A 30 años de la muerte de Atahualpa Yupanqui, el reconocido folklorista cobra vida en el documental Atahualpa Yupanqui, un trashumante, que cuenta con reveladores materiales que aportó uno de sus hijos, Roberto “Coya” Chavero. Cuándo se estrena la película con material nunca antes visto del artista y compositor que se convirtió en un nombre fundamental en el género.
El documental dirigido por Federico Randazzo Abad se estrena el próximo 3 de octubre en el Cine Gaumont (Avenida Rivadavia 1635, CABA) y aborda la historia del folklorista desde una perspectiva íntima. "Atahualpa Yupanqui se consagró como piedra fundamental de la identidad latinoamericana a fuerza de viajes. Travesías etnográficas a caballo, exilio político en los países soviéticos y consagración en la Europa capitalista. Investigaciones en Japón y experiencia africana. Archivos, músicas y registros personales de una trashumancia destinada a descifrar el diálogo entre las personas y su territorio. Un film total a la altura de su figura, a más de 30 años de su muerte", indica la sinopsis del filme.
Atahualpa Yupanqui, un trashumante cuenta con los testimonios de Atahualpa Yupanqui, Antonietta “Nenette” Pepin Fitzpatrick, Isabel Aretz, Sergio Pujol, Roberto “Coya” Chavero, Schubert Flores Vasella, Fabiola Orquera, Jacqueline Rossi, Patrick Clonrozier, Jean-Marc Gardeux, Jiro Hamadala y la participación de Taro Takano. El documental se gestó ante la inquietud de digitalizar archivos en variados soportes que acumulaba Roberto “Coya” Chavero, el único hijo del matrimonio con Nenette. Él preside la Fundación Atahualpa Yupanqui que sostiene el Museo Agua Escondida en lo que fue la casa de la familia en Cerro Colorado. Allí pudimos acceder a los archivos personales de Atahualpa, que fueron generando las condiciones y los insumos para realizar la película. La película se exhibirá en el reconocido cine porteño Gaumont con funciones diarias a las 16:00, 17:50 y 22:00 horas.
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“Cuando tenía 8 años, Atahualpa me sentó en su falda y me retó por estar jugando mientras él hablaba. Estábamos en el patio de la casa de mis abuelos, en una de las derivas de la relación de mi padre con Yupanqui. Treinta años después, el fruto de esa relación me puso frente a un centenar de cassetes, cintas abiertas, beta, u-matic, M9000, fílmicos, cartas, postales que fueron de Atahualpa y en muchos casos sobrevivían a décadas de ostracismo. Esos archivos nos permitieron asomarnos al universo de una de las piedras sagradas del panteón de la cultura argentina. El deseo, entonces, fue poner a circular la voz y las canciones de Atahualpa confiando en esa misteriosa forma ancestral de compartir la cultura, que a veces se parecía a un reto. En estos territorios de Sudamérica, definir nuestra identidad sigue siendo un conflicto latente. Me gusta pensar que Atahualpa atesora la respuesta a muchas de esas preguntas que nos desvelan. Y me gusta imaginar que la película sirve como gesto artístico, político o al menos simbólico, para descubrir o visitar una obra de inagotable sabiduría", indicó el cineasta Federico Randazzo Abad en un comunicado de prensa sobre su película.