Gargarella: "Cuando la gente ve sus necesidades básicas afectadas, mira a la Constitución"

29 de diciembre, 2023 | 15.59

La retórica del Gobierno alrededor de la protesta social, a través de la frase "El que corta no cobra", pareciera destinada a un tipo de manifestación: el piquete. Pero pocos días después de asumir surgieron los primeros cacerolazos nocturnos, mayoritariamente encabezados por la clase media.

En esta entrevista con Télam, Roberto Gargarella analiza los alcances de la protesta en un país en el que considera que "hay una capacidad de activación muy notable que la sociedad manifiesta con dictaduras, sin dictadura y durante las crisis económicas".

-Télam: ¿Hay algo en el ADN nacional que hace que estas regulaciones queden automáticamente desbordadas?

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-R.G.: Para pensar eso hay que reponer un poco cómo cambió la estructura económica argentina en las últimas décadas. Pasamos de una estructura de pleno empleo y de sindicatos muy fuertes, en donde el conflicto se manifestaba con esa activación y la obligación del Estado de mediar entre sindicatos y empleadores, a una situación en donde lo que domina es el empleo precario o el desempleo, y donde, por esas mismas razones, la estructura sindical carece de la fuerza y respetabilidad que pudo tener a mediados del siglo XX. A eso hay que sumarle condimentos adicionales: uno es un hecho bastante excepcional de la vida pública argentina que tiene que ver con que tal vez porque tuvimos uno de los movimientos sindicales más fuertes, cuando empezó a primar otra forma de organización socioeconómica, ya había mucha gimnasia organizativa. Surgió así el movimiento de desempleados con una fuerte capacidad de movilización. En Argentina, y en toda América Latina, hay una capacidad de activación muy notable que la sociedad manifiesta con dictaduras, sin dictadura y durante las crisis económicas. Además, tenemos instituciones que hacen promesas muy fuertes: todas las constituciones latinoamericanas están llenas de compromisos en materia de derechos sociales, económicos y culturales que, cuando la gente siente que sus necesidades básicas están afectadas, mira hacia la Constitución. Nadie marcha con la Constitución en la mano, pero reconocen que ahí descansa un enormísimo respaldo a muchas de las manifestaciones y por eso es importante no trivializar la discusión sobre la protesta.

Con información de Télam

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