Maquieira, se trata de "un cuento muy hermoso sobre la historia de cómo se originó esta tradición de hacer grullas a favor de la paz, en plena Segunda Guerra Mundial".

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En esa línea coincide Agustín Bourdieu, el curador de la muestra que se puede visitar en la Biblioteca del Congreso hasta el próximo 4 de agosto, quien asegura que uno de los aportes más significativos de Bornemann es la "perspectiva no infantilizada" de la literatura y que "se animó a hablar de temas que no eran considerados para chicos". Así, el ataque a Hiroshima, la muerte, pero también la organización política frente a las injusticias, las dimensiones del amor o la libertad componen ese temario de zonas en las que Bornemann indagó, cuando empezó a publicar en la década del 70.

Homenajes

Desde que empezó la Feria, en Loqueleo los fines de semanas hubo talleres para armar grullas. Se acercaron familias, niños y jóvenes. Papelitos de colores y a doblar avecitas. La idea es que hacia el cierre -el fin de semana próximo, que es el último- esas grullas que se van juntando, y que en el stand guardan cuidadosamente en una caja transparente, sean colgadas en el espacio. Hay días, cuenta el responsable del stand, que algunas personas (sobre todo adultas y docentes) se acercan para dejar su grulla aunque no haya talleres.

Como dice Maquieira a Télam, Elsa Bornemann "ha sido una precursora en el ámbito de la literatura para niños y niñas de la Argentina y Latinoamérica. Sus libros de poemas, cuentos y novelas han acompañado la vida de varias generaciones, fueron traducidos a muchos idiomas y premiados nacional e internacionalmente. El amor, el humor y el terror han sido su marca distintiva. ¿Qué niño o niña no leyó una y mil veces los poemas de "El libro de los chicos enamorados"? ¿Quién no se fascinó con el cuento "Manos"? ¿O cantó "¡Ay, qué disparate, se mató un tomate!"?".

La editorial también desarrolló un proyecto integral de lectura para todos los años de primaria. La propuesta es así, cuenta la editora: "Luego de abordar la lectura y el análisis de un libro de Elsa Bornemann, cada curso lo reelaborará de una manera creativa diferente. La forma de concretar el trabajo puede ser a través de expresiones artísticas como la narración oral, la danza o la música, o en forma de museo, muestra, cartelera, presentación de diapositivas".

La Biblioteca del Congreso también le rinde homenaje con una muestra que reúne material biográfico y revela una faceta más íntima de la autora, gracias a los préstamos que hicieron sus hermanas Hilda y Margarita. Se exhiben diplomas, textos escritos a mano y fotografías donde Elsa aparece de niña, en la escuela, vestida de azafata (porque también fue azafata pero se cansó de servir a los demás y prefirió la docencia), o de jovencita, con un estilo muy parecido a su imagen inmortalizada de pelo rubio amarillo y con flequillo.

También hay primeras ediciones, así como bocetos originales de ilustraciones de muchos de sus libros, realizadas por grandes artistas como Nine, Pez, O Kif o Bianki. Y se exhiben unas muy lindas e inéditas ilustraciones que realizó la Escuela de Ilustración José Sanabria a partir de la lectura de los cuentos de "Socorro".

En este recorrido, en la sala de lectura, un lugar protagónico lo tiene el libro "Un elefante ocupa mucho espacio", un volumen de relatos que fue prohibido en la dictadura, mediante el decreto 3.155 un 13 de octubre de 1977 acusado de contener una "finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica del accionar subversivo". En el cuento que da nombre al libro, Bornemann narra el conflicto que surge cuando los animales de un circo, liderados por un elefante, se declaran en huelga frente a la explotación que están viviendo.

Además de las distintas ediciones de ese libro, incluso la primera ilustrada por el genial Ayax Barnes, hay otros papeles destacados en torno a ese cuento, como una libretita en forma de acordeón a mano alzada, fechada el 30 de agosto de 1976, en la que Bornemann escribe el discurso de presentación de ese texto en la que agradece y espera no defraudar por ser ella quien lo presenta por lo que va "estar despojada del brillo que muy seguramente le habrían otorgado los conceptos de algunos de mis excelentes amigos escritores".

En otra pared se exhibe una nota que escribió en 2011 contando sobre los vaivenes de ese libro y su reaparición en 1984 "debido al retorno de la democracia" y cuenta que gracias "a la entusiasta recepción que le brindaron los lectorcitos argentinos" el libro fue coeditado luego de su edición a cargo de Ediciones Librerías Fausto, por las editoriales Latina y Círculo de Lectores.

Es más, también se exhibe el certificado de honor que recibió el libro por parte del jurado del prestigioso galardón Hans Christian Andersen. Así, Bornemann se convirtió en la primera escritora argentina en ser considerada por ese premio, más tarde lo ganaría María Teresa Andruetto, en 2012, y diez años después tuvo como finalista a María Cristina Ramos.

La exposición se puede visitar hasta el 4 de agosto de forma libre y gratuita, de lunes a viernes de 8 a 23 y sábados y domingos de 10 a 20 en la Sala Pública de Lectura, Hipólito Yrigoyen 1.750, CABA.

Con información de Télam